duelo a medianoche

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-¿Dónde os habíais metido? Y ¿que hace una slytherin aqui? No saben que ellos no pueden pasar? -les preguntó, mirando sus rostros

sudorosos y rojos y sus batas desabrochadas, colgando de sus hombros.


-No importa... Hocico de cerdo, hocico de cerdo -jadeó salazar y el

retrato se movió para dejarlos pasar. Se atropellaron para entrar en la sala

común y se desplomaron en los sillones. Pasó un rato antes de que nadie hablara. Neville, por otra parte, parecía

que nunca más podría decir una palabra.


-¿Qué pretenden, teniendo una cosa así encerrada en el colegio? -dijo

finalmente salazar -. Si algún perro necesita ejercicio, es ése.

Hermione había recuperado el aliento y el mal carácter.


-¿Es que no tenéis ojos en la cara? -dijo enfadada-. ¿No visteis lo que

había debajo de él?


-¿El suelo? -sugirió Harry-. No miré sus patas, estaba demasiado


ocupado observando sus cabezas.


-No, el suelo no. Estaba encima de una trampilla. Es evidente que está
vigilando algo.

Se puso de pie, mirándolos indignada.


-Espero que estéis satisfechos. Nos podía haber matado. O peor,


expulsado. Ahora, si no os importa, me voy a la cama.


Harry la contempló boquiabierto.


-No, no nos importa -dijo ____- Nosotros no la hemos arrastrado, ¿no?

Tu fuiste sola amiguita, ahora, si me permites también iré a dormir, a la habitacion de mi hermano.
Pero Hermione le había dado a Harry algo más para pensar, mientras se

metía en la cama. El perro vigilaba algo... ¿Qué había dicho Hagrid? Gringotts era el lugar más seguro del mundo para cualquier cosa que uno quisiera ocultar... excepto tal vez Hogwarts.

Parecía que Harry había descubierto dónde estaba el paquetito arrugado

de la cámara setecientos trece.

(Tn) en hogwarts, 1T, la piedra filosofalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora