Capítulo setenta: Siempre estaré con tigo

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Narra: Camil.

Sentir el cálido ritmo de mis latidos, escuchar las serenas y tan tranquilo olas. El viento en mi cara, recordándome que aún continuo con vida. Que mi corazón aún continua latiendo, y mis pulmones formulando oxígeno. Que mi cuerpo aún no lledera un inmundo olor, un olor tan desagradable. Incapaz de soportar por tanto tiempo.

Asiendome entender que aún tengo oportunidad de poder vivir aunque sea un poco más. Es tan extraño, y ah la vez tan irreal. Sentirme tan viva, cuando mi cuerpo tarde o temprano, colapsara. Mi vida se terminará y mis sueños se volverán polvo, mi cuerpo será enterrado y ya no podré soñar con un diferente final. Quizás este fue mi magnífico destino, poseer un final. Completamente brutal.

—Princesa—sea triste o no mi historia. Este es el ahora, y en mi presente. Aún me encuentro con vida, una vida que muy pronto dejaré y por esa manera. Debo disfrutarla en este momento. Mi padre me abraza con tanto amor y protección, y es que nunca podré agradecerle todo lo que hizo por mi. Y es que mi padre realmente me hizo feliz, me consentía en prácticamente todo y siempre hizo lo mejor para mí bienestar. Al igual que mi hermana, lo único que pedía era. Que cuando ya no estará, ellos pudieran estar bien. Ser felices y completamente libres de todas estas cadenas de enfermedad y muerte que me rodean.

—Padre—lo abrazo con el mismo amor que el siempre me brindo sin importar que.

—Me alegra tanto verte por aquí—yo lo extrañaba. Y es que mi niña interna necesitaba con crisis se su padre, un día de juegos y risas. Al igual que solíamos hacer cuando era más chica.

—Y yo extrañaba mucho pasar tiempo con tigo—el detiene su paso, para así posarse en frente de mi y tomar mi débiles manos. En las suyas.

—Eso podía solucionarse, si solo volvieras ah vivir con migo. Podríamos vernos juntos —comprendia completamente su actitud. Su hijo mayor se había casado y tenía ahora su propia familia, mientras que yo. Pues, mi vida se está apagando poco ah poco.

—Padre—le regaló una pequeña y dulce sonrisa—ya habíamos hablado sobre eso—le recuerdo. Su sonrisa se elimino, y ahora luce un poco molesto por lo que le he dicho. Pero es que yo ya no era una niña, el debía asimilar de que ya era toda una mujer. Una mujer la cual habeces recae emocional y mentalmente. Pero lo que amaba inmensamente.

—Lo se. Pero trata de comprenderme un poco tesoro, toda la vida me he encargado yo mismo de tu salud. O de contratar ah los mejores especialistas, para asegurarme de que estuvieras en las mejores manos posibles al momento que tenía que viajar por razones de trabajo. Y ahora casi no te veo, no sé de tus cosas. De tus nuevos sueños, vives con un sujeto. El cual no logro confiar del todo—era un poco celoso, nunca podré olvidar la vez en la cual Yisel le presento ah Sam formalmente como su novio. Realmente creí que papá no se lo aceptaría, pero después de un par de meses. Prácticamente un año de prueba. Por fin Sam consiguió el cariño de mi padre y su bendición para poder tener una relación seria con mi hermana.

—Se lo mucho que te preocupas por mí bienestar. Pero quiero que entiendas, que Oliver hace un magnífico trabajo—el rueda sus ojos con desaprobación—se que ustedes dos no de llevan muy bien. Pero debes aceptar que no ha sido Oliver el culpable de ello, ah sido tu el que múltiples veces les ha cerrado la puerta. ¿Como se supone que te demostrará que realmente me ama y desea hacer lo mejor para mí?. Si tu rechazas la idea de otorgarle una oportunidad—solo querían que los dos amores de mi vida. Se lleven de maravilla, y deseo ver eso. Antes de partir de esta vida, y es que no deseo que Oliver quede en el olvido cuando yo fallezca. No, deseo que tenga una familia unida y tan amorosa como la que yo crecí, y lo apoyen ah superarme.

—Se que parece que no lo intento para nada. Pero te equivocas princesa, realmente trato de poderme llevar bien con el. Por ti, porque te amo y eres mi pequeña. Pero es tan díficil llevárse bien con la persona que alejo ah tu hija de ti—yo me acerco ah el y tomo su rostro en mis manos. Conocía sus sentimientos, y lo díficil que era que mi padre lo demostrará, y eso solo me preocupaba mal. Una persona que no puede expresar sus sentimientos ampliamente, suelen ser más propensos ah sufrir o hacer más locuras al momento de perder un miembro importante en su familia. Que otros.

—Oliver no me separo de ti, no existe persona en la tierra que pueda separarme de ti. ¿Acaso tienes una idea de lo que te amo?. ¿De lo que significas para mi y te admiro?. Se que está situación es muy complicada de manejar, yo siento su dolor y me lástima aún más el corazón. Esto no se trata de una desición, de que lo prefiera ah el o ah ti. Ah los dos los amo, y solo intento hacer mi vida lo más normal posible. Aunque eso implique que el hombre que amo. Me vea muriendo poco ah poco—mi padre me braza con fuerza. Mientras que llora sin parar.

—No quiero. No quiero perder ha alguien más, se suponía que tú me deberías enterrar ah mi. Yo no ah ti. No quiero que me dejes pequeña, solo quiero que te quieras quedar con papá—esto me destrozaba el alma. Pero me sentía más tranquila, ver que se estaba desahogando.

—Esa es la cosa. Que yo nunca me iré, no del todo. Siempre estaré con tigo.

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—Hola—el toma mi rostro. Y inclinándose un poco asia mi rostro, besa mis labios con dulzura. Para así alejarse y regalarme una hermosa sonrisa ladina.

—¿Que tal tu día?.

—Excelente—se desvite poco ah poco sin quitar un solo segundo. Su mirada de la mia—podre entrevistar ah dos políticos muy importantes—me confiesa con felicidad, se desase de su camisa. Para así dejar ah mi vista, de su tan marcado abdomen, yo me acerco ah el y tocó su muy bien tonificado abdomen—Angel—sabia mis intenciones, pero eso no me importo. Me abalanzó ah sus brazos y besos sus labios con fergor, los dos caimos ah la cama ahogados en nuestro propio beso. El me necesitaba, y lo sabía ya que. Yo lo necesitaba también—ya. Lo lamentó pero no puedo—el solo se aleja de mi y se sienta un poco aturdido en la cama.

—¿Que ocurre?. ¿Acaso no me deseas?.

—No se trata de eso. Por supuesto que te deseo, te deseo más de lo que he deseado ah una mujer en toda mi vida.

—¿Entonces?. Si me deseas tanto como dices. ¿Entonces porque no quieres estar con migo?. ¿Porqué me rechazas?.

—Creeme que lo único que deseo. Es hacerte mía, hasta que tus labios me supliquen que me detenga. Pero estas débil.

—Detuve el tratamiento—el me observa con nerviosismo. Y un poco de miedo la verdad.

—¿Que hiciste que?.

—Mi cuerpo ya está cansado de tantas radiaciones. No pretendo abandonar el tratamiento por completo, pero si me gustaría descansar aunque sea dos o tres meses. Por supuesto, si es que mi cuerpo logra alcanzar ese tiempo—sabia que las radiaciones me ayudarían ah vivir un poco más. Pero realmente, necesitaba descansar un tiempo. Yo me siento en la cama y tomo su tan precioso y perfecto rostro en mis manos—se lo que piensas. Pero creo que esto será lo mejor para mí, para no enloquecer otra vez y volverme ah ir por un tiempo. En el cual, quizás no pueda volver jamás.

—Comprendo. Si tu decisión es detener el tratamiento por un tiempo, entonces yo lo aceptaré—yo beso nuevamente sus labios con dulzura. Los dos caemos nuevamente ah la cama, este mordisquea mis labios, mientras que desabrocha mis jeans.

Mi Ángel [Terminada].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora