Capítulo 11

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Max

La mirada de Madison era una comolets poesía, estaba entre molesta, sorprendida y... No sabría describir la otra emoción sentimiento que tenía ella en la cara pero podía estar completamente seguro de que era rabia, podría ser o podría ser otra, tal vez impresión al verme ahí en el partido de mi hijo, lo que si me molestaba es que ese tipo estuviera con mi familia y que tuviera a mi hija en sus piernas y ls tuviera como si fuera él, el maldito padre de la niña que tenía en sus piernas, si, podría ser una persona muy posesiva en muchas ocasiones y más cuando se trataba de mi familia, porque los hijos son míos.

-¿Qué haces aquí Max?-. Preguntó Madison con seriedad.

Mire al campo donde estaba el equipo de mi hijo jugando, Solté un suspiro moviendo un poco mis hombros y me senté a un lado de mi esposa, le Sonreí con fingida felicidad, en verdad estaba molesto de que estuviera con ese tipo en este momento "en familia" como muchos le decían.

-Vine a ver a mi hijo, me habías dicho que jugaría hoy, pues aquí estoy-. Seguía sonriendo.

-Si, pero dijiste que no podías porque tu trabajo era más importante-. Recreo mis palabras.

Volví a suspirar mirando nuevamente al campo de mi bolsillo de mi pantalón saque mis gafas de sol para así colocarmelas, volví a Madison.

-Pues nada es más importante que mi hijo-.

Ella negó con la cabeza para así volver a enfocarse en el juego de nuestro hijo, pero yo estaba un poco más concentrado en el amigo de Madison que le susurra algunas cosas a mi hija y ella reía, peto también volvía a Madison para decirle algo a lo que también sonreía y a sentía con la cabeza ¿De que carajos estaban hablando esos dos? Detestaba cuando la gente se secreteaba delate de los demás y más cuando esa persona reía y decía que si ¿A que demonios le decía que si? ¿Qué se traía ese tipo con Madison? ¿Se acostaban? No, no lo creo ya que si se acostaran ella no hubiera vuelto al club para encontrarse conmigo a pesar de que no sabía quien era, bueno hasts eso no debería preocuparme ella sigue siendo mía y nada más.

El juego seguía y me enfoque en el, mi hijo estaba jugando como bateador ahora, no lo podía creer, la forma en cómo Derek sostenía el bate ers impresionante, por dios no podía creer que mo hijo haya crecido tanto y... ¡No podía creer lo que veían mis ojos! Mi hijo estaba corriendo a primera base ¡No puede ser!

-¡Eso es Derek! ¡Tu puedes campeón!-. Grite emocionado por lo que estaba viendo.

Mi hijo llegó a la base brincando de felicidad y yo no lo podía creer, mi hijo era un gran deportista. El juego continuo y continuo y yo no podia creer que estaba por perderme el primer juego importante de mi hijo y que además iba ganando ¡Estaba ganando! Estaba tan orgulloso de él.

Cuando el juego terminó todos nos acercamos al campo ya que la salida ers por ahí, muchos padres de los compañeros de mi hijo se acercaron a ellos para poder felicitarlos por el triunfo que habían tenido, yo estaba feliz y por un momento se me había olvidado que había un idiota a un lado de mi cargando aún a mi hija.

-¡Mami, mami! ¡¿Me viste?! ¡¿Me viste?!-. Salió gritando Derek.

-Si mi amor, lo vi todo estoy tan orgullosa de ti eres igual a Babe Ruth-. Comentó Madison colocándose a la altura de nuestro hijo dándole un beso en su mejilla.

-Bien echo campeón te felicito-. Ahora fue el idiota de Nate quien felicitaba a mi hijo.

Derek se acerco a él pars poder abrazarlo a su cintura o casi cintura ya que estaba alto el tipo.

-Hijo, que gran juego-.

Ahora fui yo quien felicito, pero la mirada de Derek paso de felicidad a una completamente seria, miro a su mamá y luego a mi.

-¿Qué hace aquí mami?-.

El ánimo que sentía por lo que había presenciado se fue directamente a la mierda, Madison me miró con decepción negando con la cabeza y sin comentar nada, tomo de los hombros a Derek volviendo a colocarse a su altura, mi hijo la miro con seriedad.

