Capítulo 40

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Especial corto
                       
Selim

- Esto es tu culpa - me gritó bayaceto molesto.

- Claro que no lo es, ¿Que tengo que ver con qué esa mujer se halla enojado contigo? - le pregunté

- Fuiste tú él que menciono a otra mujer delante de ella - me acusó

- ¿Como se supone que supiera que ella te gustaba? - le pregunté cómo si fuera lo más obvio.

- Eres un idiota - me gritó.

- No puedes insultarme bayaceto - le dije serio

- Cierra la boca y lárgate - me gruñó

Me acerque a él molesto y estaba apunto de darle un golpe cuando una voz que conocía me detuvo.

- Su alteza detangase - me pidió mientras cogía mi brazo con toda su fuerza, era esa mujer de cabellos negros, Mihrimah dijo que se llamaba nurbanu, mi madre le había dado ese nombre - son hermanos, no deben pelear, si la sultana Hurrem se entera los castigará de manera severa, hay un invitado en el palacio así que les pido de la manera más amable que se sepan comportar y no causen problemas a la sultana Hurrem - nos dijo sería.

Era increíble  como ahora mismo nos estaba regañando, pero no nos había faltado el respeto, había sido educada para regañarnos, por estas razones es que ella me parecía muy interesante.

- Ella tiene razón - dijo bayaceto y le preste atención - no fue tu culpa, olvídalo, no deberíamos causarle problemas a madre, nuestro hermano nos ha permito permanecer aquí junto con ella así que no lo hagamos arrepentirse de esa decisión - no dije nada, solo asenti de acuerdo con él - voy a ir a hablar con defne - me dijo y salió.

- Bueno como ya está todo arreglado me retiro, con permiso su alteza - antes de que se valla la cogí del brazo, fue un impulso de mi cuerpo, ella volteo a verme confundida - ¿Desea algo? - me preguntó, pero no respondí - su alteza tengo que ir a cuidar a los príncipes y a las Sultanas - me informó mientras intentaba liberarse de mi agarre.

- ¿Como te llamas? - le pregunté, sabía su nombre, pero no quería que ella lo supiera.

- Nurbanu, ese es el nombre que me dió la sultana Hurrem - me dijo con una pequeña sonrisa, su sonrisa era hermosa.

- ¿Eres una de las criadas de mi madre? - le pregunté y ella asintió - ¿Podrías ayudarme con algo? - le pregunté mientras pensaba en que podría ayudarme, en realidad no tenía nada en que pudiera ayudarme, pero quería pasar un poco más de tiempo con ella.

- Claro, ¿En qué puedo ayudarle? - preguntó y comencé a pensar en algo rápidamente.

- Es que mi hermano y yo peleamos por qué hice que la chica que le guste se enoje con él y quiero disculparme con la chica por hacerla sentir mal, pero no sé cómo, tu eres mujer ¿Sabe como podría disculparme? - eso era una metira, no tenía intenciones de disculparme con ella, no había hecho nada malo, mi comentario no fue intencional, pero fue la única escusa que se me ocurrió.

- Solo tiene que decirle la verdad y que no lo hizo a propósito - me dijo y me sorprendió que ella supiera eso.

- ¿Como lo supiste? - le pregunté dudoso.

- Escuché que los hijos de la sultana Hurrem eran muy únidos, así que supongo que usted no haría algo para dañar a su hermano - me explicó y yo asenti despacio.

- Gracias ¿Podríamos almorzar juntos? - le pregunté y ella me miró confundida - es para agradecerte por el consejo - otra mentira, pero ella no lo sabía.

- No hay necesidad su alteza - me dijo suavemente.

- Insisto, luego de eso te dejare en paz lo prometo - le dije, ella aceptó aún dudosa.

Cuando nos trajeron el almuerzo ella parecía incómoda, así que traté de sacar un tema de conversación.

- ¿Mi madre te agrada? - fue lo primero que se me vino a la mente, ella me miró confundida, pero respondió a mi pregunta.

- Por supuesto, la sultana Hurrem es una persona muy amable cuándo eres su aliada - me sonrió, así que ella sabía cómo era mi madre en realidad.

- ¿No la juzgas por qué este con mustafa? - ella me miró confundida de nuevo - él es mi hermano hijo del anterios sultán y mi madre está con él - ella suspiró.

- En realidad cuando me lo dijieron lo considere algo repugnante, me deje llevar por los comentarios que hacían de la sultana Hurrem, cuando la conocí era una persona totalmente distintas a lo que decían, al menos conmigo lo era, ella no intentaba engañarme, se mostró tal y como era, buena con sus aliados, pero cruel con sus enemigos - me respondió y me impresionó su sinceridad.

- Eres muy sincera - admití.

- No sirve de nada mentirle - alzo los hombros.

- Si, tienes razón - le respondí.

El resto del almuerzo habían sido pequeñas platicas muy cómodas, durante ese poco tiempo que estuvimos juntos me di cuenta de que ella era una chica muy interesante, me agradaba y al parecer a mi madre también, quería volver a verla, se lo dije y ella dijo que hablaría con mi madre sobre esto y le preguntaría qué opinaba, me agrado que tuviera en cuenta la opinión de mi madre, estaba seguro que ella diría que si.

Algo prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora