el espejo

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-Usted me pidió que le avisara directamente, profesor, si alguien andaba

dando vueltas durante la noche, y alguien estuvo en la biblioteca, en la Sección


Prohibida.


Harry sintió que se le iba la sangre de la cara. Filch debía de conocer un atajo para llegar a donde él estaba, porque el murmullo de su voz se acercaba

cada vez más y, para su horror, el que le contestaba era Snape.


-¿La Sección Prohibida? Bueno, no pueden estar lejos, ya los


atraparemos.


Harry se quedó petrificado, mientras Filch y Snape se acercaban. No

podían verlo, por supuesto, pero el pasillo era estrecho y, si se acercaban


mucho, iban a chocar contra él. La capa no ocultaba su materialidad.


Retrocedió lo más silenciosamente que pudo. A la izquierda había una


puerta entreabierta. Era su única esperanza. Se deslizó, conteniendo la

respiración y tratando de no hacer ruido. Para su alivio, entró en la habitación

sin que lo notaran. Pasaron por delante de él y Harry se apoyó contra la pared,


respirando profundamente, mientras escuchaba los pasos que se alejaban.

Habían estado cerca, muy cerca. Transcurrieron unos pocos segundos antes

de que se fijara en la habitación que lo había ocultado.

Parecía un aula en desuso. Las sombras de sillas y pupitres amontonados contra las paredes, una papelera invertida y apoyada contra la pared de


enfrente... Había algo que parecía no pertenecer allí, como si lo hubieran

dejado para quitarlo de en medio.

Era un espejo magnífico, alto hasta el techo, con un marco dorado muy

trabajado, apoyado en unos soportes que eran como garras. Tenía una

inscripción grabada en la parte superior:
Oesed lenoz aro cut edon isara cut se

onotse.


Ya no oía ni a Filch ni a Snape, y Harry no tenía tanto miedo. Se acercó al espejo, deseando mirar para no encontrar su imagen reflejada. Se detuvo frente a él.


Tuvo que llevarse las manos a la boca para no gritar. Giró en redondo. El

corazón le latía más furiosamente que cuando el libro había gritado... Porque

no sólo se había visto en el espejo, sino que había mucha gente detrás de él.


Pero la habitación estaba vacía. Respirando agitadamente, volvió a mirar el

espejo.


Allí estaba él, reflejado, blanco y con mirada de miedo y allí, reflejados

detrás de él, había al menos otros diez. Harry miró por encima del hombro,

pero no había nadie allí. ¿O también eran todos invisibles? ¿Estaba en una


habitación llena de gente invisible y la trampa del espejo era que los reflejaba,

invisibles o no?


Miró otra vez al espejo. Una mujer, justo detrás de su reflejo, le sonreía y

agitaba la mano. Harry levantó una mano y sintió el aire que pasaba. Si ella estaba realmente allí, debía de poder tocarla, sus reflejos estaban tan cerca...


Pero sólo sintió aire: ella y los otros existían sólo en el espejo.

(Tn) en hogwarts, 1T, la piedra filosofalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora