Corred!

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Los ruidos eran suficientes para despertar a todo el castillo.


-¡CORRED! -exclamó Harry, y los cuatro se lanzaron por la galería, sin

darse la vuelta para ver si Filch los seguía. Pasaron por el quicio de la puerta y corrieron de un pasillo a otro, con ____ por delante, sin tener ni idea de dónde estaban

o adónde iban. Se metieron a través de un tapiz y se encontraron en un


pasadizo oculto, lo siguieron y llegaron cerca del aula de Encantamientos, que


sabían que estaba a kilómetros del salón de trofeos.
-Creo que lo hemos despistado -dijo Harry, apoyándose contra la pared fría y secándose la frente. Neville estaba doblado en dos, respirando con

dificultad.


-Te... lo... dije -añadió Hermione, apretándose el pecho-. Te... lo... dije.


-Tenemos que regresar a la torre Gryffindor -dijo salazar- lo más rápido

posible.


-Malfoy te engañó -dijo ___ a Harry-. Te has dado cuenta, ¿no?


No pensaba venir a encontrarse contigo. Filch sabía que iba a haber gente en

el salón de los trofeos. Malfoy debió de avisarle. Es un cobarde, no se por que te ibas a batir a duelo con el.-- dijo ___ con desprrsion
Harry pensó que probablemente tenía razón, pero no iba a decírselo.


-Vamos.


No sería tan sencillo. No habían dado más de una docena de pasos,

cuando se movió un pestillo y alguien salió de un aula que estaba frente a ellos.


Era Peeves. Los vio y dejó escapar un grito de alegría.


-Cállate, Peeves, por favor... Nos vas a delatar.


Peeves cacareó.


-¿Vagabundeando a medianoche, novatos? No, no, no. Malitos, malitos,

os agarrarán del cuellecito.


-No, si no nos delatas, Peeves, por favor.


-Debo decírselo a Filch, debo hacerlo -dijo Peeves, con voz de


santurrón, pero sus ojos brillaban malévolamente-. Es por vuestro bien, ya lo

sabéis.


-Quítate de en medio -ordenó salazar, y le dio un golpe a Peeves. Aquello

fue un gran error.


-¡ALUMNOS FUERA DE LA CAMA! -gritó Peeves-. ¡ALUMNOS


FUERA DE LA CAMA, EN EL PASILLO DE LOS ENCANTAMIENTOS!


Pasaron debajo de Peeves y corrieron como para salvar sus vidas, recto

hasta el final del pasillo, donde chocaron contra una puerta... que estaba

cerrada.


-¡Estamos listos! -gimió hermione mientras empujaban inútilmente la


puerta-. ¡Esto es el final!


Podían oír las pisadas: Filch corría lo más rápido que podía hacia el lugar

de donde procedían los gritos de Peeves.


-Oh, muévete -ordenó ___ Cogió la varita de Harry, golpeó la


cerradura y susurró-: ¡Alohomora!
El pestillo hizo un clic y la puerta se abrió. Pasaron todos, la cerraron


rápidamente y se quedaron escuchando.


-¿Adónde han ido, Peeves? -decía Filch-. Rápido, dímelo.


-Di «por favor».


-No me fastidies, Peeves. Dime adónde fueron.


-No diré nada si me lo pides por favor -dijo Peeves, con su molesta

vocecita.


-Muy bien... por favor.


-¡NADA! Ja, ja. Te dije que no te diría nada si me lo pedías por favor. ¡Ja,

ja! -Y oyeron a Peeves alejándose y a Filch maldiciendo enfurecido.


-Él cree que esta puerta está cerrada -susurro Harry-. Creo que nos

vamos a escapar. ¡Suéltame, Neville! -Porque Neville le tiraba de la manga

desde hacia un minuto-. ¿Qué pasa?


Harry se dio la vuelta y vio, claramente, lo que pasaba. Durante un

momento, pensó que estaba en una pesadilla: aquello era demasiado, después


de todo lo que había sucedido.


No estaban en una habitación, como él había pensado. Era un pasillo. El

pasillo prohibido del tercer piso. Y ya sabían por qué estaba prohibido.


Estaban mirando directamente a los ojos de un perro monstruoso, un perro

que llenaba todo el espacio entre el suelo y el techo. Tenía tres cabezas, seis ojos enloquecidos, tres narices que olfateaban en dirección a ellos y tres bocas

chorreando saliva entre los amarillentos colmillos.


Estaba casi inmóvil, con los seis ojos fijos en ellos, y Harry supo que la

única razón por la que no los había matado ya era porque la súbita aparición lo había cogido por sorpresa. Pero se recuperaba rápidamente: sus profundos


gruñidos eran inconfundibles.


____ abrió la puerta. Entre Filch y la muerte, prefería a Filch.


Retrocedieron y Harry cerró la puerta tras ellos. Corrieron, casi volaron por el pasillo. Filch debía de haber ido a buscarlos a otro lado, porque no lo vieron.


Pero no les importaba: lo único que querían era alejarse del monstruo. No dejaron de correr hasta que alcanzaron el retrato de la Dama Gorda en el séptimo piso, mientras que ___ decidió quedarse a dormir en griffindor con su hermano.

(Tn) en hogwarts, 1T, la piedra filosofalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora