Day 25: Gazing Into Each Other's Eyes

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La primera vez que los ojos de Elsa de Arendelle y los de Jack Frost se encontraron por primera vez fue algo inexplicable, ambos se encontraban en medio de un decatlón académico, ambos permaneciendo al equipo rival del otro; Elsa competía para Disney's High School y Jack para la Dreamwork's High School, en cuanto sus ojos se cruzaron al estar frente a frente separados por dos pódiums y un par de metros de distancia ni siquiera escucharon la pregunta que les acababan de hacer.

–Perdón, ¿podría repetir la pregunta?– pidió Elsa, siendo la primera en zafarse del trance.

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Ambos creyeron que nunca se volverían a ver, pero el destino, como siempre, les tendió otra oportunidad cuando ambos caminaban por el centro, acompañados de sus respectivas hermanas, en busca de alguna actividad de ocio. Nuevamente se sorprendieron al verse, esta vez separados por un cristal, porque ella estaba dentro de una librería junto con su hermana y él estaba fuera de este comprando un helado con la suya. Antes de que alguno pudiera reaccionar, Jack fue arrastrado por su hermana a otro lugar y nuevamente ambos se separaron.

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La tercera vez que se encontraron fue en una fiesta, la preparatoria estaba por terminar y cada uno iría a la universidad, pero habían sido invitados a esa fiesta en donde habían coincidido. Cuando las miradas se cruzaron de extremo a extremo de la habitación esta vez no dudaron y se acercaron al otro para preguntarse al menos los nombres, pero fueron nuevamente interrumpidos cuando las amigas de Elsa llegaron a llevársela.

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Dos años después Jack se encontraba de colado en una fiesta en el campus de la Stanford porque su amigo, Easter, lo había arrastrado una hora de camino desde Berkeley hasta aquí solo para ver a su novia. Mientras veía a su amigo abandonarlo por un par de ojos coquetos se sintió obligado a buscar con que entretenerse en este nuevo lugar en donde no conocía a nadie. No tardó mucho en hartarse y salir del edificio residencial para comenzar a deambular por el campus casi vacío por la hora que era, pudo cerciorarse de la hora viendo la emblemática torre de reloj por la que era famosa la universidad.

Suspiró sintiéndose cansado y con ganas de volver, pero entonces una silueta llamó su atención, era una bicicleta aproximándose hacia él a toda velocidad y cuando menos lo esperó terminó arrollado por esta.

–Demonios– maldijo intentando levantarse –Ten más cuidado por donde vas– intentó gritar, pero ver su mano manchada de sangre que brotaba de su frente se lo impidió.

–Lo siento, de verdad, solo se me hizo tarde y no debería estar sola por el campus a esta hora– explicó una voz femenina.

Los ojos de Jack se entrecerraron al ver la cabellera platinada.

–De verdad lo lamento– dijo la chica levantando la vista.

El sonido de las campanas resonó a su alrededor en cuanto se miraron a los ojos.

–Tú– se dijeron el uno al otro al reconocerse sin apartar la vista de sus ojos, que eran igual de intensos y cautivadores que la primera vez que se vieron.

Jack sonrió de oreja a oreja poniéndose de pie –Soy Jack– se presentó tendiéndole una mano y sin romper el contacto visual.

Ella también sonrió al tomar su mano –Yo soy Elsa–

–Tienes unos ojos muy lindos– dijo Jack un poco nervioso –Son como el lapislázuli–

Elsa sintió que el aliento se le escapaba –Sabes de gemas– bromeó.

Jack se encogió de hombros –Es mi pasatiempo–

–Tú también tienes lindos ojos, supongo que son como una... aguamarina– dijo ella.

Jelsa one-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora