las cartas de nadie

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La comida de tío Vernon resultó ser cuatro plátanos y un paquete de


patatas fritas para cada uno. Trató de encender el fuego con lasbolsas vacías,

pero sólo salió humo.


-Ahora podríamos utilizar una de esas cartas, ¿no? -dijo alegremente.


Estaba de muy buen humor. Era evidente que creía que nadie se iba a

atrever a buscarlos allí, con una tormenta a punto de estallar. En privado, Harry

estaba de acuerdo, aunque el pensamiento no lo alegraba.


Al caer la noche, la tormenta prometida estalló sobre ellos. La espuma de

las altas olas chocaba contra las paredes de la cabaña y el feroz viento

golpeaba contra los vidrios de las ventanas. Tía Petunia encontró unas pocas

mantas en la otra habitación y preparó una cama para Dudley en el sofá. Ella y


tío Vernon se acostaron en una cama cerca de la puerta, y Harry tuvo que

contentarse con un trozo de suelo y taparse con la manta más delgada.


La tormenta aumentó su ferocidad durante la noche. Harry no podía dormir.


Se estremecía y daba vueltas, tratando de ponerse cómodo, con el estómago

rugiendo de hambre. Los ronquidos de Dudley quedaron amortiguados por los

Truenos que estallaron cerca de la medianoche. El reloj luminoso de Dudley,


colgando de su gorda muñeca, informó a Harry de que tendría once años en

diez minutos. Esperaba acostado a que llegara la hora de su cumpleaños, pensando si los Dursley se acordarían y preguntándose dónde estaría en aquel

momento el escritor de cartas.


Cinco minutos. Harry oyó algo que crujía afuera. Esperó que no fuera a

caerse el techo, aunque tal vez hiciera más calor si eso ocurría. Cuatro

minutos. Tal vez la casa de Privet Drive estaría tan llena de cartas, cuando

regresaran, que podría robar una.


Tres minutos para la hora. ¿Por qué el mar chocaría con tanta fuerza


contra las rocas? Y (faltaban dos minutos) ¿qué era aquel ruido tan raro? ¿Las

rocas se estaban desplomando en el mar?


Un minuto y tendría once años. Treinta segundos... veinte... diez... nueve...

tal vez despertara a Dudley, sólo para molestarlo... tres... dos... uno...


BUM.


Toda la cabaña se estremeció y Harry se enderezó, mirando fijamente a la

puerta. Alguien estaba fuera, llamando.

(Tn) en hogwarts, 1T, la piedra filosofalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora