Hogwarts y las casas

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-Oh, ¿ya conocías a Quirrell, entonces? No es raro que parezca tan nervioso, ése es el profesor Snape. Su materia es Pociones, pero no le gusta... Todo el mundo sabe que quiere el puesto de Quirrell. Snape sabe muchísimo
sobre las Artes Oscuras.
Harry vigiló a Snape durante un rato, pero el profesor no volvió a mirarlo. Por último, también desaparecieron los postres, y el profesor Dumbledore se puso nuevamente de pie. Todo el salón permaneció en silencio.
-Ejem... sólo unas pocas palabras más, ahora que todos hemos comido y bebido. Tengo unos pocos anuncios que haceros para el comienzo del año. »Los de primer año debéis tener en cuenta que los bosques del área del castillo están prohibidos para todos los alumnos. Y unos pocos de nuestros antiguos alumnos también deberán recordarlo.
Los ojos relucientes de Dumbledore apuntaron en dirección a los gemelos Weasley.
-El señor Filch, el celador, me ha pedido que os recuerde que no debéis hacer magia en los recreos ni en los pasillos. »Las pruebas de quidditch tendrán lugar en la segunda semana del curso.
Los que estén interesados en jugar para los equipos de sus casas, deben ponerse en contacto con la señora Hooch. »Y por último, quiero deciros que este año el pasillo del tercer piso, del
lado derecho, está fuera de los límites permitidos para todos los que no deseen una muerte muy dolorosa. Harry rió, pero fue uno de los pocos que lo hizo.
-¿Lo decía en serio? -murmuró a todos sus amigos.
-Eso creo -dijo Percy, mirando ceñudo a Dumbledore-. Es raro, porque habitualmente nos dice el motivo por el que no podemos ir a algún lugar. Por ejemplo, el bosque está lleno de animales peligrosos, todos lo saben. Creo que, al menos, debió avisarnos a nosotros, los prefectos.
-¡Y ahora, antes de que vayamos a acostarnos, cantemos la canción del colegio! -exclamó Dumbledore. Harry notó que las sonrisas de los otros profesores se habían vuelto algo forzadas.
Dumbledore agitó su varita, como si tratara de atrapar una mosca, y una larga tira dorada apareció, se elevó sobre las mesas, se agitó como una serpiente y se transformó en palabras.
-¡Que cada uno elija su melodía favorita! -dijo Dumbledor-. ¡Y allá vamos! Y todo el colegio vociferó:

Hogwarts, Hogwarts, Hogwarts,
enséñanos algo, por favor.
Aun que seamos viejos y calvos
o jóvenes con rodillas sucias,
nuestras mentes pueden ser llenadas
con algunas materias interesantes.
Porque ahora están vacías y llenas de aire,
pulgas muertas y un poco de pelusa.
Así que enséñanos cosas que valga la pena saber,
haz que recordemos lo que olvidamos,
hazlo lo mejor que puedas, nosotros haremos el resto,
y aprenderemos hasta que nuestros cerebros se consuman.

Cada uno terminó la canción en
tiempos diferentes. Al final, sólo los gemelos Weasley, y los gemelos Sheffield seguían cantando, con la melodía de una lenta marcha fúnebre. Dumbledore los dirigió hasta las últimas palabras, con su varita y,
cuando terminaron, fue uno de los que aplaudió con más entusiasmo.
-¡Ah, la música! -dijo, enjugándose los ojos-. ¡Una magia más allá de todo lo que hacemos aquí! Y ahora, es hora de ir a la cama. ¡Salid al trote!

(Tn) en hogwarts, 1T, la piedra filosofalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora