Day 20: Dancing

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Hola a todos, han sido días dificiles (emocionalmente hablando), poco a poco he juntado fuerzas y estoy terminando lo que había prometido, porque no me gusta romper promesas.

Pero antes quiero agradecerles a todos ustedes por sus lindos mensajes de apoyo, aprecio mucho que gente que no me conoce en persona se preocupe tanto por mi, de verdad lo hago. Me hace sentir que soy util de algo. Los quiero mucho.

Estaré subiendo lo que me falta del reto y volveré a mi periodo de inactividad, de hecho, dejaré de actualizar este libro por un tiempo para enfocarme en mi proyecto más olvidado xd What is Growing Up; por lo que si llego a actualizar, seria en aquella historia, necesito terminarla.

Por cierto, esta es una continuacion a My Jolly Sailor Bold.

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El Capitán Jack Frost brincaba de un lado al otro alrededor de Elsa, esta vez estando sobrio.

Saqueamos, robamos, sin nada importar

Todos brindando yo-ho

Yo-ho, yo-ho pirata siempre ser...– Jack se dejó caer sobre el regazo de Elsa, quien reía a carcajadas.

–Esa es la canción que Hipo cantábamos todo el tiempo estando ebrios– explicó.

Elsa negó con la cabeza –Capitán, usted está completamente loco– le dijo jugando con el cabello de su frente.

Luego de que Jack saltará del barco de traficantes que habían prometido llevarlo a la Isla Tortuga por no querer dejar a su amada sirena, ambos se encontraban esa noche disfrutando tranquilamente de la compañía del otro.

–Dejaste ir el barco, probablemente no vuelva en un buen tiempo– le recordó Elsa.

Jack se encogió de hombros –Ni modo– sonrió –Como dijiste una vez, estoy viviendo en una isla desierta con una bellísima mujer-sirena... estoy viviendo el sueño–

–Pero El Guardian también lo es– dijo Elsa con seriedad.

Jack se levantó para sentarse quedando frente a ella –Si, todavía quiero recuperar mi barco... ¡y lo haré!, pero no es mi prioridad– tomó su mano para besarla –Estar contigo lo es... Ha pasado tanto tiempo desde la última vez que me sentí así y esta vez las cosas son diferentes, es correspondido... ¿verdad?– preguntó esto último con temor.

Elsa se rio –Por supuesto que sí, mi marino audaz jovial– tomó la mano de él para colocarla en su mejilla sintiendo la calidez de esta.

Hubo un silencio de paz hasta que a Elsa se le ocurrió algo para preguntar.

–¿Puedo preguntarte algo?– alzó la mirada.

–Lo que gustes– sonrió él.

–¿Quién era ese amor no correspondido?– al escuchar la pregunta la sonrisa de Jack se borró.

Se ahogó con sus palabras al principio cuando quiso responder –E-era él, Hipo–

Los ojos de Elsa se abrieron al comprender que Jack había estado enamorado de quien fue su mejor amigo y que ahora estaba muerto.

–¿podrías contarme más?– pidió ella con cautela.

Jack soltó un largo y pesado suspiro –Nos conocimos en Isla Tortuga, en cuanto lo vi... supe que era más que un loco pirata con una pata de palo, él me dio un nuevo hogar... una nueva familia. Una noche estando ebrio intenté besarlo, pero él creyó que solo estaba jugando y me dijo "No seas idiota Jacky, si la tripulación nos ve pensarán mal, se amotinarán y nos violaran", eso dijo mientras me apartaba riéndose– él se encogió de hombros –Y luego traje a Merida a la tripulación... Lo de ellos sí que fue amor a primera vista. Tuve el corazón roto mucho tiempo e Hipo sabía que algo andaba mal, él siempre lo veía, pero no sabía la razón y solo intentaba animarme trayéndome un montón de chicas; pero ni la mejor compañía, ni una buena bebida o comida puede curar a un corazón que anhela–

Elsa escuchó con atención cada palabra.

–Decidí enfocarme en mi amor al mar y en el lado bueno, ellos eran mi familia... Y poco a poco solo lo dejé ir–

Elsa sabía que en su tono de voz había dolor –Esta bien si todavía duele–

–Me duele haberlos perdido– dijo con voz ronca y ojos lagrimosos.

Elsa lo abrazó contra su pecho cubierto solo por el abrigo de Jack dejándolo desahogarse por un rato hasta que recobró la compostura propia de un pirata y se limpió las gotitas saladas que resbalaban por sus mejillas.

–Pero estaré bien, lo sé– le dijo.

Elsa asintió –Podemos hacer una nueva familia... juntos– propuso.

Jack se rio –¿Está bien si por ahora solo somo dos?–

Ella negó con la cabeza –No me refería a eso– rodó los ojos –Vamos, hay que levantarte el ánimo... ¿Qué sueles hacer para divertirte?–

–Me encanta bailar– dijo en automático con una gran sonrisa cambiando su rostro a uno de felicidad.

Ella lo miró apenada –N-no se hacerlo... ¿podrías enseñarme?–

Jack asintió con euforia –Absolutamente si– se puso de pie de inmediato e hizo una reverencia hacia ella para extenderle la mano –¿Me permite esta pieza, madame?–

Elsa se rio –Será un honor, Capitán– la tomó sintiendo como la hacían ponerse de pie con un cuidadoso tirón.

–Lo primero y lo esencial, es estar cerca– dijo él tomándola de la cintura para atraerlo a él haciéndola sonrojarse –Ahora es solo mover los pies– Intentó mostrarle a Elsa la serie de pasos, pero ella solo los intentaba replicar con torpeza y terminaba tropezando con sus propios pies. Después de minutos de practica ella lo detuvo.

–Los pies no son mi fuerte, lo siento– le dijo sintiéndose mal por haberlo pisado de nuevo.

–Está bien, podemos seguir practicando, tenemos toda la noche– la tranquilizó Jack.

–No– ella se negó –Mejor dejémoslo por hoy, no quiero hacerte más daño– se abrazó a si misma sintiéndose derrotada.

Jack la miró –Okay, no necesitamos bailar....– la tranquilizó –Se de otra cosa que me gusta hacer para divertirme– le dijo con una sonrisa pícara acercándose a ella para besarla.

A la mañana siguiente Jack flotaba tranquilamente sobre su pequeño bote de madera esperando a Elsa, cuando ella apareció por un costado dejando un par de pescados en el bote –Buscaré otro– le dijo con una sonrisa volviéndose a sumergir.

Jack admiró la belleza de Elsa, su magnífica cola de diversos tonos azules claros resplandecían con la luz del sol y se reflejaba su figura a la perfección gracias a las aguas cristalinas. La miró nadar de un lado a otro moviéndose con la gracia de una bailarina haciendo giros y piruetas, acelerando y desacelerando la velocidad hasta atrapar otro pez.

Cuando la vio volver a subir a la superficie con el pescado en sus manos tuvo una gran idea.

–¿Qué haces?– preguntó Elsa dejando el pescado sobre el bote y viendo como Jack se comenzaba a despojar de su ropa hasta quedar solo en pantalones.

–Quiero bailar contigo– le sonrió antes de lanzarse con un elegante clavado al agua.

Elsa, confundida, lo siguió bajo el agua; nadó hacia él al ver que le extendía la mano de forma gentil y ella aceptó con felicidad. Tan pronto estuvieron pegados el uno al otro ella tomó su rostro para besarlo y así pasarle oxígeno.

Él tomó su cintura guiándola por las aguas cristalinas nadando y girando, casi casi como si de verdad estuvieran bailando.

Jelsa one-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora