Capítulo 35

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Max

-¡Cariño! ¡Oh que gusto verte!-. Saludo feliz mi madre.

Rodeo sus delgados brazos en mi cuello para bajarme un poco a su altura que no era en realidad mucha la diferencia ente ella y yo, pero aún así tenia que doblarme un poco para pode abrazarla, estar así en los brazos de mi madre era la mejor sensación del mundo, mi madre había sido una de las mujeres más fuertes que he conocido en mi vida y se que muchos hijos creen que sus madres son fuertes por todo lo que tuvieron que pasar y vivir por culpa de un hombre o por las mismas situaciones que se van presentando en la vida. Luego de que mi padre nos abandonara por completo ella estuvo de caída por unos cuantos meses, yo tuve que ayudarla a que saliera adelante, pero cuando pensó que había sido suficiente el haberle llorado a un hombre que jamás iba a regresar reinicio su vida. Hizo su propio negocio con ayuda de una amigas, se dedico a cuidarme, apoyarme y regañarme cuando hacía algo realmente estúpido y una de esas fue por haber engañado a Madison.

Mi madre realmente se había impresionado cuando le dije que deseaba casarme con Madison, ella quedo completamente encantada cuando la conoció ya que dijo que podría ser ella quien me ayudaría a cambiar por completo y hacer completamente fiel a una mujer. Con todas las novias que tuve nunca pude ser fiel, era débil ante las mujeres pero cuando Madi llego a mi vida algo medio cambio, mas o menos pero sería darle vueltas a la misma historia, pero puedo decir que mi madre le tomo un gran cariño a mi ex esposa y que amaba con locura a sus nietos. Cuando paso el divorcio se molesto conmigo por haber sido un completo patán con Madison y que no me merecía estar con una buena mujer como lo era.

-Hola mamá ¿Cómo estas?-. Bese su mejilla.

-Bien cariño, todo bien pero pasa hace un poco de frío-.

Mamá cerro la puerta para así guiarme con ella a la cocina donde tome asiento en la mesa, mire que en la mesa había unas cuantas galletas de chocolate ¡Amaba la galletas de mi mamá! tenían un delicioso toque de canela que la hacían saber delicioso, trate de hacerla para Derek un día que quise hacer algo bueno como padre pero termine con una gran quemadura en la mano y quemando las galletas y tenían un raro sabor que de solo recordarlo me daban ganas de vomitar. Al tomar una de la galletas y comerla me recordaban a mi infancia cuando llegaba de la escuela en un día lluvioso y la casa olía a canela, joder eran tan reconfortante volver a casa y saber que mamá había echo galletas.

-Toma asiento cielo en un momento te doy un delicioso café-. Dijo mamá dándome unas palmadas en mi brazo.

Sonreí agradeciéndole la ternura con la que siempre me consentía, me senté en la silla mientras seguía comiendo de mi galleta, la verdad es que el clima estaba como para estar en casa y no salir para nada, la parecer estaba por entrar un frente frio a Washington a lo que la nieve se estaba haciendo presenté, en algunos lados había fuertes nevadas y que no tardarían en llegar.

A los pocos segundos llego mamá con la tetera para servirnos los café, le agradecí y sople un poco para quitarle lo caliente a mi café para así darle un trago a este, mierda, este café sabía tan bien y tan delicioso.

-¿Cómo están los niños?-. Preguntó llevando la taza a sus labios.

Me encogí de hombros.

-Bien, supongo-.

-¿Cómo que supones? ¿No pásate el fin de semana con ellos?-. Dejo su taza en el plato de color azul para cruzarse de brazos, mierda ya tomo pose de abuela preocupada.

Pase una mano por mi cabello haciendo lo mismo que ella, dejando mi taza en mi plato, me cruce de brazos de igual forma.

-Se fueron Madi y su...novio no se que mierda sean a Seattle a la fiesta de cumpleaños de ese imbécil, perdón, de su novio-. Bufe.

A MediaNoche |+18|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora