Capítulo 3.

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─┈ꗃ ▓▒ ❪ act one ― chapter three. ❫ ▒▓


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LAS SEMANAS SE CONVIRTIERON EN meses. El cuarto mes llegó cuando menos se lo esperaban, junto a la primavera. La amada primavera que traía el buen tiempo y el amor, según las historias de los enamorados que se contaban, como si de leyendas se tratasen. Porque Agnetha no recordaba lo que era estar enamorada, mucho menos tener un amor épico que la hiciera sentir más viva que nunca. La híbrida recordaba cuando había sentido ese amor siendo humana todavía, incluso su padre quiso casarla con un varón, hijo de unos amigos de la familia. Más, todo eso quedó en un sueño, un sueño incompleto que jamás se cumplió. Y, si tenía que ser sincera, tampoco creía que se cumpliera siglos más tarde, pues, en el fondo, había dejado de creer en todos esos cuentos de amor eterno y fidelidad.

Si pensamos en lo que sucedió durante estos meses, no se puede hacer sin mencionar los macabros planes de Niklaus. Su mellizo seguía manteniéndose firme en la decisión de romper la maldición, de sacar a la luz ese lado lobuno que fue dormido mediante la magia oscura que empleó Esther, siguiendo las órdenes de Mikael. Esa era la razón por la que, a escondidas de lo que quería realizar su mellizo, Agnetha y sus hermanos entorpecían cada paso que daba. No al instante de hacerlos, pero sí con el tiempo. Siendo sutiles pero rápidos, eficaces como solo podían serlo si se ayudaban entre ellos para evitar que Klaus fuese más poderoso y temible de lo que ya era. Entonces, cuando supo de los planes de su hermano, a Agnetha le faltó tiempo para contárselo todo a su amiga. Lo que sí se ahorró fue contarle los detalles del plan que el resto de sus hermanos estaban trazando, ya que prefirió no depositar toda la confianza en Katerina, sabiendo que podría ser hipnotizada para revelar cualquier cosa en contra de su voluntad.

"Acostúmbrate a tomar este té todos los días. Lleva una hierba llamada verbena, la cual evitará que puedan controlarte mediante la compulsión" le dijo Agnetha a Katerina, cuando le contó sobre los planes de Niklaus. La joven de orígenes búlgaros conocía el mundo sobrenatural porque, en un descuido de Aggie, la vio usando la magia para ordenar su amado armario repleto de vestidos de época.

La relación entre los mellizos no había mejorado en ningún momento. Ambos eran demasiado orgullosos, algo que realmente destacaba en los dos hermanos.

Niklaus seguía sin hablar, más allá de dos o tres palabras, con su hermana melliza. No entendía la razón por la que sus caminos se habían cruzado de nuevo. Así como, ahora era a la que llamaban Lady Agnetha quien no le dirigía la palabra. Estaba enfadada con él, cabreada. No entendía la razón por la que le clavó la dichosa daga mística de plata a Finn y no se la había quitado en más de tres cientos años. Él no se daba cuenta que la mente de Finneas se volvía a despertar con el paso de los siglos, siendo consciente del dolor que suponía tener esa daga clavada en el corazón, manteniéndolo muerto momentáneamente. Pero Agnetha supo de ello cuando investigó un poco al respecto, tras conocer la brutalidad que ejercía Niklaus en sus hermanos cuando usaba dicha daga. Y se sentía horrible en esos momentos, enojada consigo misma por no ser más valiente y sacársela, enfrentándose a su mellizo. Sí, era cierto que ella no había tenido una relación muy cercana con el mayor de los hermanos. Pero, al fin y al cabo, era su hermano. Su hermano mayor, y eso no había nada ni nadie que pudiera cambiarlo. Que no la tuvieran por culpa de Esther, no significaba que Agnetha no apreciase y quisiera a su Finn.

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