Capítulo cuarenta y uno: Lágrimas caidas

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Narra: Camil.

Me siento al borde del infierno pero al misma vez al borde del cielo. ¿Cómo hay personas que son capaces de decir que la perfección no existe?. Yo diría que esas personas jamas tuvieron el privilegio de conocerlo a el. Ah Oliver Vega, a ese hombre que puede ser oscuro pero tierno a la misma vez. Ese que paraliza tu corazón con solo una sonrisa, que te lleva a las nubes con sus cálidos y apasionados besos. Ese que te hace viajar a una nueva dimensión con sus extraordinarias caricias, ese que te hace perder la cabeza con solo ver su sonrisa. Si ante no estaba loca, ahora me condenó a estar demente. Estoy desquiciada por el, por estar nuevamente en sus brazos y tocar sus labios con los míos. Es tan mágico que por un segundo te lleva a la puerta del cielo y a la misma vez a las puertas del mío infierno, desde que abrí mis ojos no he podido parar de mirarlo.

De acariciarlo. Luce tan tranquilo y a la misma vez tan relajado, es tan tierno pero a la misma vez sexi. Con cuidado me levanto de mi lugar, no deseaba despertarlo. Anoche tuvimos una noche de lo más alocada, y hasta se podía decir que fue la mejor noche de mi vida. Aún puedo sentir sus besos marcados en mi piel, sus caricias enriqueciendo mis sentidos asiendome que perdiera el control por completo, con una gran sonrisa salgo con sumo cuidado de nuestra habitación, decidí hacerle el desayuno, y lo único que rogava era que él no se despertará. Por lo menos no hasta que yo allá terminado de hacerle su comida favorita.

Narra: Oliver.

Ruedo un poco en la comoda cama, voy tocando el lugar donde se suponía que debiera estar acostada Camil. El sueño se desaparece al percatarme de que la rubia con increíble cuerpo ya no se encontraba a mi lado, me siento de golpe en la cama ahora vacía y examinó la habitación. Lo que sucedió anoche quedará marcado en mi memoria el resto de mi vida, jamás podré olvidar como su cuerpo encajaba a la perfección con el mío, como mis besos recorría todo su cuerpo. Como sus caricias desgararon mi alma, ya era más que un hecho. Camil Tomponsom me tenía en sus pies, me avia convertido en un completo demente al arriesgarme ver su preciosa sonrisa de ángel. Por que eso es ella para mi.

Un precioso ángel que bajo del cielo para hacerme feliz, para llenar mi vida de color y llenarme de una profunda alegría. Yo me levanto de la cama y salgo de la habitación, me llene de alegría al verla cocinar con una de mis camisas, que por cierto. Le queda algo grande, yo me acerco por atrás a ells y la abrazo con fuerza. Dejo un casto beso en su cuello, mientras que la rubia solo se limitó a darle vida a mi cuerpo com tan solo darme esa preciosa sonrisa.

---Te estaba preparando el desayuno---me confíesa. Ella solo se da la vuelta y rodea mi cuello con sus brazos---pero arruinaste la sorpresa---me dice con un toque de ternura y a la misma vez de dulcura.

---¿Te ayudo?---mis manos recoren nuevamente su espalda. Ella solo juega con la cabeza.

--- Yo lo hago. Tu ve a la cama---ella solo se da la vuelta y me da un corto beso en los labios---es una orden.

--- Lo que usted diga señorita Thompson---sonriente jiro sobre mis talones y entro nuevamente a nuestra habitación, tomo asiento en la cama. Sin saber que hacer comencé a revisar unas de las cajas que aun quedaban sin abrir, me topé con varias fotografías.

Algunas mías y otras de Camil. Las cajas no estaban nombradas, así que seme asia muy difícil saber que era lo mío y que era lo de ella. Aunque ciertamente disfrute más ver sus fotos cuando era niña, valla que era una niña de lo más preciosa y tierna. Mis ojos se concentraron en una caja que se encontraba en una esquina, así que la tomo en mis brazos y la coloco en la cama. Sumergo mis manos en la caja para saber que era lo que contenía, al sacar mis mano me topó con unos documentos. Creí que era una de mis antiguas entrevistas, pero no fue así. Era de Camil, era toda su historia médica, no deseaba verme como un chismoso, así que guardo todas las cosas de una vez. Pero las guarde tan rápido que la caja se calló a el piso.

---Mierda---pronuncio nervioso.

---¿Sucede algo?--- me grita Camil desde la cocina.

--- No. No es nada cariño---trato de guardar los papeles lo más rápido posible, pero mi mirada se topó con un examen que solo provocó que mi corazón latiera a gran velocidad. Petrificado me levanto con cuidado del piso, y en ese preciso instante entra una muy sonriente Camil.

---Rucos guafles---mis ojos se vuelven llorosos. Y al verla a los ojos su sonrisa se elimina deimediato.

---¿Cuando me lo pensabas decir?--- me encontraba más que furioso, decepcionado. Ella avia sido capaz de ocultarme algo tan importante como esto. Ella solo deja la charola aún lado, con las manos temblorosas se acerca a mi.

--- Yo te lo puedo explicar.

---¿Que es lo que me vas a explicar?. ¿Que tenías leucemia otra vez y no me lo avias dicho?. Camil, esto es grabe---mi corazón comenzó a latir con gran rapidez. Sentía tantas emociones encontradas en solo sentí por un segundo que iva a estallar---¿Cuando pensabas decírmelo?---sus lágrimas comienzan a caer una tras otra.

---Oliver yo...---ni siquiera permiti que continuará hablando.

---¿DIME?. ¿HASTA CUÁNDO ME IVAS AH TENER COMO UN IDIOTA?---grito con furia. Mis manos se volvían cada vez más temblorosas, me sentía terrible por dentro. No sabía por que me avia ocultado algo tan importante como esto.

---Es que yoo...---una vez más la interrumpo.

---¿Es que tu que?. ¿Disfrutabas jugar con migo?. ¿Luego que sucedería?. ¿Ahhh?. ¿Te irías así como si nada hubiese pasado?.

---Es que eso no es así---ella me tomo de los brazos. Me sentía tan enojado, triste y herdo.

--- Lo lamento. Pero ahora no estoy para escuchar tus absurdas excusas de por que no me dijiste antes la verdad---yo le alejo de mi. Tomo con rapidez mi ropa y me visto lo más rápido posible.

---Oliver---ella intenta tocarme. Pero yo la detengo.

---¡NO!---Camil quedo petrificada, con los ojos llorosos. Su mirada me partia el alma, pero ciertamente. Sus acciones me herian mucho más---no---digo más tranquilo. Salgo lo más rápido posible de la habitación, no deseaba verla un minuto más. No, por lo menos no por ahora.

---¡OLIVER!--escucho su grito de tras de mi---¡¡OLIVER!!!---limpio con rapidez mis lágrimas y salgo lo más rápido posible de la casa.

Mi Ángel [Terminada].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora