Narra: Escritora.
La rubia sentía que ya había pasado demasiado tiempo y ella aún no sabía nada de su hermana. Esa situación ya la estaba agobiando por completo, su salud no estaba bien.
Pensar tanto en que su hermana, quizás pudiera estar muerta. La estaba poniendo muy mal. Era demasiado fuerte esa situación para una mujer con solo siete meses de embarazo.
Tanto la salud como la de su bebé. Se encontraba en riesgo, la preocupación la estaba matando.
-¿La encontraste?-le pregunta la embarazada a su esposa. En su condición, no podía hacer mucho en realidad. Solo esperar a que alguien le dijiera algo de su hermana.
-Lo lamento. Aún no-su corazón se aceleró a una gran velocidad.
Todo empezó a darle vueltas, y sin ni siquiera imaginarlo. Cae al piso, su corazón no paraba de latir con velocidad, todo su cuerpo se encontraba en el piso. Su esposo al ver que está iba a caer, sujeta su cabeza para que está no se golpiara.
Con una gran desesperación, el joven empieza a gritar sin parar, para que alguien viniera ayudarlo con su esposa.
Los trabajadores llamaron la ambulancia, pero era tanto la preocupación. El miedo de perderla, la tomo con rapidez en sus brazos y corre asia el auto. La acuesta en el asiento del copiloto y con rapidez se sienta el se a
sienta en el asiento del piloto.Emprendió el auto y en menos de cinco minutos, ya se encontraba en la clínica más cercana. El fue el que se encargó en sacarla del auto y correr con ella en sus brazos adentro de la clínica, los enfermeros al ver el estado de la chica y que además. Se encontraba en cinta por su notoria barriga de embarazo.
Corrieron asia el, posaron a la rubia en la camilla y con rapidez. La empezaron atender.
Esto había sido demasiado para la chica. Ella lo único que deseaba era encontrar con vida a su hermana, que alguien le pudiera decir algo de ella. Esa preocupación la estaba matando, y eso ya era un hecho.
Ya que ahora se encontraba en el quirófano, y nadie sabía que era lo que iba a pasar. Si iba a estar bien o no.
Sam estaba apunto de tener un colapso mental. La vida de su esposa y de su hija se encontraba en riesgo, y lo que resultó ser una búsqueda. Terminó en un código rojo.
Narra: Camil.
-Okay. Necesito decírtelo-yo río un poco igual que el-necesito que lo sepas. Y es que hay personas talentosa, pero tu eres otra cosa-no pude evitar no soltar una risita-la manera en como haces la música, es increíble. Y no te lo digo en broma, realmente te abmiro. Cantas increíble.
-Muchas gracias-le digo con una enorme sonrisa. En ese momento entra mi padre a mi habitación.
-Trata de tranquilizarte un poco. Ahora mismo viajo para allá-yo me levanto dejando mi guitarra aún lado y me acerco con pasos cortos a el.
-¿Ocurrió algo?.
-Debo regresar a Nueva York-mi padre se pone su chaqueta y se acerca a mi. Para así dejar un casto beso en mi frente-tu hermana se puso mal.
-¿Que?. ¿Yisel?. ¿Pero que ocurrió?. Voy con tigo-solo quería irme y regresar a Nueva York. No lo podía evitar, se trataba de mi hermana.
-Tu no irás a ninguna parte-mi padre me toma por los hombros y me obliga a tomar asiento en mi cama-debes quedarte aquí.
-Pero Yi...-no pude terminar.
-Yo iré. Cualquier cosa que sucede, se lo comunicaré a Cory-el chico solo asiente.
-Solo deseo saber cómo está-confieso con los ojos llorosos.
-Ella es fuerte. Estará muy bien-se alza mi rostro y besa otra vez mi frente-todo estará bien-una parte de mi. Quería creer en las palabras de mi padre, pero la verdad es que Yisel se encontraba embarazada. Y eso quizás podría ser un problema.
Narra: Yisel.
-Princesa-mi padre se acerca a mi y besa mi frente-¿Pero que fue lo que ocurrió?. ¿Como fue algo como esto sucedió?-le reclama a Sam. Mi esposo estaba apunto de responderle, pero yo no sé lo permiti.
-No fue su culpa-el regresa su mirada a mi-Sam no tiene culpa de que esto me sucediera. Si bien estoy mal ahora, es por que no se nada de Camil. Tenerla lejos, no saber si está bien o no, me está matando padre-las lágrimas amenazaban en salir.
-No pienses más en eso.
-¿Como quieres que no lo piense?. Es. mi hermana. Y la amo más que nada-la desesperación amenazaba en salir.
-Ella está bien.
-Eso nadie lo sabe.
-Yo si lo se-Sam y yo nos miramos confundidos-como también se adónde está.
-¿Qué?.
................
-Camil-yo me acerco a ella y le doy un fuerte abrazo-¿Acaso sabes lo mucho que te extrañe?-pase tanto tiempo soñando con este momento. Que ahora que sucede, no me lo creo.
-Pero que grande está-ella observa con tanta emoción mi pansa-¿Ya te dieron el sexo?-me pregunta curiosa.
-Si-yo tomo asiento en su cama-es una niña-le confieso con tanta alegría.
-Sam debe estar contento.
-Si. Está muy feliz de hecho, cuando se lo dije a Oliver su alegría fue demasiada-la sonrisa de mi hermana se desvanece por completo. Y en su alegre mirada, ahora solo hay tristeza.
-¿Cómo está el?.
-Vivo si es eso lo que te preguntas. Lo que hiciste estuvo muy mal-era mi única hermana. Y ciertamente, lo que menos que deseaba era que se alejara otra vez de mi. Pero Camil ya no era una niña, y debía saber que uno no puede desaparecer así como si nada. Que nos hice daño a todos los que las amamos, que no saber su estado nos causo mucho dolor a todos. Sobre todo, a Oliver.
-Mi intención nunca fue hacerle daño a nadie. Es más, si hice todo esto. Es por que quería verlos feliz-me confiesa-no quería verlos sufrir cuando me fuera.
-Cariño-con los ojos llorosos y acercándome a ella, tomo su precioso rostro en mis manos-no por que te vallas. Significa que no sentiremos dolor, Camil. Mi princesa ya no tan pequeña, la circunstancias de la vida. Probablemente no sean buenas para algunas personas, pero lo que uno siente. Lo que uno siente no se va a ir, por que estés o no estés con nosotros. Llorar por ti, es algo que aunque no estés con nosotros, a nuestros lado. De igual manera, ese vacío. Ese dolor, continuara hay. Y eso es algo que ni tú, ni nadie más. Puede evitarlo.
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Mi Ángel [Terminada].
RandomCamil es una hermosa joven de veintidós años. Su padre es un poderoso senador, Camil encuentra el amor en los brazos de Oliver Vega, un joven periodista de veintisiete años.