Estar Lejos.

651 89 18
                                    

POV'S AZAEL.

La reunión de mi hermana estaba llegando a su fin, los único que no se habían quedado a dormir fueron Brown, Weasley, Lestrange, Greengrass y los Scamander. 

Rocío había sido una buena compañía en este tiempo, inclusive había aceptado una relación de amigos con derechos conmigo.

Me encontraba con ella parados cerca del asador platicando.

-¿Por qué no vamos a tu pieza?

-¿Qué?

-A tu cuarto, ya me aburrí de estar aquí.

La tomé de la cintura y la acerqué a mí, apenas estaba por besarla cuando una cubetada de hielo nos hizo separarnos.

Todos los que estaban nos voltearon a ver, pero mis ojos solo se centraron en la rubia de 1.65 que sostenía aquella cubeta.

No lo niego, estaba más que enojado.

-¿QUÉ MIERDA TE PASA? –Le grité y ella no se dejó intimidar ya que mantuvo la cabeza en alto y mi hermana no tardó en acercarse.

-Azael, cálmate –Me pidió Lilith.

-No, ella y yo tenemos una conversación pendiente –Tomé a luna del brazo y la adentré a la casa, haciéndole caso omiso de sus quejas subí con ella las escaleras y la adentré a mi habitación.

-Suéltame, me lastimas.

Solté su brazo y noté que mi mano se marcó ligeramente en su piel.

-¿Qué te pasa? ¿Por qué me hiciste eso?

-Porque eres un maldito mentiroso.

-¿De qué hablas?

-Hace no mucho solías decir quererme, y ahora te paseas con esa peliteñida por todos lados e inclusive tienes el descaro de admitir que te has acostado con ella...

-Cállate –La corté –No tienes derecho de venir a reclamarme.

-¿Cómo crees que me siento al saber que ella y tú han...?

-No me pidas empatía ahora, porque estoy seguro que el dolor que sentiste hoy, no se compara con el dolor que siento desde que comenzaste a salir con Scamander, ¿Cómo te atreves a venir a reclamarme que "me paseo" con ella? Si literalmente tú y ese se la pasan como jodidos chicles, dime ¿Qué quieres de mí? –Pregunté desesperado.

Ella se impulsó, me tomó de la nuca e hizo que nuestros labios chocaran en un beso.

Poco a poco sentí que mi cuerpo se relajaba, sin romper el beso caminamos hasta mi cama y yo me senté en ella quedando casi a su altura de Luna y puse mis manos en su cintura.

El beso tomó profundidad y justo cuando mis manos estaban por comenzar a acariciar su espalda un pequeño atisbo de razón llegó a mí.

<<Ella no era mía>>

La separé y mientras la veía a los ojos, los míos comenzaron a llenarse de lágrimas.

-Por favor, deja de lastimarme –Le supliqué.

-Azael, yo...

-Dime que vas a dejar a Rolf y prometo que te haré la mujer más feliz de este puto mundo.

Ella no apartó su mirada y sus ojos me dijeron lo que su boca no pudo.

Luna no dejaría a Rolf, presentía que ella se sentía en desconfianza conmigo y yo no podía quererla así, yo quería algo completo, no una mierda a medias.

La quinta Shelby.  Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora