Capítulo 53

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Madison

-¡Mira mami!-.

Sonreí al ver a mis hijos jugar en la orilla del mar, Derek tenía de la mano a su hermana tocando el agua que se movía de adelante hacia atrás, mientras que el atardecer iluminaba la playa, al ver el atardecer que decoraba el cielo y el agua por un momento me sentía tranquila, sentía un poco de paz y al ver a mis hijos disfrutar de aquel momento me hacía sentirme feliz, yo solo deseaba que nada malo les pasara y que ellos no comentarios los mismos errores que su papás, no, no deseaba eso, yo solo quería que mi hijo fuera un muchacho de bien y que aprendiera amar sin lastimar a nadie, que cuidara a la persona con la que deseara compartir su vida y que esa persona amara a mi hijo al igual que mi niña, que fuera una chica de bien y que no lastimara a nada ni a nadie y que nadie le hiciera daño como a mi, que aprendiera a escoger sus amistades y al hombre o mujer con la que quisiera estar.

Mis hijos corrieron hacia a mí para abrazarme ambos y ante ese lindo abrazo de ellos unas lágrimas salieron, mis hijos eran lo mejor que Max me había dado en la vida, los tres, mis tres hijos han sido lo más especial y hermoso que ese idiota, aquel idiota que aún seguía amando me había dado, todo lo que vivimos ellos son lo mejor. Bese sus frentes y los tres nos sentamos en la arena admirando el bello atardecer que Cancún nos ofrecía.

Al anochecer volvimos a casa de mi padre, él y Carmen estaban tomando un tequila en el jardín trasero de la casa y no deseaba interrumpirlos, lleve a mis hijos a darles una ducha para luego acostarlos en la cama con una película para que así ambos cayeran en un profundo sueño, pero yo no tenía y deseaba dar aunque sea una vuelta por aquí.

Salí de casa admirando la noche ambiental que ofrecía Cancún ya que algunos hoteles hacían shows ya sea para damas o solo para animar la vista de algunos turistas, puestos de comida rápida y de postres llamaban mi atención y claro que no dude en comprarme algo para probar un poco mas de la gastronomía de Quintana Roo y con mi embarazo estaba comiendo más que cuando estuve embarazada de Derek y Dakota con ellos comía poco pero creo que este bebé era de gran apetito porque todo se me antojaba.

Mucha música y gente caminando de un lado a otro mientras reían y platicaban de todo un poco.

Pero entonces sin darme cuenta choque con persona tirando así mi marquesita de Nutella y quedó gouda.

-Mierda-. Escupí.

-Perdona no te vi-.

Entonces sus ojos y los míos se encontraron, Julian Acosta estaba delante de mí.

-Descuide, yo no lo vi a usted-. Sonreí apenada.

-Por favor no me hable de usted-. Soltó una pequeña risita-. Lamento haber tirado tu postre ¿Me permites comprarte otro?-.

-No, no cómo crees...de todas formas yo ya voy de regreso-. Señale detrás de mí.

-Por favor me siento mal por haberlo tirando, por favor-. Suplicó.

Yo no estaba al cien por ciento seguros de aceptarle la invitación para recompensarme mi postre, no lo conocía del todo, porque eso era verdad, no conocía al hombre que estaba delante de mi más que era un hombre que hacía negocios con mi papá y que era un hombre soltero y por lo que tenía de negocios, puedo decir que siendo completamente sincera era guapo, atractivo y lo notaba por la mirada que algunas chicas le daban cada que pasaban a un lado de él.

-Bueno, está bien-.

Él estiró su brazo para cederme el paso primero para luego seguirme.

Los dos caminábamos en silencio mirando lo que pasaba a nuestro alrededor hasta que llegamos a un puesto que hacía los postres y por primera vez, claro era, lo oí hablando en español y tenía una linda voz. El señor de las marquesitas nos entregó una a cada uno, le agradecí por la amabilidad de comprarme.

A MediaNoche |+18|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora