Narra: Yisel.
2 días después.
Creí que todo sería menos complicado. Que una simple llamada a mi padre, podría conseguir de inmediato a Camil. Pero la realidad fue tan distinta, ya que mi padre no a hecho nada para encontrarla.
O por lo menos. No ha hecho lo suficiente para saber adónde está mi hermana, todo esto me está matando cada día que pasa.
Ha este punto ya no se qué pensar, no deseo pensar que Camil. Que mi hermana menor, el primer amor de mi vida. Avía partido de este mundo, no aún. No así, no ella sola sin tener a su alrededor personas que la aman sinceramente.
Quiero gritar. Deseo golpiar mis puños contra la pared hasta sentir que todo este dolor había sido expulsado dentro de mi. Me sentía tan inútil, tan estúpida. Sam a hecho lo imposible por allarla pero nadie a sabido nada de ella. Se que esto no me hace nada bien, y más por mi embarazo. Pero esto es tan complicado, tan díficil y frustrante al mismo tiempo.
Mi bebé se encuentra sufriendo, e intentado mantener la calma pero la rabia es tan grande. Que habeses creo que es completamente difícil poder contenerla.
Al verlo corro asia su lado. Los tomo por los hombros con mis manos, y con desesperación le pregunto por ella.
–Dime que la has encontrado. Dime que ya sabes adónde está y que está bien–los nervios y todos mis sentimientos se estaban apoderando de mi. Estoy consiente de lo fuerte que debo ser, no por mi. Si no por el bebé que está creciendo día a día dentro de mi. Y por Sam–Sam. Dime algo por favor, no ves que me estoy muriendo.
–Hey hey hey–el toma mi rostro en sus manos y me obliga a verlo a los ojos–estoy tan preocupado por Camil como tú. Deseo encontrarla, anelo poder abrazarla y asegurarme que está bien. Como me gustaría darte una gran sonrisa y decirte que si. Que ya la encontré y está muy bien, pero la verdad no es así. He dado mi mayor esfuerzo para encontrarla, pero no lo consigo. Cuanto lo lamento amor mío.
–No me digas eso–yo me alejo de el y empiezo a caminar de un lado a otro. Esto me estaba consumiendo más y más cada segundo que pasaba, las lágrimas empezaron a salir. Una tras otra sin parar, mis manos se avían vuelto aún más temblorosas y sentía que el corazón seme saldría por la boca.
–Yisel–Sam me toma con firmeza por los hombros y me obliga una vez más a mirarlo a los ojos–se que esto no es fácil. Pero debes tratar de contenerte un poco, la vida de nuestro bebé depende de ti y de que trates de conservar la calma.
–¿¡¡¡Y COMO SE SUPONE QUE LA CONTENGA!!!?–le pregunto a gritos y separándolo de mi–¿Es que acaso no vez que esto me está matando?–no lo pude resistir más y solo cai de rodillas a el piso. Eran demasiadas emociones encontradas, pero la que simplemente sobre salía era la furia y la impotencia. Además de la enorme tristeza que sentía por dentro, la quería con migo. Deseaba solo verla a los ojos y darle un fuerte abrazo. Sam se arrodia delante de mí y toma mi rostro en sus manos–siento que me ahogo–las lágrimas no querían detenerse. Necesitaba sacar, aunque sea un poco. De todo lo que me estaba consumiendo por dentro. Estos dos días han sido los peores de mi vida, y solo me ha hecho pensar en el día que ella ya no pueda volver más. En el día que su vida se acabe, ese día una parte de mi se apagara por el resto de mi vida. Ella es mi vida, mi hermanita menor, ni siquiera se que podria hacer sin ella–ya no puedo más. Esto es demasiado para mi–le confieso entre lágrimas.
–Me destroza el alma verte tan triste. ¿Tu crees que yo no estoy sufriendo?. Yo tambien deseo tanto encontrar a Camil como tú. Pero se que para eso se necesita un poquito más de tiempo y de mucha investigación, Yicel. Amor mio, eres el amor de mi vida. Y si ahora mismo aún tengo fuerzas. Es gracias a ti.
Narra: Escritora.
Era irónico lo veloz que podia pasar el tiempo. Y era como si la vida misma la hubiesen modificado para que los momentos felices pasarán más rápido, y los triste durarán más tiempo.
La vida podría llegar ser cruel. Las desiciones podían afectar grandemente a las personas que se encuentran a tu alrededor. Yisel por lo menos le quedaba su esposo Sam.
Por otro lado se encontraba Oliver Vega. Con el corazón inrremediablemente destrozado y sin ganas de vivir, sin saber cómo continuar. Era increíble como una persona podría meterse tanto en tu vida.
Se encontraba tan metida, que incluso pareciera que esa persona había estado con toda toda tu vida. El amor no se trata de cuanto tiempo tienes con una persona.
Esto era algo más de sentimientos. Y de lo vulnerables que te volverías al no tener a el amor de tu vida a tu lado.
De que ella solo se habia ido y nadie sabía por qué. Camil se había marchado y nadie sabía una razón razonable de por qué lo hizo.
Lo único que sabian es que ella se había ido. Y nadie sabía si algún día volvería, o si quiera. La volverían a ver, aunque sea. Por una última ves.
Narra: Broily.
Oliver siempre había sido la clase de hombre que no ponía en pause su vida por una mujer. Sabía manejar muy bien sus sentimientos y eso todos lo sabíamos.
Pasaron dos días más. Dos días en los cuales no habíamos sabido nada de Camil, si se encontraba bien o si aún continuaba con vida.
A este punto, ya no sabíamos cómo buscar. Si a una joven mujer de veinticuatro años o aun cadáver de una mujer de veinticuatro años.
Era dificil, eso ya lo sé muy bien. Y más por qué todos ya le habíamos tomado un gran afecto. La queríamos, Camil Thompson se volvió parte de nuestra familia.
Y ahora ya no estaba. Y nadie sabía si aún ella continuaba respirando.
–Ya basta–yo lo tomo por la camisa y lo empujó contra la pared. Oliver es como un hermano para mi, verlo de esta manera me estaba matando. Lo necesitaba sobrio, y no lo habia estado por casi tres días–ya basta–en sus ojos lo único que podrías encontrar era dolor. Sufrimiento y tanta importancia–se que esto no es fácil para ti. Pero debes entender que estando borracho no la encontraras. Se que ahora mismo por tu mente pasan tantas cosas, pero debes intentar mantenerte sobrio. Eres mi amigo, y te adoro. Pero si no estarás bien para encontrarla, entonces lo mejor será que la olvides. Ya sabes, continuar tu vida sin ella.
–No–el me empuja. Alejándome asia de el–no podría sin ella–crei que no me podría sentir peor. Pero su rostro me demostró que si, que aún podría sentirme peor por todo lo que estaba ocurriendo–no podría sin ella–repite una ves más.
–¿Broily?–yo me doy la vuelta encontrandome con Elías. Me hizo una seña con su cabeza que lo acompañara, así que solo asenti para así bajar las escaleras y hablar con el.
–¿Encontraste algo?–a sido Elías el que no ha descansado ningún minuto buscando a Camil. Buscando señales de adónde había ido, lo que sea. Lo que fuera para encontrarla.
–No. Nada–nunca creí que podría sentir tanta decepción en mi vida. Quería a Camil como una hermana, obviamente deseaba encontrarla y asegurarme de que continuara con vida. De que aún estuviera bien, con vida–te va parecer una locura. Pero es como si Camil se hubiese esfumado de la tierra–estas palabras solo dañaban aún más mi pobre corazón.
–No podemos seguir así. Debemos encontrarla–escuche un golpe. Y lo otro que mire fue que Zuri está rodando por las escaleras. Sentía como mi corazón se detenía por completo, mi respiración se paralizó. Y sentía como mi mundo seme iba destrozando poco a poco. Tomo su frágil cuerpo con delicadeza, había sangre saliendo por su cabeza. Zuri era el amor de mi vida, mi esposa. Y la futura madre de mis hijos. Pero ahora nada era seguro, y solo quedaba tener aunque sea un poquito. De fe.
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Mi Ángel [Terminada].
AléatoireCamil es una hermosa joven de veintidós años. Su padre es un poderoso senador, Camil encuentra el amor en los brazos de Oliver Vega, un joven periodista de veintisiete años.