Día 3: Travesuras en la noche de Halloween
Elsa bostezó por lo que podría ser la milésima vez en esa noche, su padre y madre estaban riendo animosamente mientras charlaban con quien ellos esperaban fuera el futuro esposo de Elsa, Hans Westergaard; él tenía completamente conquistados a sus padres con su anécdota de como logró generar un millón de dólares con una muy inteligente inversión de cinco dólares. Por supuesto que a ella esto no podía importarle menos, por lo que se dedicó a alisarse la falda de su vestido de princesa que ella misma había escogido para esta aburridísima fiesta de disfraces para ricachones que su familia organizaba en su casa cada año.
Casi le agradeció al cielo cuando vio a su hermana, quien estaba vestida de hada, hacerle señas para que se reuniera con ella al otro lado de la habitación –Disculpen un minuto, ahora vuelvo, Anna me llama– se largó de ahí de inmediato para encontrarse con la pelirroja.
–Sígueme– la arrastró de la mano en medio de risas hasta su habitación donde adentro estaba su prima, Rapunzel, viendo algo por la ventana.
–¿Qué sucede?– les preguntó confundida.
–Vinieron por ti– Anna la acercó a la ventana para que pudiera ver al chico peliblanco vestido como Jim Stark esperándola.
–Jack– sonrió de inmediato al ver a su novio, con quien llevaba una relación a escondidas desde hace seis meses.
–Anda, ve– le dijo su prima quien llevaba una gabardina encima.
–Pero...– ella sabía que sus padres se enteraban de esto sería el fin pues la enviarían muy lejos.
–Descuida, tenemos todo planeado– la tranquilizó Anna señalando a su prima quien se quitó la gabardina para revelar que usaba su pijama de seda, su hermana le colocó una peluca rubia platinada a la chica y ambas hicieron manos de jazz –¿Lo ves?, lo tenemos cubierto. Les diremos que te sentiste mal y que estas durmiendo, déjalo en nuestras manos–
Elsa les sonrió enternecida y las abrazó antes de bajar por el árbol y ser recibida en los brazos de su amado Jack con un profundo beso.
–Disfruta de tu travesura– se despidió su hermana desde arriba.
Jack y Elsa entraron en el auto de él y escaparon lejos hasta llegar al su escondite favorito, el lago de Burgess. Ambos tendieron una manta en el suelo de la gran roca con una agradable vista al agua cristalina.
–Te ves hermosa– le dijo acariciando su mejilla.
Ambos se habían conocido en la pista de patinaje mientras ella entrenaba para su competencia de patinaje artístico y él tenía sus prácticas de hockey, de inmediato hubo una conexión entre ellos y no tardaron mucho tiempo en comenzar a salir; comenzó con una sencilla salida a comer hamburguesas después de practicar y luego esa cita se volvió en otra y en otra hasta que se encontraron besándose en su auto a escondidas de sus padres.
–Eres tan dulce– ella le peinó un mechón de la frente –Ojalá mis padres pudieran ver eso– se lamentó con tristeza.
–Hey, está bien, pronto iras a Harvard y mi asesor dice que tengo muy buenas oportunidades de obtener una beca para jugar hockey, solo tengo que esforzarme un poco más este año para subir mis notas y estaremos juntos– tomó sus manos para besarlas.
Ella le sonrió totalmente enamorada hasta que un pensamiento se le cruzó por la mente –¿Y qué tal si Hans nos sigue?– preguntó.
–¿Hans en Harvard?, no es tan inteligente– bromeó.
Ella soltó una carcajada –No, pero su padre es una persona muy poderosa–
–Todo estará bien, Copo de Nieve– juntó su nariz con la de ella –Encontraremos la manera, siempre lo haremos– le prometió.
–Te amo– ambos se besaron apasionadamente.
–Así que... ¿Qué te parece si hacemos pasamos a la parte de la travesura?– preguntó él buscando sus muslos entre las capas y capas de su vestido esponjoso.
–Mhhh, es mi parte favorita del Halloween– dijo ella antes de arrodillarse sobre él.
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Jelsa one-shots
De TodoUn recopilatorio de historias Jelsa que rondan por mi cabeza. Un poco de todo.