-Papi quería verte jugar y eso hizo cariño-. Sonrió con ternura.

-Pero para él es más importante si trabajo que yo ¡Siempre lo dice!-.

Derek avento su guante al suelo para así salir corriendo. Mierda, hasta este momento me estaba dando cuenta de que había sido un verdadero error de padre, era un mal padre por haber tomando más en serio mi trabajo que saber que era lo que necesitaba mi hijo o mis hijos y sobre todo Madison, fui realmente una mala persona.

-Ire hablar con él-.

Pero que alguien más viniera a tomar mi papel eso jamás lo iba permitir, no, no iba a dejar que otro tipo deseara ser el padre y esposo que mi familia necesitaba y no iba a dejar que Nate fuera esa persona. Forme mis manos en un puño tratando de controlarme para no golpearlo.

-Si me permites, el hijo es mío al igual que la niña que traes en brazos-. Comenté.

Nate me miró con seriedad.

-Pues por lo que veo no haz echo un gran trabajo, Max-.

Me acerque a él, solo un poco de forma amenazadora.

-No se quien te crees que eres como para decirme si soy o no soy un buen padre-.

Madison se puso en medio de los dos, solo mirándonos, estaba molesta.

-Ve y habla con tu hijo antes que sea tarde-.

Solo nos miramos, el color de sus ojos era lo más hermoso que los míos habían visto eso fue lo primero que me enamoró de ella fueron sus ojos, eran tan grandes y hermosos con un color tan peculiar para mí. Mire sobre su cabeza a Nate que seguía ahí detrás de ella abrazando a mi hija, tenía que controlarme para no romperle la cara a ese tioo en frente de mucha gente que estaba ahí con su familia, mire por una última vez a Madison que solo se veía sería y claramente molesta, tenia que hacerlo, tenia que controlarme solo eso le quedaba.

Suspiré y di media vuelta para ir hacia mi hijo.

Él estaba ahí sentado en una grada mirando su guante de beisbol, tenía una pequeña lagrima en sus mejillas, aclare mi garganta para llamar su atención y funcionó pero cuando él me miró se giro cruzando sus brazos sobre su abdomen y dándome la espalda, suspiré un poco pasando una mano por mi cuello y me senté a un lado de él entrelazando mis manos.

-Sabes, cuando era niño tu abuelo era policía como yo, un gran policía podría decirlo sin problema... Pero jamás estuvo conmigo mi con tu abuela-. Sonreí con tristeza-. Cuando crecí creía que las cosas irían mejor, pero no fue así, era más importante su trabajo y yo quise impresionarlo también siendo policía... Pero creo que repetí lo mismo que él, enfocarme más en el trabajo que a mis hijos-.

Derek me miró sobre sus hombros, soltando un suspiro y conocía ese acto perfectamente, lo había sacado de su madre, por unos segundos más se quedó ahí dándome la espalda para después darse la vuelta y mirarme con sus ojos marrones un poco rojos por el llanto que había salido de ellos, limpio su nariz con su brazo, cruzando su brazos en su pequeño pecho.

-¿Tu quieres a tu papi?-. Preguntó.

Desatense mis hombros un poco y Sonreí levemente. La verdad es que no me había puesto a pensar en mi padre desde hace mucho tiempo, ya nl había sabido de él luego de que me había graduado de la escuela de policía, ahora que hablaba con Derek sobre esto, pocos recuerdos venían a mi mente y ni sentía tristeza ni nada de eso, solo eran recuerdos.

-Claro, lo quise, era mi padre ¿Tu quieres a tu papá?-. Sonreí.

-Si, te quiero papi-.

Mi hijo se acerco a mi para poder abrazarme por el cuello y yo sentía que me derretia de amor en ese momento por tener a mi hijo en mis brazos. Le di un beso en su frente.

-Te quiero campeón-.

-Y yo a ti papi... ¿Me compras una hamburguesa?-.

Solté una risita.

-Si, vamos por tu mamá y hermana-.

-¡Y Nate! ¡Nate! ¡Nate, vamos por hamburguesas!-.

Genial, pensé que mi hijo podría entender que esto debía ser en familia.

A MediaNoche |+18|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora