Narra: Camil.
5 semanas después.
Cuerpo fruncido, brazos fuertes adornados de unos perfectos y tan tonificado músculos . Labios delgados, pero con la suficiente fuerza para lograr dominar ah los míos, manos grandes y masculinas. Recorriendo cada centímetro de mi anatomía. Sus largas, tonificado y pálidas pierdas. Entrelazada con las mías, un hombre completamente perfecto. Capaz de darme su vida si eso fuese posible, inteligente y tan apuesto. Oliver Vega superó mi estándares de un hombre perfecto, el simplementa elevó mis peticiones. ¿Como se supone que se puede encontrar tanta perfecto en un hombre?. El es brutalmente sexi he atendido.
Con sus besos, ha explorado todo mi cuerpo. Me ha hecho viajar al cielo más de uno vez, su aroma masculino. Era mi debilidad, al igual que su negro y tan grueso cabello. Más que una debilidad, era como una obsesión para mi, el es mi delirio eterno. Y cuando de mi último suspiro, estoy más que segura. De que los recuerdos ah su lado, me lo llevaré con migo. Le pertenezco y el me pertenece totalmente.
Su cuerpo era irremediablemente sexi. No creí que podría verse mejor, pero valla que me equivoque. Los chicos organizaron una serie de ejercicios, lo cuales practican los tres justos. Estos argos ejercicios, le ha dado un aspecto ah Oliver mucho más atractivo. Verlo feliz por los resultados de su duro esfuerzo, me llena de emoción.
—Asi. Podrías enamoras ah cualquier mujer que sete antoje—menciono sonriente. Antes dolía más la idea, que Oliver estuviera con otra mujer. Pero seamos sinceros, yo moriré. Y sería completamente egoísta que desee que el amor de mi vida, se quede solo. Y se estanque en nuestros recuerdos. Este se pone su ramera negra, para así acercarse ah mi y besar repetitivas veces mis labios.
—Sabes que la idea de estar con otra mujer. Que no sea con tigo, es imposible ángel—no deseaba que se quedará solo. Lo único que quería era que el fuera feliz.
—Y tu sabes que yo no estaré mucho tiempo más con tigo—le mencionó sujetandome de su cuello con mis brazos. Este solo rueda sus ojos con fastidio—Oliver Vega. Sabes perfectamente que no me gusta que hagas esos ojos—le recuerdo.
—Perdon—acaricia un poco mi cabello—pero sabes muy bien que no me gusta hablar sobre eso.
—Pero tú debes entender, que es algo necesario. Amor, esto no es una simple conversación sin sentido, esto es algo serio. Y tu sabes, que yo sé. Y que todos sabemos, que jamás podré olvidarte. Y que la idea de estar con otro mujer o amarla de la forma en la cual te amo ah ti, me párese imposible—realmente lo amo. Pero no quería que Oliver se quedará solo en resto de su vida, era algo que simplemente. No podía aprobar, es un hombre perfecto. Tan guapo y sexi, merece ser feliz y formar una familia. Tener hijos y tener la vida que siempre ah merecido, en este punto. Lo único que me importaba era su felicidad. Y asegurarme de que esté bien cuando parta.
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Una suave bocada de aire acariciando cada espacio de mi rostro. No se encontraba con migo, pero el sabor de sus labios se encontraban impregnados en los míos, tanta belleza en una cálida y tan tierna mirada. Eso maravillosos ojos color café, que me hicieron perder la cabeza desde el primer instante que lo vi. Nunca imaginé que el me podría llegar ah mar de esta manera.
Aún punto impresionante, en el cual estaría dispuesto ah dar su vida entera. Con tal de verme feliz, tantos diagnósticos erróneos. Quizás los exámenes no fallaron y me quedaba muy poco tiempo, pero si de algo estaba segura. Es que mi tiempo se había extendido gracias ah el, ah esa paz y felicidad que cada día me da más.
Me siento tan plena y llena. Y por fin, pude soltar todas esas cargas que tenía en mis hombros. Ya la muerte no es algo que me asusta, ahora puedo decir que cuando llegue el momento. Que tuve una vida más perfecta de lo que jamás pensé que podría llegar ah tener.
Y en estos momentos. La única persona que volvería estos días inolvidables, era Lola. Dios, cuanto la extraño. Desde su preciosa sonrisa hasta su estupendo sentido del humor. Desde su muerte no había sabido nada de sus padres. Lo único que había escuchado, era que su madre había caído en una gran depresión ah raíz de su muerte.
Y eso si me asusta. Le tengo pavor, ah qué mis seres amados se estanques. Se que Sam no permitirá que Yisel que quede hay. Y hablar con ella de eso, no fue precisamente lo más fácil que eh hecho. Pero está bien, eh pasado tantas cosas. Tanto dolor eh sufrimiento, que pedirle ah mi hermana que sea fuerte y no oblige ah mi sobrina ah ser como yo. Solo por el hecho de llevar mi nombre, fue algo liberador.
La tristeza al saber que muy pronto no estaré con ella, fue algo que me destruyó. Pero necesitaba hacerlo, ahora el que me preocupaba además de Oliver. Era mi padre, el lo había dado todo por mi sin nisiquiera dudarlo dos veces. Siempre me demostró que estaba ahí para mi sin importar que, y ahora yo me marcharía para siempre.
Y el ya no me tendría ah su lado, todos mis deseos fueron cumplidos por un magnífico padre que cancelaba las reuniones importantes. Solo para comprarme lo que yo deseaba, el mismo. Y es que toda la vida me dijo que mi sonrisa era su motor, y no se qué pasaría si ese motor se apagará para siempre.
—Mis princesa—el se acerca ah nosotras y nos abraza con amor.
—¿Como estás?. Sam me dijo que te estabas excediendo en el trabajo—le reclama mi hermana enojada porqué el se ah negado descansar correctamente.
—¿Quien te crees que eres para no descansar?. ¿Es que no vez que nos morimos si te ocurre algo?—lo regaño con amor. Sus ojos se volvieron llorosos, y sin esperarlo. Siempre como me toma de los hombres y me abraza con fuerza, sentía lo que él estaba sintiendo. Y me sentí libre, ya que por primera vez en mi vida. Mi padre se estaba preparando para mi muerte.
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Mi Ángel [Terminada].
CasualeCamil es una hermosa joven de veintidós años. Su padre es un poderoso senador, Camil encuentra el amor en los brazos de Oliver Vega, un joven periodista de veintisiete años.