Esta es la primera vez que escribo sobre jelsa y pedos... y posiblemente no sea la ultima.
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–¿Listo para dormir?– le preguntó Elsa a su novio al salir del baño luego de cepillarse los dientes.
Jack levantó la vista de la pantalla de su celular donde scrolleaba por Tiktok viendo videos divertidos por mero ocio.
–No quiero– lloriqueó –Pero mañana es lunes– dejó que su cabella cayera hacia atrás en el respaldo de la cama lamentando ser un adulto independiente.
Elsa cerró los ojos y asintió –Así es– terminó de atar su trenza y entró en la cama lista para acomodarse en su posición favorita para dormir, con los brazos de su amado rodeando su cuerpo por detrás de su espalda, de cucharita.
Jack suprimió un pequeño gemido al sentir el trasero de Elsa contra su pelvis, a pesar de estar viviendo juntos desde hace cuatro años, todas las noches, al acostarse en esa posición su amiguito no podía hartarse de sentir el contorno bien definido de cada curvatura del cuerpo de su amada a través de la delgada tela de su pijama de seda. Era algo involuntario.
Elsa abrió un ojo y sonrió con malicia –¿Tu quieres...?– preguntó al sentir la notoria erección de su novio.
–No– dijo sin mentir –En realidad, si quiero dormir. Ya pasará– se dijo más para él que para ella cerrando los ojos y tratando de dormir. Pero estaba incomodo, ahora que su amigo estaba despierto, él no podía dormir hasta deshacerse de la reacción corporal y la única manera era dejando de estimularla.
Era algo que llevaba pensando desde hace meses, pedirle a Elsa cambiar de posición al dormir porque, lo que en un principio era divertido y sexi, estaba comenzando a causarle problemas al dormir. No era cómodo dormirse y despertar con una erección. Pero es que, francamente, la situación era ridícula, tanto que le apenaba hablar sobre ello.
Por eso, esa noche tomó una decisión, en cuanto sintió que Elsa estaba profundamente dormida, con movimientos dignos de un ninja, comenzó a apartar sus brazos de los de ella y a comenzar a separarse lentamente hasta dar la vuelta al lado contrario dejando salir un suspiro de alivio. Lo que él no sabia es que en cuanto él había cerrado los ojos, los de Elsa se abrieron de golpe al sentir que algo faltaba; palpó a su alrededor sintiendo la carencia del tacto de Jack.
Se sentó en la cama para ver a su novio dormir a espaldas de ella. Elsa comenzó a sentir confusión, habían dormido en la misma posición por muchos años todas las noches sin falta, ella creía que era perfecta para ambos... ¿Por qué Jack se había alejado?, ¿seria solo un movimiento inconsciente?, ¿tal vez... tal vez su sistema digestivo le había traicionado y él lo había notado?
Su rostro se puso rojo como un tomate y era tal la vergüenza que decidió tomar su almohada y dormir en el sillón.
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A la mañana siguiente Jack despertó dándose cuenta de que Elsa no estaba en la cama, lo cual era usual porque ella se despertaba temprano, pero tampoco lo estaba su almohada. Se puso de pie y fue hacia la sala en busca de ella y la encontró.
Elsa estaba tomando un desayuno rico en fibra a toda prisa y en cuanto vio a Jack salir de la habitación apresuró el paso y terminó de una vez para prepararse y huir.
–¿Dormiste en el sillon?– le preguntó Jack dándose cuenta de la almohada en el sofá.
Elsa pensó una respuesta, pero la vergüenza le ganó y no podía ni verlo a los ojos –Eh, sí. Me tengo que ir, llego tarde– dijo tomando su bolso y saliendo del apartamento.
Jack comenzó a sentirse tan miserable como un gusano, ¿Elsa se había dado cuenta de sus acciones de anoche y se había enojado tanto que durmió en el sofá?– se arrepintió profundamente de haber hecho eso.
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Esa noche, la pareja se preparaba para dormir, no se habían dirigido la palabra en toda la tarde. Ella por vergüenza y él porque sentía que ella estaba muy enojada.
Cuando Elsa se acostó al lado de Jack dándole la espalda, quedando casi a la orilla de la cama, él decidió hablar –E-els, ¿no vas a venir?– preguntó con timidez abriendo sus brazos con la esperanza de que ella lo perdonara.
Elsa, temiendo que volviera suceder algo bochornoso, rechazó a Jack –C-creo que esta noche quiero dormir así–
Los brazos de Jack cayeron como una tonelada de ladrillos al escuchar el tono distante en su voz –E-esta bien– murmuró antes de darle la espalda acercándose a la orilla de su lado de la cama.
Elsa al escuchar la indiferencia en Jack supuso que él estaba aliviado.
Esa fue la segunda noche en la que ambos dormían sin abrazarse en varios años.
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En la tercera noche, habiendo pasado otro día sin que la pareja hablara o se mirara, ambos sabían que era hora de hablar, aunque fuera incomodo o vergonzoso tocar el tema.
Ambos estaban sentados en la cama sin mirarse.
–Uh...– Jack sintió que era su deber empezar con la disculpa, después de todo él había iniciado el problema –Lamento no haberte abrazado el domingo–
Elsa soltó un suspiró finalmente mirándolo –Esta bien, entiendo que fue mi culpa, lo lamento tanto–
Los ojos de Jack se abrieron –No, no, de ninguna manera– negó con la cabeza –Soy yo, pensé que era una solución al problema, no quería alejarte... solo necesitaba algo de espacio–
El rostro de Elsa se puso rojo –Lo siento, debes pensar que soy... asquerosa–
–¿Cómo podría pensar eso?, te adoro– la abrazó repentinamente ocultando su rostro en el cuello de ella –Mi amigo es el del problema, siempre se pone feliz cuando te siente tan cerca– murmuró con vergüenza.
Elsa abrió los ojos sorprendida –¿Tu amigo?– preguntó confundida.
Jack asintió –Si, ya sabes, siempre tengo esas erecciones antes de dormir y al despertar... es involuntario–
Ella se frotó la frente sintiéndose tonta –¿No quieres acomodarte de cucharita porque siempre tienes erecciones?–
Jack volvió a asentir en silencio.
Elsa se rio –Me lo hubieras dicho antes, pensé que había sido otra cosa peor–
Jack levantó la cabeza para mirarlo sin entender –¿A qué te refieres?–
El rostro de Elsa se volvió serio al instante –Nada– respondió sencillamente –Creo que tengo la respuesta al problema– le dijo cambiando de tema.
–¿Aja?– pregunto él dispuesto a escuchar.
–Ven aquí– Elsa lo hizo que se girara para ella abrazarlo por la espalda cambiando de posiciones esta vez.
Jack sonrió –Ahora entiendo... Esto se siente... muy bien– dijo él sintiéndose protegido por los pequeños brazos de Elsa alrededor de su torso.
–Y ahora te entiendo a ti...– comentó ella moviendo sus caderas sintiendo a la perfección la forma de su novio contra su pelvis, afortunadamente era una chica y no tendría el mismo problema que Jack.
–¿Apago la luz?– preguntó Jack.
–Por favor– respondió Elsa mientras él estiraba su brazo para alcanzar la lampara al lado de la cama y hacer que quedaran a oscuras.
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Jelsa one-shots
RandomUn recopilatorio de historias Jelsa que rondan por mi cabeza. Un poco de todo.