Capítulo 64

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Mustafa

Estaba con Bali bey viendo algunas cosas sobre el imperio cuando alguien entra a mis apocentos, miro furioso a la persona que se atrevió a entrar asi, pero mi enojo se calma un poco cuando veo esos ojos tan parecidos a los de Hurrem.

- Kiral, no deberías entrar así a mis apocentos aunque seas un príncipe, yo soy el sultán no lo olvides - lo regañe, pero él era igual de terco que su madre.

- Mi madre se fue al palacio de la sultana hatice - dijo serio, pero parecía asustado, el siempre trataba de mantener sus emociones ocultas, lo hacía con todos, menos con Hurrem.

- ¿Que? - le pregunté incrédulo.

- Mi madre fue al palacio de la sultana hatice por qué ella se llevó a mi hermana - me levanté de mi silla furioso y me acerque a él.

- ¿Como que se llevó a tu hermana?

- Estabamos en el jardín y ella se acercó a ver a Meryem, la estuve vigilando, pero me descuide un rato y se la llevó, la busque, pero no la encontré, le dije a mi madre y la buscamos juntos, pero una criada vino y le dijo que valla al palacio de la sultana hatice que ahí estaría mi hermana - me explicó.

Hatice y shahrazad me las iban a pagar.

- ¿Tus hermanos? - le pregunté mientras salía de la habitación, Bali bey y Kiral iban detrás mío.

- Están con Nurbanu y Emine.

- ¿La sultana Mihrimah? - Bali bey se adelantó en preguntar eso.

- Se quedó con mi madre.

- Hermano - Mihrimah gritó y fue hacia ella - mi madre fue el palacio de la Sultana hatice, dijo que iría para traer a Meryem.

- ¿La dejaste ir? - le pregunté molesto.

- No quise que valla mustafa - me gritó - obviamente que no dejaría que mi madre valla a ese palacio sola, pero ella no me escucho y se fue ¿Que se supone que haga? ¿Acompañarla? ¿Olvidas que estoy embarazada? - volvió a gritar y trate de tranquilizarme, respire profundamente.

Ella tenía razón, ella estaba embarazada y no podía estresarse, ni arriesgarse a que le pase algo.

- Vamos al palacio de la sultana hatice - le ordené a Bali bey, él se acercó a Mihrimah, se despidió y me siguió.

Caminaba furioso por los pasillos del castillo de hatice ¿Como sé atrevía a hacer eso? Esconderse no le servía de nada, entre a sus apocentos con Bali bey destras mío.

-Su majestad - shahrazad y hatice me saludaron de forma natural.

Me acerque a hatice y la cogí del rostro bruscamente, ella se quejó por el dolor, shahrazad iba a decir algo, pero la mire con advertencia y no dijo nada.

- ¿Dónde está Hurrem? - le pregunté molesto, aprete mi agarre.

- No se de qué me habla - balbuceo con dificultad

- Dime dónde está - le grite mientras hacía mi agarre más fuerte, ella se quejó del dolor.

- Mustafa, la estás lastimando - shahrazad hablo.

La solté, pero me dirigí a shahrazad.

- ¿Dónde está Hurrem? - les pregunté a ambas molesto.

- No sabemos de qué hablas - dijo shahrazad

- Díganme dónde está Hurrem - les grité mientras tiraba las cosas, ellas soltaron un pequeño grito de sorpresa por verme tan molesto, las señalé - se los advertí, les dije que si le hacían algo a Hurrem, la ejecución sería leve a comparación con lo que les haría - ellas me miraron serías.

- De todas maneras nos matarías mustafa - aseguró hatice - ahora tienes la escusa perfecta para matarnos ¿No es así? - me acerque a ellas de forma intimidante - puedes matarnos - dijo desinteresadamente - pero eso no te devolverá a hurrem - se burló - no sabes dónde está y nunca lo sabrás, nos matarás, pero nos llevaremos a hurrem con nosotras, se acabó mustafa, ya no hay más Hurrem en esta vida.

No pude controlar mi enojo y las golpee, ellas gritaron adoloridas, Bali bey me sujeto.

- Sultán por favor cálmese, ellas son las únicas que saben la ubicación de la sultana - trató de calmarme, respire agitada mente.

- Búscala - le grite liberandome de su agarre - busca a hurrem, tráemela sana y salva - le ordené, pero en mi voz había cierta súplica, el asintio - llevatelas y encierralas, que las torturen hasta que hablen - ellas me miraron horrorizadas, pero no dijieron nada supongo que ellas ya esperaban esto.

Salí de esa habitación y me dirigí al palacio, necesitaba encontrar a hurrem.
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- Sultán, no necesita ir, traeré a la sultana sana y salva - dijo Bali bey, pero lo ignore.

- Iré con ustedes a buscar a hurrem - aseguré, el asintio y comenzamos con la búsqueda.

(...)

Teníamos una pista de dónde estaría Hurrem.

- Sultán, por favor tenga cuidado - Bali bey hablo de nuevo, pero no lo escuché ahora mismo solo me importaba encontrar a hurrem y tenerla en mis brazos de nuevo, la necesitaba, la necesitaba tanto, no veía una vida sin ella y aún nos falta mucho por vivir, la quería conmigo y la tendría, lo hice en el pasado, lo haré ahora.

Entramos a un lugar en donde habían un montón de pasadizos, comenzamos a buscar por todo el lugar.

- Su majestad - Bali bey grito desde el fondo - la encontramos.

Mi corazón de aceleró y corrí hacia la voz de Bali bey, quería verla, la había encontrado, por fin Hurrem estaría de nuevo conmigo, a salvó al fin podíamos continuar con nuestras vidas completamente tranquilos, shahrazad y hatice ya no serías una molestia nunca más, entre a la habitación, pero lo que ví me destrozó.

Hurrem estaba ahí, pero estaba tirada corrí hacia ella y la pegue a mi cuerpo lo más que pude, tome su rostro entra mis manos.

- Hurrem, por favor mírame - le suplique - Hurrem - volví a llamarla, lero ella no respondió, ni abrió los ojos, sentí una picazón en mis ojos - llamen a un doctor - grité, ni si quiera sabía dónde estaba ahora mismo, solo importaba Hurrem - Hurrem mi amor por favor mírame - le suplique de nuevo, pero ahora las lágrimas caían de mis ojos - mírame con esos ojos verdes tan hermosos - enterré mi cara en su cuello y solté un sollozo.

No quería aceptar esto, me negaba a que Hurrem no esté conmigo, no, Hurrem no podía dejarme, ella lo prometió, ella prometió que no se iría de mi lado, que estaría conmigo y con nuestro hijos siempre, dijo que estaría a mi lado todas las mañanas, que me daría los buenos días con una hermosa sonrisa y un beso, que tomaría el desayuno junto conmigo, entre risas y bromas y que dariamos paseos juntos por el jardín mientras nos agarrabamos de las manos

- Lo prometiste - dije aún contra su cuello, aún salían lágrimas de mis ojos - prometiste que estarías conmigo por favor mi amor - le suplique de nuevo - no me dejes solo - pero ella nunca respondió y nunca abrió esos hermosos ojos que tanto amaba, esos ojos que fueron mi obsesión.

Ella ya no me sonreiria más, ya no reiria conmigo, ya no me diría esas bromas que me hacían reír durante horas, ya no vería sus pucheros, no escucharía sus reclamos por engreir demasiado a nuestras hijas, no, yo nunca quise esto, nunca lo quise, siempre quise a hurrem comigo, siempre, me negaba a aceptar esto, me negaba a aceptar que ya no estaría conmigo, no lo haría, no lo aceptaria, nunca.

Algo prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora