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Advertencia: alusión al consumo de sustancias nocivas como drogas.Este escrito esta pensado sólo con el fin de entretener y no para incentivar al consumo de sustancias que puedan generar adicción (soy team antidrogas), recuerden que todos los vicios solo traen perdición... Excepto el Jelsa, ese si es un buen vicio y lo apruebo.
Para este me inspiré en el arte de @the.arctic.scarf.
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Elsa y Jack descansaban pacíficamente y en silencio con sus espaldas recostadas en el tronco de la madera que parecía estar hecho de nubes, el viento mecía las hojas haciendo parecer que el árbol respiraba y que el ritmo de esta respiración poco a poco se sincronizaba con la de ambos.
Elsa miró a Jack, quien claramente había ahondado más rápido en el viaje que ella. Su novio miraba sus manos como si fueran la cosa más interesante del mundo.
–¿Qué es?– preguntó Elsa con voz curiosa.
Jack soltó una pequeña risa –Mis dedos... son muy largos– le mostró estos a Elsa poniéndolos frente a su rostro.
Ella al principió los observó normales, después pudo notar los surcos de las huellas dactilares con mucha definición y entonces se dio cuenta de que los dedos de Jack se estaban alargando poco a poco.
Ella soltó una carcajada –Es verdad– colocó los suyos contra los de ellos y ambos pudieron notar lo mismo.
–Mira Els... nos estamos fusionando– señaló Jack con una sonrisa de emoción.
Elsa asintió –Sí, vamos a ser un solo ser– dijo abrazándolo –Es así como quiero que sea–
–Owww– Jack besó su frente sintiendo como si besara el pétalo aterciopelado de una rosa –¿Alguna vez te he dicho lo mucho que te quiero?– preguntó.
–Dímelo de nuevo– Elsa acercó su oído a los labios del chico.
–Te quiero– le murmuró provocándole un escalofrió que le hizo cosquillas detrás de la cabeza y que su paladar supiera dulce, literal sus palabras tenían el mejor sabor del mundo.
–Bésame– le pidió deseando experimentar más de esas sensaciones que nunca creyó vivir.
En cuanto él junto sus labios con los de ella sintió como los cuerpos de ambos se elevaban metros arriba del suelo y el mundo tomaba un matiz de colores psicodélicos, efectos que desaparecieron una vez ambos se separaron del beso aterrizando con suavidad en el pasto verde que se sentía como el pelaje de un gato.
Para Jack la cabeza reposante de Elsa sobre el suelo y sus cabellos desparramados de forma perfecta sobre el césped parecían fusionarse y entonces con temor infundado de perderla se aferró a ella abrazándola y hundiendo su rostro en el cuello de ella pensando que si ella desaparecería él lo haría también.
–Me pregunto cuanto tiempo más seguiremos así– comentó Elsa.
–No lo sé... tal vez un par de años más– respondió Jack creyendo que había pasado mucho más tiempo de lo que en realidad transcurrió.
–Jack...– lo llamó con dulzura.
–¿Si?– preguntó él sin apartarse porque sentía que el rostro se le había pegado a la piel de ella.
Elsa permaneció en silencio sintiéndose hipnotizada por el movimiento de las hojas del árbol –También te quiero...–