31. no lo intentes.

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Luego de la ruptura de vegetta y rubius, el beta comenzó a tener lapsos depresivos por semanas, hasta que esa tristeza se convirtió en enojo, en frustración, en como le había dado todo de sí a rubius y no había recibido más que insultos aquella tarde.

Algo que necesitaba agradecer es que por los malos días comenzó a practicar el vóley, le gustaba el deporte en sí, a veces iba al gym -Eres muy bueno en esto, vegetta.

Decía un chico que vestía el uniforme, habían terminado una práctica ese día -Gracias, Mateo- vegetta sonrió de forma pesada terminando de ajustarse los cordones de sus zapatos.

-Hey, tienes unos 40 mensajes, ah?- mateo le deslizó su teléfono, vegetta con algo de sorpresa pudo ver aquellas llamadas directamente desde rubius.

Cuando leyó el agendado sintió un escalofrío desde su espina dorsal, suspiró titubeando sus dedos acercar de responder, sus ojos dieron una vuelta dejando el teléfono dentro de su bolso, estaba cansado de él.

-Adiós, mateo, te veo el sábado- se despidieron, vegetta tomó de su bolso una botella de agua tomándola por completo, estaba saliendo del estadio cuando escupió el agua hacía el suelo.

-Vegetta- jadeaba el rubio delante de él, parecía haber corrido, el chico apretó la botella del agua escondiendola en la bolsa una vez más -¿qué cojones haces aquí?

-Necesito tu ayuda- odiaba que en el fondo quería abrazarle, quería decirle que le quería y quería que rubius le pidiera perdón, pero no quería volver a esos pasillos otra vez -Sí no quieres que llame a la policía, dejame en paz.

Quiso intentar darle la vuelta antes de que su brazo fuera sujetado con presión -¡escuchame!- le empujó soltandose de rubius.

-¡No me toques!- en realidad estaba aterrado, le tenía miedo, quería llorar, pero no dejaría que le viera en ese estado otra vez -No es por mí, vegetta, quackity perdió al bebé.

Sus ojos casi ponen en blanco por lo diminutas que estaban sus pupilas -Donde está?- aunque se negara al principio siguió al alfa hasta la clínica donde estaba internado el menor, mientras trotaba sentía como sus rodillas se inclinaban con debilidad.

Llegaron en unos varios minutos, vegetta abrió la manilla en frente de rubius quien entró luego, cerraron la puerta -¿vegetta?- murmuró el omega sintiendo como los brazos del mayor le rodeaban con suavidad.

-¿Cómo estás?- no pudo evitar sentir las lágrimas de quackity caer por su pecho -Me duele todo- vegetta acarició su cabeza conteniendo la pena, sin dejar de sentir la mirada presumida de rubius detrás de su espalda.

-¿Puedes dejarnos solos?- preguntó el beta sujetando las mejillas de quackity, aunque rubius dudó finalmente dejó la habitación en silencio, al menos hasta que quackity lloró.

-Lo perdí, lo perdí, soy un inútil- su piel se sentía fría, o quizás la habitación no tenía estufa, pero vegetta podía sentir los latidos perdidos de quackity.

-No eres un inútil, tu cuerpo estaba muy débil, era probable que pasará naturalmente- el menor arrugaba la nariz hasta que su cabeza acostó en la blanca almohada.

-Quackity, ¿puedes decirme qué pasó?- el chiquillo negó usando la cabeza, cubrió hasta poco arriba de su nariz dando vista tan solo a sus ojos con la sábana.

-¿te lastimaste?- asintió -¿Puedes hablarme de eso?

-...me caí de espaldas en las escaleras del hotel- vegetta suspiró, estaba titubeando si creer pero posiblemente era una opción -¿tus padres están aquí?

-Ellos se quedaron en Inglaterra, no quiero molestarlos- el pelimorado acarició su melena peinandola hacía un lado con cariño -te cuidare, ¿sí? Voy a asegurarme que puedas volver a conceder un bebé en unos años más.

-Gracias- quackity sonrió dulcemente, sonrió por fin, sintió como si todo el mundo no importara, sintió como si alguien se interesara, quizás vegetta le había gritado, pero ahora le estaba cuidando.

-¿Te dijeron cuanto tendrías que quedarte?- quackity asintió -dijeron que por las heridas exteriores como interiores mínimo 3 semanas, máximo 5

-hablare con rubius- vegetta acarició su frente hacía bajo cerrando sus ojos cansados llenos de lágrimas además de ojeras.

El beta salió de la habitación con el alfa recargado a la pared con la mirada pegada a la suya, como siempre con ese color neón entre sus pupilas que le hacía sudar, con fuerza de voluntad se acercó -Tenemos que hablar afuera.

-Bien- respondió el rubio siguiendo al chico hasta fuera de la clínica, en el estacionamiento se encontraron con el ceño fruncido.

-Te ves lindo en uniforme- susurró el rubio con una sonrisa de lado -¡Ni digas nada hijo de puta!

-¿Disculpa?- era más que sorpresivo encontrar a vegetta insultando más que nunca, el pelimorado sin dar marcha atrás le reclamó expresando con sus manos.

-¡Tenías que cuidarlo! No sólo te basto con ser un hijo de perra conmigo si no que también lo eres con el chico que tanto amas- vegetta tomó aire.

-Ay, vamos, no pensaras que lo de esa tarde lo dije en serio, sabes que te...

-¿me amas, rubius? ¿Sabes qué pude aprender del vóley? Yo amo el vóley, pero si el vóley fuera una persona yo nunca, nunca la echaría de mi casa medio desnuda, ¿y sabes qué más? Una persona que ama a otra no la lastima.

-Vegetta, ¿a qué va esto? ¿Necesitas otro regalo que te haga dar cuenta que te amo?- vegetta en realidad quería llorar, quería huir pero no retrocedió, con unas pocas lágrimas gritó en su rostro.

-¡Pudiste hacerme tu perro por mucho tiempo pero ya no! ¿Entendiste? Yo me voy a quedar aquí a cuidar a quackity, yo no te quiero ver ni mucho menos estoy haciendo esto por ti, rubius.

Rubius vio su espalda sudada dar pasos hasta la clínica antes de detenerse por su voz -Tengo fotos- dijo, impidiendo que vegetta se fuera.

-¿qué?- el beta volteó con la cara llena de lágrimas -Tengo pruebas de que te acostaste conmigo estando con quackity, tengo fotos y videos de ti y quackity, si no quieres que las mil millones y contando de personas existentes tengan porno de ustedes gratuito, pensaría mejor el hecho de hacer algo en mi contra, yo nunca les haría daño a ustedes dos si no me provocan.

Rubius se fue a pedir un taxi a lo lejos, vegetta sollozaba hasta recibir otro mensaje de rubius quien mostraba algunas imágenes de él en la cama -Mierda- dijo entre susurros cubriendo su rostro con su antebrazo para esconder lo asustado que estaba una vez más.

Ghost boy -Omegaverse. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora