Todo.

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POV'S LILITH.

El día de la competencia llegó y no voy a mentir al decir que me sentía feliz porque la verdad era que en serio me moría de ganas por subir al escenario.

-Hija –Ver a papá me reconfortó, seguramente si me consentía me sentiría mejor –Hay algo que debo decirte.

-¿Qué sucede? ¿Está todo bien?

-Tengo que hacer un viaje urgente fuera del país y me voy hoy por la noche, vine para ver tu presentación pero no podré quedarme a la premiación, por lo que tampoco podré venir mañana ni pasado.

-¿Estarás aquí para la siguiente etapa? Ya serían los cuartos de final.

-No estoy seguro y no me gustaría desilusionarte, no te quito más tiempo porque al parecer aún no estás lista –Se inclinó y me dio un beso en la frente –Sé que lo harás bien capitana.

Se alejó y una pequeña punzada se instaló en mi pecho.

Entendía el hecho de que debía viajar pero en serio quería que me viera, en menos de diez minutos decidí hacer un plan, lo sentía por Bella, ya que ella era mi remplazo, pero yo quería que papá se sintiera orgulloso de mi.

Bella era una chica un tanto insegura a la hora de presentarse, por eso mismo ella solía buscar un baño vacío y hacer una especie de motivación frente al espejo.

La seguí y cuando se adentró al baño elegido no la pensé mucho a la hora de encerrarla, así mismo me encargué de poner varios letreros para mantener a la gente alejada de aquel sitio.

-¿Dónde está Bella? –Repetía la profesora Hooch.

-¿Algún problema? –Pregunté inocentemente.

-Bella no aparece.

-¿Está jugando cierto? Ella es mi remplazo, ¿Qué hará? ¿Va a dejar que nos descalifiquen por estar incompletas?

-Señorita Grindelwald, no me presione.

-Como capitana debo velar por el bien de mis chicas, ellas se han esforzado y no merecen ser descalificadas por algo así.

-Lilith tiene razón –Habló una chica –Nos hemos esforzado mucho.

Varias más se empezaron a quejar y sonreí internamente, vaya que eran fáciles de manipular.

-¿Qué propone señorita Grindelwald?

-Voy a hacerlo, competiré.

-No puede hacerlo, su pie...

-Ya está mejor, además mi puesto no implica mucho esfuerzo en ese pie y si el dolor llega me lo voy a aguantar –Me giré a ver al equipo –Ustedes han aguantado el dolor muscular por semanas para sacar esta coreografía, son un gran equipo y como su capitana estoy dispuesta a soportar el dolor de unos minutos si con eso aseguramos un lugar en cuartos de final.

-Bien, se hará a su manera.

<<Siempre>>

En un abrir y cerrar de ojos entre cinco chicas se encargaron de maquillarme y peinarme igual que ellas.

Me cambié rápido y estiré un poco, me dolía el pie pero aguantaría, siempre lo hacía.

Nuestro turno llegó y mientras salíamos al escenario entre el público busque a papá, lo encontré y una sonrisa salió de su rostro dándome la confianza para soportar cualquier dolor.

¿Alguna vez han tenido esa sensación de que las cosas pasan en cámara lenta?

Bueno, cada que yo daba un salto sentía mi cuerpo reaccionar con lentitud, era tanto que podía sentir el movimiento de mis músculos.

La rutina terminó y aquellos 3 minutos que a los ojos de muchos pasaron rápido para mi fueron como 3 años.

Regresamos a donde era nuestro camerino y todas vitoreaban el haberlo hecho bien, comprendía su emoción porque muchas veces las vi gritar y llorar de frustración ante pasos que antes de esta competencia ellas creían imposibles de realizar.

De pronto la sala se quedó en completo silencio cuando la figura de Bella se hizo presente en la puerta.

-¿Dónde estabas? –Le pregunté con enojo fingido -¿Por qué no te presentaste a tiempo? –Mi tono hizo que una que otra chica respingara pero así debían ser las cosas.

No me consideraba una dictadora, pero como capitana me hacía respetar, porque así como podían alabarme por la rutina que armé, así podían llegar a odiarme por mis exigencias.

-Lo siento, me quedé atorada.

-¿Atorada dónde? –Sabía perfectamente que ella no respondería, le daba pena admitir que sentía miedo –Hablaremos de esto más tarde.

-Gracias –Comentó en un susurro.

El momento de ir a las gradas y ver las siguientes presentaciones llegó y antes de ir con papá de mi maleta saqué un par de analgésicos para aliviar el dolor y evitar la inflamación de mi tobillo.

-Lo hiciste excelente hija.

-¿Te gustó? Yo misma armé la coreografía.

-Te quedó realmente espectacular.

Pasé tiempo con papá y luego de 6 presentaciones más él me dijo que debía irse, lo acompañé a la salida y antes de regresar a las gradas creí que sería buena idea tomar otra pastilla.

Caminé al camerino y Bella estaba sentada frente al espejo llorando, se percató de mi presencia e intentó limpiar las lágrimas.

-Sabes, mamá había venido –Comentó cuando me acerqué a ella.

-¿Tu madre? ¿La que no te quería en el equipo?

-Le insistí mucho para que viniera, le comenté que esta vez sería central principal, pero vaya fiasco.

-Supongo que todos hacemos cosas por hacer sentir orgullosos a nuestros padres ¿no?

-Creo que sí.

-Eres buena Bella, pero llorar no te servirá de nada.

-¿Qué harías si en verdad quieres mostrarle a tus padres tu valor?

-Todo –Respondí con una pequeña sonrisa.

-¿Qué?

-Haría todo, porque si lo logro, también me demuestro a mí misma el gran valor que tengo.

-Si te soy sincera a veces me das miedo.

-El poder le aterra a quién no puede soportarlo.

-En serio lamento haberme quedado encerrada.

-Las cosas pasan por algo ¿No?

-Supongo.

Tomé mi pastilla y la esperé para ir juntas a la premiación, como era de esperarse logramos clasificar con una buena puntuación.

Los siguientes días decidí que no me quedaría, amaba mi deporte, sí, pero también tenía que recuperarme rápido y estoy segura de que si me hubiese quedado, las ansias de hacer las cosas a mi manera para que salieran perfectas me habrían ganado.

La quinta Shelby.  Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora