Capítulo 63

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Hurrem

- Por aquí sultana - me indico la criada cuando llegamos al palacio, caminamos por un largo rato - entre aquí sultana, la sultana hatice estará dentro con la pequeña sultana - abrió la puerta y entre.

Hatice estaba ahí con Meryem estaba hablandole, pero ella parecía asustada, levantó su mirada y cuando me vio corrió de inmediato a mi, me agache y abrí mis brazos, ella comenzó a llorar, la arrulle en mis brazos esperando que se calme.

- Estás bien mi pequeña sultana, ya no llores - le pedí, ella hipeaba por su llanto.

- Bienvenida a mi palacio Hurrem, es un honor tenerte aquí - dijo hatice con burla y la mire molesta.

- ¿Que le hiciste?

- Nada, al parecer es la más pegada a ti por qué no ha dejado de llorar desde que me la traje - suspiró con tristeza - solo quería pasar un rato con ella.

Alguien entro en los apocentos y voltee a verla.

- Ya llegaste - shahrazad entro - esa niña es muy llorona, no se parece en nada a ti, pensé que encontraríamos a una pequeña fiera o algo así - ella también suspiró, pero con cansancio - supongo que es por qué tú sangre no corre por sus venas - tape los oídos de Meryem - oh cierto, ella aún no lo sabe - sonrió.

Baje a Meryem de mis brazos y me puse a su altura.

- Hija ve afuera y espera a tu padre, él vendrá, yo conversaré con las Sultanas - dije mientras acariciaba sus cabellos negros, ella trataba de controlar su llanto - ya no llores, estoy aquí, mamá está aquí nada te pasará - seque sus lágrimas - recuerda lo que te dije - ella me miró atenta - no debes llorar, debes ser fuerte, las lágrimas no servirán de nada - ella asintio y se limpio las lágrimas - ahora ve y espérame.

Ella salió de la habitación, ahora Meryem estaba a salvó, pero yo no.

- Aún me cuesta creer que la aceptaste como tu hija - se burló shahrazad - después de todo, ella es producto de un engaño que hizo mustafa

- No se de qué habla sultana - me hice la desentendida - Meryem es mi hija - aseguré sería.

- Hurrem, sabes que esa pequeña sultana no es tu hija, me pregunto que pasará cuando ella se entere - me tense al escuchar sus palabras.

- Es cierto, yo también quisiera saber - shahrazad se burló, pero de pronto de pusieron serías.

- Hurrem - hatice me llamo - te dije que te haría pagar todas las humillaciones que me hiciste pasar y mi hermana también - miró a shahrazad - nos humillaste cada vez que pudiste, te metiste con mi sobrino a pesar de que estuviste con mi hermano, a ti solo te interesa el poder y con mustafa lo podrías tener - aseguró - pero se acabó - suspiro - tu juego se acabó Hurrem.

Iba a responder cuando sentí como alguien se acercaba detrás mío, quise voltear, pero antes de que pudiera hacerlo algo tapo mi boca, trate de liberarme, pero me sentí que mi cuerpo comenzó a perder fuerzas.

- Se acabó Hurrem, perdiste y está vez no podrás recuperarte, nos aseguraremos de eso - shahrazad me miró divertida mientras hatice me decía eso.

- No nos mires así, sabemos que esto nos causará la muerte, mustafa nos advirtió que si te pasa algo nosotros seríamos las únicas culpables, pero te irás junto con nosotras, mustafa sufrirá por qué te perderá, él enloquecerá, nosotras lo sabemos y esa será nuestra venganza contra él, también nos humilló, se lo merece  - ella se rió, dijo algo más, pero yo ya había perdido el conocimiento por completo, lo último que escuche fueron sus risas.

Desperté por que alguien me tiró un balde de agua helada, abrí mis ojos con dificultad y sentí que volvía a los inicios, en donde yo no era más que una esclava sin poder, sin reconocimiento y sin familia, mis manos estaban atadas igual que mis piernas, mi boca estaba tapada, no podía hablar.

- Al fin desperto - un hombre que no conocía entro en la habitación junto con otros hombres - la poderosa sultana Hurrem - me nombró - eres muy hermosa como dicen los rumores, a pesar de tu edad, ahora entendemos como envolviste al sultán mustafa - se burló.

- O es muy hermosa o es muy buena en la cama - se burló otro - una mujer con experiencia es muy atractiva - dijo como si fuera un sabio, todos se rieron.

- Nos divertiriamos contigo, pero tenemos órdenes de matarte, no puedes volver a respirar, esas fueron las órdenes - aseguró serio.

- Yo quiero burlarme un poco de ella - se quejó otro.

- Ya cállate, tenemos que acabar con esto rápido o nos pueden encontrar, no olvides que es la sultana Hurrem y la estarán buscando.

El hombre se acercó a mí con una espada y me apunto, trate de hablar, pero solo salían balbuceos.

- ¿Quieres hablar? - dijo uno y se acercó a mí - veamos que tienes que decirnos - me quito lo que tenía en la boca.

- No hagan esto, los matarán si me hacen daño, puedo darles oro, todo lo que quieran solo déjenme ir y les aseguro que no tomaré represarias - les ofrecí esperando convencerlo.

- Eso suena interesante - se hizo el pensativo - pero no podemos aceptar eso sultana, el sultán mustafa nos matará a penas nos encuentre - suspiró con tristeza.

- Yo no dejaré que les haga nada, pero por favor tengo hijos, no puedo dejarlos solos - ellos se rieron.

- Oh vamos, ellos son príncipes y sultana, sus vidas están resueltas.

- Por favor - pedí de nuevo.

- Fue un buen intento, pero no fue suficiente sultana, espero tengo un bonito encuentro con alá.

Balanceo la espada hacia mi, cada segundo paso en cámara lenta, a pesar de aver rogado por no dejar a mis hijos solos, mi único pensamiento en este momento era mustafa, no quería dejarlo solo, le quería aunque no todo fue perfecto, yo quería a mustafa, demasiado, más de lo que llegue a querer a su padre y no me avergüenzo de sentir amor hacia él por qué en el fondo siempre fue así, desde el principio fue así, siempre lo quise y lo desee pesar de que ahora mismo sabía que moriría en lo único que pensaba era en como estará mustafa cuando se entere que ya no estoy con él, seguro estará muy triste, sonrei con tristeza ante esa idea, aquel hombre que acepto sobre todas las cosas, que me dendio y me puso sobre todo el imperio un millón de veces, ese hombre es al que siempre amare con todo mi corazón, sentí la espada en mi cuello y todo acabo ahí, al menos no me arrepentía de nada en esta vida.

Algo prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora