clases de vuelo.

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Harry no había recibido una sola carta desde la nota de Hagrid, algo que

Malfoy ya había notado, por supuesto. La lechuza de Malfoy siempre le llevaba

de su casa paquetes con golosinas, que el muchacho abría con perversa


satisfacción en la mesa de Slytherin, y ala única a la que le ofrecía era a ___, pero no dejaba que los tocara, el se los daba en la boca.
Un lechuzón entregó a Neville un paquetito de parte de su abuela. Lo abrió

Excitado y les enseñó una bola de cristal, del tamaño de una gran canica, que

parecía llena de humo blanco.
-¡Es una Recordadora! -explicó-. La abuela sabe que olvido cosas y


esto te dice si hay algo que te has olvidado de hacer. Mirad, uno la sujeta así, con fuerza, y si se vuelve roja... oh... -se puso pálido, porque la Recordadora

súbitamente se tiñó de un brillo escarlata-... es que has olvidado algo...


Neville estaba tratando de recordar qué era lo que había olvidado, cuando

Draco Malfoy que pasaba al lado de la mesa de Gryffindor junto a ___; le quitó la

Recordadora de las manos, ___ le decía a draco en el oído que los dejara y que salieran, mientras les sonreía a ron, harry y salazar, entonces ellos saltaron de sus asientos. En realidad, deseaban tener un

motivo para pelearse con Malfoy, pero la profesora McGonagall, que detectaba

Problemas más rápido que ningún otro profesor del colegio, ya estaba allí.


-¿Qué sucede?


-Malfoy me ha quitado mi Recordadora, profesora.

Con aire ceñudo, Malfoy dejó rápidamente la Recordadora sobre la mesa.


-Sólo la miraba -dijo, y se alejó, jalando a ___ por la mano mientras ella les decía adios a ron, harry y salzar seguidos por Crabbe y Goyle.


Aquella tarde, a las tres y media, Harry, Ron, salzar y los otros Gryffindors bajaron

corriendo los escalones delanteros, hacia el parque, para asistir a su primera

clase de vuelo. Era un día claro y ventoso. La hierba se agitaba bajo sus pies mientras marchaban por el terreno inclinado en dirección a un prado que

estaba al otro lado del bosque prohibido, cuyos árboles se agitaban

tenebrosamente en la distancia.

Los Slytherins ya estaban allí, entre ellos estaban draco y ___, y también las veinte escobas,


cuidadosamente alineadas en el suelo. Harry había oído a Fred y a George

Weasley quejarse de las escobas del colegio, diciendo que algunas

comenzaban a vibrar si uno volaba muy alto, o que siempre volaban

ligeramente torcidas hacia la izquierda.


Entonces llegó la profesora, la señora Hooch. Era baja, de pelo canoso y

ojos amarillos como los de un halcón.


-Bueno ¿qué estáis esperando? -bramó-. Cada uno al lado de una

escoba. Vamos, rápido.


Harry miró su escoba. Era vieja y algunas de las ramitas de paja


sobresalían formando ángulos extraños.


-Extended la mano derecha sobre la escoba -les indicó la señora


Hooch- y decid «arriba».


-¡ARRIBA! -gritaron todos.
La escoba de Harry saltó de inmediato en sus manos, pero fue uno de los

pocos que lo consiguió.
La de ___ fue la segunda en levantarse, y ella ni siquiera hablo, al igual que salazar, la levanto con la mente.
Draco hizo que la suya se levantara después de la de los gemelos. La de Hermione Granger no hizo más que rodar por el

suelo y la de Neville no se movió en absoluto. «A lo mejor las escobas saben, como los caballos, cuándo tienes miedo», pensó Harry, y había un temblor en

la voz de Neville que indicaba, demasiado claramente, que deseaba mantener

sus pies en la tierra.

(Tn) en hogwarts, 1T, la piedra filosofalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora