Madison
-¡Derek! ¡Date prisa tu padre llegará en cualquier momento!-. Grite desde las escaleras.
-¡Si mami!-.
Rodé los ojos y sabía perfectamente bien que el no bajaría hasta que si padre tocará esa puerta, por alguna razón le gustaba salir corriendo de su habitación por las escaleras y cuando su padre llegaba se aventaba, claro que era atrapado por el fortachón pero odiaba que lo hiciera una vez se golpe en la cabeza y tuvimos que llevarlo al hospital para curarle la herida que era algo profunda y pensé por un momento que entendería que no debía hacer eso, pero no fue así, sigue haciendo lo mismo cada que su padre viene por ellos. Mire a mi hija, Dakota, que solo miraba su juguete que tenia en las manos así era la mejor forma de tenerla entretenida, apenas tenía dos años de edad pero tenía mucha, demasiada pila que me dejaba completamente impresionada.
Camine hacia la cocina para dejarla en su silla en lo que preparaba el almuerzo de mi hijo para la escuela, era viernes y Max, su padre venía por ellos para pasar el fin de semana, bueno, aún que eso de pasar el fin de semana con ellos era un decir ya que trabajaba hasta horas extra como detective de crimines violentos y detective de homicidios, Max como dije era detective y yo era una profesora de historia en la universidad de Washington. Amaba mi trabajo me había dado muchas oportunidades de lo que actualmente tenía y eso me hacía feliz además de que mis hijos que eran los más importante y valioso de mi vida.
Terminé de poner el almuerzo de Derek y procedí a poner las cosas de Dakota en su mochila.
-Mami me ayudas con mis agujetas-.
Apareció Derek en la puerta de la cocina, sonreí de solo verlo ahí parado con sus tenis sin amarrar y su cabello desordenado, su cabello era un verdadero tema con él. Me acerque a mi hijo para así hincarme delante de él y comenzar amarrar sus agujetas, le sonreí una vez que termine, volví a terminar de guardar las cosas de mi hija cuando la puerta de la casa se abrió, Derek salió corriendo diciendo "¡Llegó papi!" y yo solo pude rodar los ojos.
-Hola campeón-. Su voz se hizo presente en la estancia.
Yo solo podía hacer caras de solo oír su voz, Max podría ser un verdadero dolor de culo a veces y más porque le gustaba estarme jodiendo la existencia y últimamente ha estado más insoportable que otras veces. Vi como él entraba a la cocina acercándose a nuestra hija dándole un beso en sus labios, recargue mis manos en la barra de la cocina solo mirándolo con seriedad, la verdad es que nuestro matrimonio no había acabado de la mejor forma que pensaba que iba a terminar, él muchas veces ponía terminos que no lograba entender y yo hacía lo mismo hasta que después de nueve meses decidimos que era bastantes niñerías y terminamos con todo, claro que cada viernes tenía que verlo porque venía por nuestros hijos para que pasarán el fin de semana con él, no voy a negar que el primer año de estar divorciados fue difícil e incluso entre en una depresión muy fuerte, había descuidado mi trabajo, de mi persona y de mis hijos hasta que me canse y me harte de que me viera la cara de estúpida porque él poco después de nuestro divorcio comenzó a salir con una jovencita, bueno, una chica más joven que yo pero que además era estúpida.
Yo por mi parte me dedique a mi trabajo, mis alumnos, escribir un libro de la mitología griega pero con un poco de romance, me gustaba combinar la historia con novelas románticas, los griegos era mi época favorita, y mi vida, nada más habían sido pocas las ocasiones en las que salía con alguien pero no pasaba de una primera cita.
-Buenos días Madi-. Saludo.
Rodé los ojos y tome mi taza de café.
-Buenos días Max y soy Madison para ti-. Le di un sorbo a mi café.
Él se fue acercando poco a poco ha mi y yo solo podía verlo con el ceño fruncido, odiaba como se acerca a mi invadiendo mi espacio personal, antes cuando éramos esposos me gustaba porque era un juego que llevaba a la cama pero después solo me molestaba que tuviera unos actos muy atrevidos.
-Antes te gustaba que te dijera Madi... O gatita-. Susurro.
Solté mi taza en la barra y lo aleje de mi para que dejara espacio entre nosotros, mire a mis hijos, Derek metía sus libros de la escuela más juguetes en la otra para llevarse con su padre y Dakota tomaba de su mamila. Volví la mirada a Max que solo me sonreí y con una perfecta sonrisa, la verdad seguía sin entender porque estaba comportándose de esa forma conmigo como si me estuviera coqueteando y eso no lo soportaba.
-Pues eso era antes de que... -. Me calme-. Asegurate de que Derek lleve todo a la escuela tengo ir a trabajar-.
Salí de él y caminé a mis hijos dándoles un beso en sus frentes y les recordé que los amaba, mire a Max que solo estaba cruzado de brazos recargo en la encimera de la cocina mirándome con seriedad, di media vuelta para ir por mi bolso y maleta de mi computadora. Tendría que quitarle las lleves de la casa a Max para que no entre como si fuera la suya ¡Agh! ¿Porque no puedo sacarlo de mi mente?
Entre a mi auto para así tomar el camino a la universidad.
Una vez que llegue a la universidad me fui directamente al salón de maestros, acomode mis cosas para mi clase, mire la computadora para asegurarme que la presentación estuviera bien y correcta ya que a penas auer pude terminarla en la noche. Era el primer día de clases así que prepare todo para no andar a las carreras, pero soy a veces tan perfeccionista que sino reviso las cosas dos veces más me vuelvo loca y estaba a punto de ponerme así por miedo a que algo me faltará.
-¡Buenos días!-. Entro Maggie, mi compañera y amiga-. ¡Quiero los detalles! ¡Todos!-.
Dejo su bolso en la mesa y tomó asiento en una de las silla, Maggie era la clásica amiga que te ayudaba a salir de las depresiones y que jamás te dejaría sola, ella nunca me dejó sola luego de que me divorciada de Max me había invitado a que saliera con hombres y que tuviera sexo, hace tiempo no tengo sexo y la verdad es que no me he sentido necesitada de sexo... Bueno más o menos, lo extrañaba, sinceramente.
Reí levemente negado con la cabeza, cerré la computadora y me cruce de brazos sobre mi pecho.
-No pasó nada, absolutamente nada-. Sus ojos se abrieron-. Y empezaré mis rondas, adiós-.
Azote las manos en la mesa y me levante de mi lugar.
-¡Madi! ¡Espera!-.
Reí, mi amiga podría ser muy chismosa.
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A MediaNoche |+18|
Romance-¿Porqué haces esto? ¿Porqué no puedes dejarme en paz?-. Pregunté frustrada y sintiendo las lágrimas inundar mis ojos. -Porque sigues siendo mía y de nadie más-. Dijo en un tono sombrío que conocía perfectamente bien. Trague nerviosa de ver la forma...