Estás A Salvo

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POV'S THOMAS.

Ya era un poco tarde cuando por fin pude ir a casa de Polly para buscar a Lilith, la empleada me avisó que mi hija estaba en una de las habitaciones de huéspedes y caminé hasta ella.

Azael estaba sentado en una silla a su lado leyendo mientras que mi pequeña dormía.

Mi hijo se percató de mi presencia y se levantó mientras me hacía una seña para no hacer ruido.

-Hablemos afuera –Me susurró y asentí.

Bajamos hasta la sala y nos sentamos en uno de los sillones.

-¿Qué pasó? ¿Qué tiene? –Pregunté desesperado.

-No sabemos cómo o porque, pero el ataque de anoche le afectó mucho, no ha comido porque se la pasa dormida aunque eso tampoco dura mucho, tiene pesadillas y siempre despierta muy alterada.

-¿Viste que los policías le hicieron o dijeron algo?

-Uno de ellos la tomó fuerte de los brazos, pero no alcanzamos a escuchar que le dijera algo, de un momento a otro ella simplemente entró en pánico.

-Necesito que busques a ese hombre, ¿Entendido?

-Si.

-¿Y Polly?

-No te va a gustar lo que hizo...

-Habla de una vez.

-Hace horas decidió ir a sacar a Oliver de prisión.

-Ella es muy desesperada, solo espero que tenga un plan –Suspiré y me levanté –Despierta a tu hermana, ya mismo nos vamos a Cheshire.

Azael asintió y se levantó, minutos después bajó con Lilith quién se veía extraña ante mis ojos.

Ella me vio y corrió hasta mí, me abrazó con tanta fuerza como si temiera que no fuera real.

-Estás aquí –Susurró.

-Aquí estoy pequeña –Rectifiqué mientras acariciaba su cabeza.

-Quiero ir a casa papá, por favor –Pidió en un susurro, casi un sollozo.

-Claro, iremos a casa.

Azael se adelantó y se ofreció a conducir, no me negué y le entregué las llaves, subí a la parte trasera con Lilith y durante todo el camino me abrazó, jamás me soltó y yo tampoco lo hice, algo dentro de mí me decía que esto es lo que ella necesitaba.

Un abrazo de su padre.

Cuando llegamos a Cheshire ella decía que se sentía mal, así que dejé que se fuera a su habitación, Azael también se sentía cansado y subió con ella.

Por mi parte decidí ir a la cocina.

-¿Se le ofrece algo señor Shelby? –Preguntó nuestro chef.

-Quiero que suban mi cena y la de mi hija a su habitación.

-Sí señor.

Salí de allí y luego de saludar a Charles me dirigí a la habitación de mi hija, toqué y no respondió así que quise entrar pero su puerta tenía seguro, me preocupé e inmediatamente saqué el juego de llaves que siempre llevaba conmigo, logré entrar y ella no estaba, sin embargo, el agua se escuchaba desde el cuarto de baño, estaba por dar la vuelta y regresar más tarde pero un sonido me llamó la atención, ella estaba llorando.

La impotencia me estaba ganando pero mi psicólogo solía decir que debo darles espacio a mis hijos para que se desahoguen así que salí.

Subieron la cena y cuando el lacayo y yo entramos a su habitación, ella estaba leyendo uno de los diarios de May.

La quinta Shelby.  Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora