Platicas extrañas y personas con tunicas

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Espero que sigan leyendo la historia, si siempre han querido leer el libro, lean el mio, es lo mismo a excepcion de unos cuantos cambios pequeños...
¡Fighting! C:
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-Los Potter, eso es, eso es lo que he oído...
-Sí, su hijo, Harry...
El señor Dursley se quedó petrificado. El temor lo invadió. Se volvió hacia
los que murmuraban, como si quisiera decirles algo, pero se contuvo.
Se apresuró a cruzar la calle y echó a correr hasta su oficina. Dijo a gritos
a su secretaria que no quería que le molestaran, cogió el teléfono y, cuando
casi había terminado de marcar los números de su casa, cambió de idea. Dejó
el aparato y se atusó los bigotes mientras pensaba... No, se estaba
comportando como un estúpido. Potter no era un apellido tan especial. Estaba
seguro de que había muchísimas personas que se llamaban Potter y que
tenían un hijo llamado Harry. Y pensándolo mejor, ni siquiera estaba seguro de
que su sobrino se llamara Harry. Nunca había visto al niño. Podría llamarse
Harvey. O Harold. No tenía sentido preocupar a la señora Dursley, siempre se
trastornaba mucho ante cualquier mención de su hermana. Y no podía
reprochárselo. ¡Si él hubiera tenido una hermana así...! Pero de todos modos,
aquella gente de la capa...
Aquella tarde le costó concentrarse en los taladros, y cuando dejó el
edificio, a las cinco en punto, estaba todavía tan preocupado que, sin darse
cuenta, chocó con un hombre que estaba en la puerta.
-Perdón -gruñó, mientras el diminuto viejo se tambaleaba y casi caía al
suelo. Segundos después, el señor Dursley se dio cuenta de que el hombre
llevaba una capa violeta. No parecía disgustado por el empujón. Al contrario, su
rostro se iluminó con una amplia sonrisa, mientras decía con una voz tan
chillona que llamaba la atención de los que pasaban:
-¡No se disculpe, mi querido señor, porque hoy nada puede molestarme!
¡Hay que alegrarse, porque Quien-usted-sabe finalmente se ha ido! ¡Hasta los
muggles como usted deberían celebrar este feliz día!
Y el anciano abrazó al señor Dursley y se alejó.
El señor Dursley se quedó completamente helado. Lo había abrazado un
desconocido. Y por si fuera poco le había llamado muggle, no importaba lo que
eso fuera. Estaba desconcertado. Se apresuró a subir a su coche y a dirigirse
hacia su casa, deseando que todo fueran imaginaciones suyas (algo que nunca
había deseado antes, porque no aprobaba la imaginación).
Cuando entró en el camino del número 4, lo primero que vio (y eso no
mejoró su humor) fue el gato atigrado que se había encontrado por la mañana.

(Tn) en hogwarts, 1T, la piedra filosofalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora