Bien bien, si se pudo. Un poco tarde, pero aquí esta el día uno del reto.
Para avisarles, esto se ubica dentro de los eventos canonicos de Frozen 1
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Arendelle
Una princesa joven de dieciocho años permanecía inmóvil, sentada en el banco admirando la vista del exterior a través de su ventana. Era una mañana fría, a pesar de que las bajas temperaturas no le afectaban debido a sus poderes de hielo, lo sabía; y aunque hacia un terrible frio, ese chico trabajaba sin inmutarse.
Elsa lo veía ir y venir, haciendo diferentes tareas, desde recoger las hojas que se arremolinaban en montones en el patio con un rastrillo de jardinería, hasta cargar fardos de paja para alimentar a los caballos. Tal vez era un poco grosero de su parte pasar tanto tiempo observando al chico, pero no era como que tuviera muchas opciones para entretenerse, había leído todos los libros de la biblioteca, dibujado hasta cansarse y salir no era una opción, no con su magia siendo contenida por la delgada capa de tela de sus guantes blancos. Además, su interés era genuino, ya que más de una vez al día se soltaba a reír con alguna torpeza del chico, como la vez que estuvo persiguiendo por media hora un lindo cachorro que se había escabullido dentro del palacio y corría sin control por el patio; ver al muchacho de cabello castaño tropezarse y caer tratando de atraparlo había sido bastante divertido, y lo curioso fue que, una vez logró tenerlo entre sus brazos, se giró hacia su ventana y le dio una sonrisa triunfante.
Las mejillas de la joven rubia se encendieron recordando como el chico la había atrapado espiándolo.
¿Cuánto tiempo llevaba sabiendo que era observado?, ¿acaso sabía que lo estaba viendo ahora mismo?
Se apartó inmediatamente de la ventana y se acostó en su cama ocultando su rostro bajo una almohada. Una vez se tranquilizó a sí misma apartó el objeto de su cara y tomó una respiración profunda cerrando los ojos por un minuto, lentamente cayó en un sueño profundo.
Una vez volvió en sí, se levantó de golpe, giró la cabeza hacia la ventana y vio la luz de la luna entrar por esta.
–No– jadeó asustada poniéndose de pie para abrir su puerta, dándose cuenta de que en el piso permanencia la charola de su cena. Normalmente los sirvientes solían solo acercarse a su habitación para dejar sus comidas; tocaban la puerta un par de veces y avisaban que la comida estaba lista, luego la dejaban ahí para irse y volver un par de horas después para recoger la bandeja con las sobras. La cena se servía a las ocho de la noche y recogían los platos hasta las once, por lo cual Elsa intuyó que todavía estaba a tiempo de lograr comer algo, ya que su estómago rugía exigiendo comida. Al tomar la bandeja y dejarla en la mesa de su habitación, se dio cuenta de que la comida estaba ya fría, cosa que era completamente su culpa por haberse quedado dormida.
Mientras analizaba sobre qué hacer, el sonido de alguien llamando a la puerta la interrumpió, habían llegado a buscar la bandeja.
–En seguida voy– se resignó y tomó el objeto de plata para abrir la puerta encontrándose cara a cara con el chico de cabello castaño.
Esto la hizo brincar del susto y casi soltar las cosas.
–Whoa– el muchacho alcanzó a tomar el plato de sopa antes de que se derramara haciendo un desastre en el piso –Su Alteza... ¿Se encuentra bien?. Su comida está intacta y se ve muy pálida–
–¿D-donde está la mujer de servicio?– preguntó confundida por encontrárselo a él y no a una de las uniformadas.
El chico sonrió –Yo lo soy–
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Jelsa one-shots
De TodoUn recopilatorio de historias Jelsa que rondan por mi cabeza. Un poco de todo.