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Título: La cajita.
Peter Parker y lectora
Advertencia: no creo. Corto (creo?)
Dramamometro: 7/10

—¿Donde demonios está la cámara oculta? —pregunta él cuando le digo que sí, mientras me abraza por la cintura, sus ojos se ven tristes, pero aún así saca una sonrisa.

Suspiro levemente mientras mis ojos se cruzan con los suyos.

Es curioso como la vida da tantas vueltas, un día estás con el amor de tu vida, al otro lo ves casarse con el amor de su vida.

Peter y MJ eran el match perfecto, por más que me costara admitirlo. Ambos estaban hechos el uno para el otro. Era una verdad absoluta, tanto como que la gravedad es lo que nos mantiene fijos al suelo.

—Mi visa de estudio expira en unos días, debo regresar —le digo en un susurro —. Quise venir a despedirme antes de viajar, y curiosamente tu boda es la excusa perfecta. —Añado con una risa que parece más un quejido.

Él arruga el cejo, sus ojos se llenan de un sentimiento extraño, una mezcla de dolor, amor y nostalgia. El viento lo despeina levemente, un pequeño cabello rebelde le cae en la frente, haciendo verlo aún más majestuoso en su traje y corbata.

Ambos estamos en la terraza de su recepción de boda, bailando alguna balada en mi menor que sale perfectamente ejecutada por la violinista dentro del salón.

—¿Y tú de verdad crees que te puedes ir así como así? ______, eres mi mejor amiga, ¿por qué demonios no me pediste ayuda? — su voz sale unas octavas más graves, sus ojos queman los míos y por alguna razón se quiebran ante el título conferido desde hace más de 6 años.

—¿Qué te sorprende? Peter, no soy tu responsabilidad. Además, tengo un posgrado en puertas, no es como si fuera el fin del mundo para mí — respondo en un susurro, mientras doy una leve vuelta entre sus brazos. —Aún nos quedan las videollamadas y no sé, quizás venga a visitarlos cuando tengan un hijo, o algo nos ingeniaremos.

Mis palabras no parecen ayudar en nada, porque siento su agarre hacerse más fuerte, mi nariz se pega a su cuello y termino embriagada en su olor.

Siento mi cara arder al darme cuenta de lo cerca que estamos, de lo cómoda que me siento aún en sus brazos. Y me doy cuenta que es necesario que tome distancia. Pero no puedo ni quiero hacerlo.

—Sabes perfectamente a qué me refiero, no puedo vivir sin ti.

El violín termina. La música cesa. El murmullo vuelve a mis oídos.

La atmósfera de la nada se vuelve más pesada, pero de alguna forma logro disimularlo y me separo finalmente de él. A pesar de que el frío me congela los huesos, casi de inmediato quiero volver a sus brazos, aunque logro frenarme.

—Curioso que lo digas justo hoy, cuando tu esposa espera por ti en el salón —comento con cierta ironía, mientras me abrazo para mantener el calor. — Es momento de simplemente dejar que cada uno tome su camino, fue un placer enorme acompañarte por más de diez años, pero algún día debíamos pasar por esto, Peter.

Por alguna razón, la sensación de vacío me carcomía casi igual como el día en que rompimos. Casi igual al día en que con los ojos brillando de amor me dijo que M.J le dijo que sí a una cita. Casi como el día en que me pidieron ser madrina de su boda.

El frío me colaba los huesos una vez más. Pero está vez era uno peor, mi alma también lo sentía y mi corazón lo sufría.

Peter suspira, me toma de la muñeca y me jala hacia él. Me envuelve en sus brazos, su olor me embriagada y me adormece los sentidos. Lo abrazo de vuelta, mis brazos envuelven su cuello y me aprieto a él como si quisiera fundirnos.

One-shots (Peter Parker /Tom Holland)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora