Capítulo 27

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Mustafa

Estaba con nuestro invitado y me caía bien la verdad, parecía un buen gobernador.

- Y enton....

- Su majestad - interrumpió Mihrimah y él la miro atentamente, sabía por qué, ella había venido aquí a interrumpir una conversación de gobernantes como si esto fuera nada.

- Kaan ella es Mihrimah, es mi única hermana, la sultana del sol y la luna y la mujer más hermosa - él pareció interesado en ella.

- No pongo en dudas si belleza, sin embargo me encantaría conocer a la mujer que creo a esta hermosa mujer - me tense en mi sitio y Mihrimah intento ocultar una sonrisa.

¿Quien se creía él para hablar de mi mujer? Él no lo sabía, pero de todos modos eso no le da el derecho que hablar de ella.

- Lamentablemente no podrás conocer a esa mujer, pero te aseguro que es muy hermosa - le dije con orgullo.

- Es una lástima, escuché que tenías hijos, de hecho me dijeron que resien habían nacido

- Si así es, mi mujer me dió 3 hermosos bebés, 2 Principes y una hermosa sultana - le dije orgulloso.

- Eso es bueno - ví a Mihrimah acomodarse a mi lado.

- Bueno, te tengo preparado un regalo de bienvenida, elegimos a algunas concubinas para que hagan un pequeño baile, si alguna de ellas te gusta puedes llevarla como presente - le comenté y el pareció de acuerdo con la idea, de hecho parecía emocionado.

Todas las mujeres entraron, comenzaron a tocar y ellas comenzaron a mover su cuerpo al ritmo de la música, pero en un momento la música comenzó a cambiar y la puerta se abrió mostrando a una hermosa figura que yo conocía perfectamente, era Hurrem ¿Que hacía ella aquí?

- Mi madre dice que espera que disfrutes el show querido hermano - dijo con burla Mihrimah.

¿Era una venganza? Claro, estamos hablando de Hurrem, que podía esperar, claro que se iba a vengar, pero no iba a permitir que le bailará a otro hombre que no fuera yo, estaba por pararme y sacra a hurrem de aquí cuando Mihrimah agarro mi brazo.

- Será mejor que te comportes mustafa o no volverás a ver a mi madre lo que te quede de vida - me amenazo.

- No voy a dejar que le baile a otro hombre Mihrimah es mi mujer - le gruñi.

- Eso no lo pensaste ayer - alzó un poco su tono de voz.

- Esa mujer que acaba de aparecer es muy hermosa, la quiero a ella.

Tenía ganas de golpearlo ¿Como sé atrevía a decir eso? Iba a pararme de nuevo, pero Mihrimah me detuvo.

- Hermano, no puedes golpearlo, es un aliado recuerda - me dijo, pero me importaba muy poco que sea un maldito aliado, lo mataría.

- Suéltame Mihrimah - le advertí, pero no obedeció iba a salir de su agarre cuando Hurrem se acerca más a nosotros y comienza hacerle leves coqueteos a Kaan.

** Esta estupidez fue suficiente** pensé y me safe del agarre con fuerza, agarre a hurrem de la mano y la arrastré hasta la salida con dirección a mis apocentos, esto no era nada divertido, le demostraría que conmigo no funcionan esas venganzas.

- Mi sultán, aún no terminaba mi baile - se burló.

- Olvida el maldito baile Hurrem, esto no se quedara así - le dije mientras la empujaba a mis apocentos y cerré las puertas - ¿Que crees que hacías? - le pregunté tratando de mantener la calma.

- Bailar, te gusta las mujeres que bailan ¿No? - dijo con burla.

- No Hurrem, olvídalo, eres mi muj..

- No soy nada tuyo, solo soy la mujer con la que te acuestas y la que te dió hijos, eso es todo mustafa, no soy tu mujer, no estamos casados y no somos nada - dijo de forma fría igual que su expresión, eso me dolía.

- Nos vamos a casar - le aseguré.

- Antes hubiera dicho que si, ahora no quiero esto mustafa, solo quiero que me dejes en paz - pidió aún sería.

- Sabes que eso no pasará mi querida sultana - le dije burlón.

- Entonces iré con el gobernador, él me eligió yo lo sé y tú le prometiste que si alguien le gustaba se la podía llevar - me dijo y yo me acerqué a ella furiosa.

- No irás a ningún lado, mucho menos al lado de otro hombre - le advertí.

- Osea que tú si puedes hacerlo pero yo no, que cla...

- Silencio Hurrem - le pedí, pero no paro y siguió hablando.

Agarré su cara con ambas manos y le di un beso, al principio se nego, pero termino cediendo, le quite desesperadamente las prendas y ella quito las mías de igual manera.

Cuando la tuve en la cama estando encima de ella, di una estocada fuerte y entre en ella.

Estaba tan apretada y húmeda, a pesar que haber lado a luz a tres bebés, ella seguia sintiéndose tan bien, era el maldito paraíso estar dentro de ella.

- Escucha Hurrem, eres mía, siempre lo serás, no dejaré que nadie más que toque o te tenga, mataré a todo aquel que si quiera te vea con ojos de lujuria por qué eres mía - le dije mientras me movía con agresividad dentro de ella, ella daba pequeños quejidos de dolor, pero también daba gemidos de placer - ¿Entiendes? Vamos dime qué eres mía o si no me detendré - eso era una mentira, estaba disfrutando esto tanto como ella y no quería parar - Dilo o dejaré de moverme - le advertí por última vez.

- Soy tuya - gritó cuando tuvo su orgasmo, lo que provocó que yo tuviera el mío por la fuerza con la que su entrada apretó mi miembro.

- Exacto, eres mía Hurrem - le dije - la madre de mis hijos, mi mujer y muy pronto mi esposa, no lo olvides nunca - le dije al oído suavemente.

No pare en toda la noche, sentía la necesidad de dejarle en claro a hurrem que ella no era de nadie más, solo mía, su cuerpo me pertenecía, su corazón también, toda ella me pertenecía y me encargue de demostrarlo durante toda la noche.

Hurrem había despertado al animal celoso y posesivo que tenía dentro, ahora tendría que aprender a lidiar con él.

Algo prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora