como cruzamos?

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-... lleno de muggles, por supuesto...


Harry se volvió para verlos. La que hablaba era una mujer regordeta, que

se dirigía a cuatro muchachos, todos con pelo de llameante color rojo. Cada

uno empujaba un baúl, como Harry, y llevaban una lechuza.


Con el corazón palpitante, Harry empujó el carrito detrás de ellos. Se

detuvieron y los imitó, parándose lo bastante cerca para escuchar lo que

decían.
-Y ahora, ¿cuál es el número del andén? -dijo la madre.


-¡Nueve y tres cuartos! -dijo la voz aguda de una niña, también pelirroja,

que iba de la mano de la madre-. Mamá, ¿no puedo ir...?


-No tienes edad suficiente, Ginny Ahora estáte quieta. Muy bien, Percy, tú

primero.
El que parecía el mayor de los chicos se dirigió hacia los andenes nueve y

diez. Harry observaba, procurando no parpadear para no perderse nada. Pero

justo cuando el muchacho llegó a la división de los dos andenes, una larga


caravana de turistas pasó frente a él y, cuando se alejaron, el muchacho había

desaparecido.


-Fred, eres el siguiente -dijo la mujer regordeta.


-No soy Fred, soy George -dijo el muchacho-. ¿De veras, mujer,


puedes llamarte nuestra madre? ¿No te das cuenta de que yo soy George?


-Lo siento, George, cariño.


-Estaba bromeando, soy Fred -dijo el muchacho, y se alejó. Debió

pasar, porque un segundo más tarde ya no estaba. Pero ¿cómo lo había

hecho? Su hermano gemelo fue tras él: el tercer hermano iba rápidamente


hacia la taquilla (estaba casi allí) y luego, súbitamente, no estaba en ninguna

parte.


No había nadie más.


Cuando Estaba ahí parado ____ lo vio por la espalda pero pensaba que era alguien mas así que salazar y ella no le hablaron ni nada por el estilo, hasta que, de un momento a otro el volteo, y ella lo reconoció, enseguida corrió detrás de su madre y le contó.
Toda la familia Sheffield se acercó lentamente y sólo lo miraron a distancia viendo lo que hacia o iba a hacer.
-Discúlpeme -dijo Harry a la mujer regordeta.


-Hola, querido -dijo-. Primer año en Hogwarts, ¿no? Ron también es


nuevo.

Señaló al último y menor de sus hijos varones. Era alto, flacucho y pecoso,

con manos y pies grandes y una larga nariz.


-Sí -dijo Harry-. Lo que pasa es que... es que no se cómo...


-¿Como entrar en el andén? -preguntó bondadosamente, y Harry asintió


con la cabeza.


-No te preocupes -dijo-. Lo único que tienes que hacer es andar recto

hacia la barrera que está entre los dos andenes. No te detengas y no tengas

miedo de chocar, eso es muy importante. Lo mejor es ir deprisa, si estás


nervioso. Ve ahora, ve antes que Ron.


-Hum... De acuerdo -dijo Harry.


Empujó su carrito y se dirigió hacia la barrera. Parecía muy sólida.


Comenzó a andar. La gente que andaba a su alrededor iba al andén nueve

o al diez. Fue más rápido. Iba a chocar contra la taquilla y tendría problemas.


Se inclinó sobre el carrito y comenzó a correr (la barrera se acercaba cada vez


más). Ya no podía detenerse (el carrito estaba fuera de control), ya estaba


allí... Cerró los ojos, preparado para el choque...


Pero no llegó. Siguió rodando.Abrió los ojos.

Una locomotora de vapor, de color escarlata, esperaba en el andén lleno de gente. Un rótulo decía: «Expreso de Hogwarts, 11 h». Harry miró hacia atrás

y vio una arcada de hierro donde debía estar la taquilla, con las palabras


«Andén Nueve y Tres Cuartos».


Lo había logrado.

El humo de la locomotora se elevaba sobre las cabezas de la ruidosa

multitud, mientras que gatos de todos los colores iban y venían entre las


piernas de la gente. Las lechuzas se llamaban unas a otras, con un


malhumorado ulular, por encima del ruido de las charlas y el movimiento de los

pesados baúles.

(Tn) en hogwarts, 1T, la piedra filosofalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora