un dragón

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Con esas últimas palabras, el pecho de Hagrid se ensanchó. Harry, Ron

Y salazar miraron a Hermione con orgullo.


-Bueno, supongo que no tiene nada de malo deciros esto... Dejadme

ver... Yo le presté a Fluffy... luego algunos de los profesores hicieron

encantamientos... el profesor Sprout, el profesor Flitwick, la profesora

McGonagall -contó con los dedos-, el profesor Quirrell y el mismo

Dumbledore, por supuesto. Esperad, me he olvidado de alguien. Oh, claro, el

profesor Snape.


-¿Snape?
-Ajá... No seguiréis con eso todavía, ¿no? Mirad, Snape ayudó a proteger

la Piedra, no quiere robarla.


Harry sabía que Ron, Hermione y los gemelos estaban pensando lo mismo que él. Si

Snape había formado parte de la protección de la Piedra, le resultaría fácil


descubrir cómo la protegían los otros profesores. Es probable que supiera

todos los encantamientos, salvo el de Quirrell, y cómo pasar ante Fluffy.


-Tu eres el único que sabe cómo pasar ante Fluffy, ¿no, Hagrid? -


preguntó Harry con ansiedad-. Y no se lo dirás a nadie, ¿no es cierto? ¿Ni

siquiera a un profesor?


-Ni un alma lo sabe, salvo Dumbledore y yo -dijo Hagrid con orgullo.


-Bueno, eso es algo -murmuró Harry a los demás-. Hagrid,


¿podríamos abrir una ventana? Me estoy asando.


-No puedo, Harry, lo siento -respondió Hagrid. Harry notó que miraba de reojo hacia el fuego. Harry también miró.


-Hagrid... ¿Qué es eso?


Pero ya sabía lo que era. En el centro de la chimenea, debajo de la

cazuela, había un enorme huevo negro.


-Ah -dijo Hagrid, tirándose con nerviosismo de la barba-. Eso... eh...


-¿Dónde lo has conseguido, Hagrid? -preguntó ron agachándose ante

la chimenea para ver de cerca el huevo-- Debe de haberte costado una


fortuna- dijo
-Lo gané -explicó Hagrid-. La otra noche. Estaba en la aldea, tomando unas copas y me puse a jugar a las cartas con un desconocido. Creo que se


alegró mucho de librarse de él, si he de ser sincero.


-Pero ¿qué vas a hacer cuando salga del cascarón? -preguntó


Hermione.


-Bueno, estuve leyendo un poco -dijo Hagrid, sacando un gran libro de

debajo de su almohada-. Lo conseguí en la biblioteca: Crianza de dragones

para placer y provecho. Está un poco anticuado, por supuesto, pero sale todo.


Mantener el huevo en el fuego, porque las madres respiran fuego sobre ellos y,

cuando salen del cascarón, alimentarlos con brandy mezclado con sangre de


pollo, cada media hora. Y mirad, dice cómo reconocer los diferentes huevos. El

que tengo es un ridgeback noruego. Y son muy raros.

Parecía muy satisfecho de sí mismo, pero Hermione no.


-Hagrid, tú vives en una casa de madera -dijo.


Pero Hagrid no la escuchaba. Canturreaba alegremente mientras

alimentaba el fuego.
Así que ya tenían algo más de qué preocuparse: lo que podía sucederle a

Hagrid si alguien descubría que ocultaba un dragón ilegal en su cabaña.


-Me pregunto cómo será tener una vida tranquila -suspiró Ron, mientras noche tras noche luchaban con todo el trabajo extra que les daban los

profesores. Hermione y ___ habían comenzado ya a hacer horarios de repaso para


Harry, Ron y salazar. Los estaba volviendo locos.

(Tn) en hogwarts, 1T, la piedra filosofalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora