3. No quería esto.

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Los huevos batían en el sartén mientras los dedos flacidos de quackity se centraban en revólver la mezcla, a su lado yacía unos platos de distintas originalidades, cada uno bien postrado en su plato servido blanco, habían estado  reposando en la mesa del centro con pequeñas flores de plásticos allí. Finalmente había terminado los platillos cuando la parte dorsal de la mano derecha limpiando el líquido de sudor que bajaba por su rostro hasta el mentón.

Quitó el delantal que entrelazaba su cintura dejándolo a un lado en una esquina de la cocina, limpió lo que pudo tapando los errores de su maniobra y lamió las mezclas de su piel Morena sentando su cadera en el sillón.

Contempló satisfecho su propia obra, virtió el vino tinto en la copa de manera moderada sabiendo lo sensible que era el rubio al líquido -Rubius.

Susurraba detrás de la puerta, aunque notaba la melodía de la canción que escuchaba por la madera translúcida. No podía oír mucho más que el adormecimiento de sus orejas al chocar con las ondas sonoras que se volvían pesadas, le aturdía -RUBIUS.

Exclamó recibiendo la detención de la música seguido de que el mencionado abrió la puerta con rabia -¿¡QUÉ?!

-...Es hora de cenar- dijo entre susurros apenados, jugó con uno de sus cabellos negrizos desconcertando el ceño fruncido de rubius quien vio a lo lejos la mesa teñida de comida junto a la televisión prendida sugiriendo netflix -...¿eso es lo mejor que puedes hacer?

-Quería hacer algo más pero se me haría tarde, solo quería ofrecerte esto como una disculpa- rubius se sentía satisfecho, como un gato que atrapó al pequeño ratón que buscaba de hace semanas, con una sonrisa arrogante le dio unas pequeñas y leves palmadas entre sus dedos hacía su mejilla desnuda -Gracias.

Era la primera vez que quackity escuchaba esa palabra salir de la boca del rubio, sonrió a la espalda cuando veía al chico sentar su trasero en el colchón que rebotaba -Quiero ver esa famosa serie...¿recuerdas como se llamaba?

Quackity pensó un segundo hasta llegar a una respuesta -Stranger things?- el rubio asintió, lo que el pequeño omega no vio fue la mano agotada de rubius vertir dos pastillas pequeñas disueltas en la copa servida de quackity -Vamos a verla entonces.

El alfa ofreció la copa de vino saboteada con una sonrisa encantadora, los dedos de su mano eran largos y sus uñas bien cuidadas, quackity pudo analizar su piel de porcelana antes de agarrar la copa y beber de esta lentamente -Ew.

El sabor a algo suelto en el podía ser presente en su garganta, aun así no protestó al ser la primera vez que tomaba vino -Es asqueroso.

-Jaja, las primeras veces son asquerosas- sonrió con confianza agarrando el control de las teclas, una por una poniendo el nombre en la televisión que transmitía Netflix, hasta sentir como el olor de las hormonas de quackity subía hasta su cabeza -Rubius...

Quackity se sentía agitado, mareado y la saliva de sus labios brotaba hasta caer directo en su tez de piel, se sentía raro, como su primer celo a los 14 -Me siento mal.

Pensaba que era una especie de resfriado o peor; fiebre por lo caliente que estaba su rostro y expresión facial, rubius veía el espectáculo del omega confundido por la sensación que revoloteaba su cadera, dolía la cabeza cada vez más por la intensidad de las dos pastillas cuando correspondía a ser tan solo una -Ayúdame, por favor, te necesito.

Susurró notando como las manos del rubio agarraban su cintura como si fuera su última oportunidad de vida -Muy bien, patito.

-Hey, espera- quackity se sintió tenso al ver como la erección de su amigo frotaba su entrepierna, gimió como a la vez entró en pánico -Rubius, detente- jadeó cuando el techo parecía estar en el suelo, se sentía ardido, drogado, su interior pedía a gritos ayuda.

-Te voy a ayudar- el alfa mordisqueó la punta de su oreja sin importar cuanta saliva hubiera en la piel del pequeño quackity, se sentía asqueroso -No quiero, no veo bien.

-Estas en celo, dejame ayudarte y quédate quieto- quackity negó con la cabeza al sentir su camiseta ser desabrochada, el pecho de malvavisco que manejaba quackity era tan dulce como un algodón de azúcar, era grueso y grande haciendo que las manos tensas del alfa cayeran en estas manoseandolas.

-Tus uñas dueles, son frías- rubius gruñó antes de besar los labios de quackity pervertidamente, quackity sintió los dientes morder sus labios de arriba y abajo que seguramente quedarían manchas, quackity sintió su espalda tocar el suelo de madera frío como la nieve -Ay.

-Cállate y deja de resistirte, no actues como si no quisieras esto, porque tu cuerpo dice lo contrario- quackity sacudió su cuello arqueando la espalda una vez sentir sus pantalones desabrochar, un condón se abrió con los dientes filosos del alfa quien sonrió una vez ver la actitud retorcida del omega a su merced -...está bien.

Quackity de enseguida sintió un dolor punzante, no por otra cosa que no sea lo doloroso que era no quererlo y aún así tener que aguantarlo, su cuerpo dio un giro que rubius dio, su cadera estaba levantada como si fuera un perro, estar expuesto a esas horas con droga revoloteando su interior sin saberlo -Rubius.

Desesperado jadeó al sentir la longitud del alfa dentro suyo, con una embestida que hizo que gritara, rubius cubrió su boca con el guante de su mano haciendo que soltara gruñidos -Cállate, mierda, nos van a reclamar.

Sus caderas movieron sin importar si quackity lo pidiera, se estaba torciendo al escuchar los gemidos de rubius cerca su oreja, era una combinación de placer y dolor, porque él no quería hacer eso con su mejor amigo -Espera, por favor, espera.

Sin escuchar aumentaba la velocidad follandose a aquel pequeño adulto drogado por su culpa, dejaría marcas, rasguños y heridas por haberle desobedecido todas esas noches, días y tardes que convivieron, haría que hiciera su tarea junto a él.

-Lo recibes perfectamente- gruñó en gemidos que cada vez que se hacían más presentes, la velocidad concordaba con lo estresado que fue su día, y el estar fantaseando con el omega descargaba sus ganas.

Ya no tendría erecciones de horas al imaginar como quackity le daría aquella mamada, como era follarselo en la universidad o cómo sería que quackity rogara por la detención de ser penetrado, cómo lloraría.

-Rubius- el chico no aguantó la estimulación, había manchado el piso de esos colores teñidos de blanco esperando ser reconfortado, pero sin embargo recibió el golpe final; sintió su interior tensarse a la par del condón estirando sus fluidos, rubius dio unas últimas embestidas pobres junto a un gemido bajo al terminar dentro suyo -No quería esto.

Quackity cerró los ojos llenos de lágrimas notando la silueta del rubio mirarlo con esos ojos llenos de felicidad, con esa luz que revoloteaba su estómago, al notar que esos ojos lo analizaban, que lo estaban usando, cómo rubius notaba sus ojos de color morado.

-Lo hiciste bien, mi niño- dijo, fue lo último que escuchó el omega antes de desmayarse en soledad, se sentía roto, sucio y destrozado, pero su cuerpo se aferró a las feromonas del alfa quien lo abrazó.

-Descansa- dejó un beso en la frente de quackity mientras su rostro seguía perverso, era cínico, pero le gustaba tener ese tacto donde no podía controlar sus impulsos.

Ghost boy -Omegaverse. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora