Homecoming

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Era una fría mañana en la Burgess High School, una típica escuela estadounidense en el estado de Pensilvania. Elsa de Arendelle bajó del autobús como todas las mañanas y entró por la puerta principal donde se conglomeraba el resto de los alumnos de primero, segundo, tercer y cuarto grado que luchaban por no llegar tarde a clases y lidiaban con la preocupación más importante para ellos en ese momento... el baile de bienvenida. Elsa al ser una Junior realmente no se interesaba mucho por eso, su mente estaba enfocada en lo verdaderamente importante, su futuro; como sucedía en muchas de las escuelas, la vida en la High School lo era todo para algunos, pareciera ser que la mayoría de sus compañeros no comprendían que una vez fuera de ahí el mundo era muy diferente y a nadie le importaría si fuiste la porrista del grupo de animadoras de la escuela o el Coreback del equipo de futbol americano.

Naturalmente ella era de las que no sobresalían socialmente y estaba bien con eso, pronto ella saldría de aquí y todos los años de aislamiento social quedarían en el pasado.

Después de la primera hora de clases ella se acercó a su casillero para sacar las cosas que necesitaría para su próxima clase cuando se percató de un objeto caer al suelo provocando un ruido sordo. Desde arriba ella vio el papel cuidadosamente doblado en varias partes, supuso que para que este pudiera ser deslizado con facilidad dentro de las rendijas. Mientras se agachaba al recogerlo ella se esperó cualquier cosa menos lo siguiente.

Para Elsa de Arendelle

En el momento que escribo esto me encuentro sentado cerca de ti en la biblioteca, viendo que estas tan absorta en el ensayo que debes de realizar a tal grado que no notas la forma en la que me tienes babeando por lo hermosa que te vez. La luz del sol se filtra por las ventanas haciendo resplandecer tu cabello rubio platinado y sigo preguntándome como es que soy el único que se da cuenta de lo increíble que eres. Definitivamente todos en esta escuela son ciegos...

Creo que llevas gustándome desde hace bastante tiempo y dudo que sepas quien soy, no soy el tipo de persona que te interesaría, es por esa razón por la que cada que intento acercarme para finalmente poder hablarte no lo hago, porque sé lo que pensarás.

Llevo días juntando valor para atreverme a pedirte que vinieras al baile conmigo, pero simplemente mi pequeño cerebro no encuentra la manera de hacer que eso suceda. Por ello decidí que tal vez sería más fácil si escribiera mis sentimientos, los cuales obviamente no estas obligada a corresponder, por supuesto.

Veras, Elsa, no hay una sola razón por la que me gustes; podría escribir una lista de al menos cien razones. Se lo que estarás pensando, ¿cómo puedes sentir tales cosas por alguien con quien nunca has hablado?, y tienes razón en hacerlo, pero tal vez nunca hemos hablado, pero si hemos crecido juntos. Estuve ahí cuando en el kindergarden te caíste de la resbaladilla y tu rodilla se raspó, pero a pesar de eso tu no lloraste, siempre he admirado tu valentía. También en aquella feria de ciencias de séptimo grado, mientras todos los demás se conformaron con volcanes de papel maché y modelos de sistema solar, tu escogiste la audaz propuesta de estudiar el agua del lago de Burguess y como los desechos de la fabrica cerca comenzaban a afectar el pH del sitio causando daños en el ecosistema, tu proyecto fue tan bueno que hicieron que la fabrica tomara medidas para hacer que eso dejara de suceder; cuando tu foto salió en el periódico no dudé en recortar la noticia y guardarla porque sabía que algún día esa niña haría cosas aun más grandes. El primer año aquí, vi cuando esas chicas de segundo año arruinaron te hicieron pasar un mal momento haciéndote tropezar a propósito en la cafetería y arruinando tu ropa, cuando corrí a intentar consolarte tu solo entraste al baño de chicas y yo ya no pude hacer nada más, pero escucharte llorar de tristeza era algo que no quería que volvieras a pasar; esas chicas solo te tenían envidia porque eras todo lo que ellas jamás podrían ser y se los dije después de eso.

Jelsa one-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora