Madison
Cuatro llamadas perdidas de Max ¿Cuál era la urgencia? de seguro era para joderme con algo por haberme ido con Nate, para hacerme preguntas estúpidas o solo para molestarme ya que eso últimamente se le da muy bien, gran idiota que es no puedo creer que no pueda tener tan si quiera un maldito momento de paz y la verdad es que no estaba de humor para hablar con él o con quien sea, por alguna razón me sentía cansada, agotada y sobre todo triste como nunca antes lo había estado, me sentía como el los primeros meses de mi divorcio no deseaba levantarme de la cama para nada por lo que tuve que llamar a Maggie para que pudiera llevar a los niños, creo que tendría que contratar una niñera para no molestar a mi amiga con que llevara a mis propios hijos a la escuela, que vergüenza además de que ella me vio decaída y sin ánimos de nada y deseaba quedarse conmigo pero yo solo deseaba estar sola por primera vez en mi vida necesitaba estar sola y pensar en todo lo que estaba pasando con migo y con ellos. Y estando solo en mi habitación mirando hacia la ventana de mi habitación no dejaba de pensar en Max y en todo lo que vivimos y Nate y en lo lindo que siempre ha sido conmigo, claro que me asuste un poco cuando me dijo que él ya sabía que yo estaba con Max y con él al mismo tiempo, entonces ¿Por que seguía conmigo? si sabía lo que estaba pasando con mi ex esposo ¿Por que Nate no me dejaba al saber ese secreto? no lo entendía.Abrace con fuerza a mi almohada y la pegue a mi rostro para silenciar el gran grito que solté, tenía que hacerlo, de alguna forma tenia que soltar todo el maldito estrés que tenia en mí ¡¿En que momento paso esto?! no lo sé, pero no puedo me siento tan confundida...pero no podía seguir acostada en mi cama ya que mi timbre comenzó a sonar.
-¡Maldita mierda!-. Grite con desesperación.
Bufe aventando mi almohada en alguna parte de la habitación, mire el techo unos segundos cuando el timbre dejo de sonar pero no corrí con tanta suerte porque volvió a sonar, hijos de puta aquellos que tienen la maldita maña de molestarme en mi momento de melancolía y descanso. Me levante de la cama con toda la calma del mundo para calzarme mis pantuflas y ponerme mi bata de dormir, me enderece un poco para que mis huesos tronaran un poco, joder me sentía un poco tiesa pero amaba el ruido de mis huesos siendo tronados.
-¡Ya voy carajo!-. Grite enojada porque seguían tocando el timbre.
Llegue a la puerta sin hacer ruido para saber si así se irían de mi casa, pero no fue así ya que comenzaron a tocar, maldita sea, suspire y abrí la puerta donde me encontré a mi madre con el ceño fruncido.
-¿Por que tardabas tanto?-. Preguntó de la mejor forma posible.
Rodé los ojos, por muy mi madre que sea no iba a dejarla pasar, no estaba de humor para estar con ella ni con nadie más, mi madre era una maldita bruja, muchas chicas tenia la suerte de tener una buena madre, pero la mía, no, era una maldita bruja desde que tengo uso de razón siempre me echaba la culpa de las cosas que mi padre le hacia y decía, me decía que yo era el vivo retrato de él, cuando llego mi hermana fue adoración, a decir verdad Madeline era mi media hermana, si, ella no era cien por ciento mi hermana de sangre, cuando mi padre se fue de la casa mi madre se metió con alguien para combatir la depresión, ahora veo de donde saque lo que estoy haciendo con Nate y Max, claro que yo no use a ninguno de los dos para la depresión...¿O sí? pero el punto es que me estaba metiendo con los dos, joder saque lo de mi adre ¡Mierda! bien, pero el punto de todo esto es que Madeline era mi media hermana.
Lo único que podía decir es que de lo único que estaba orgullosa mi madre de mí, eran mis hijos, jamás la había visto tan feliz fue cuando nacieron mis niños, si que era rara la mujer que me dio la vida, amaba a sus nietos pero a mi, bueno yo era un puto cero a la izquierda a veces para ella ya que no importaba lo que yo hiciera o que me esforzara en que ella me amara eso jamás iba a pasar.
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A MediaNoche |+18|
Romansa-¿Porqué haces esto? ¿Porqué no puedes dejarme en paz?-. Pregunté frustrada y sintiendo las lágrimas inundar mis ojos. -Porque sigues siendo mía y de nadie más-. Dijo en un tono sombrío que conocía perfectamente bien. Trague nerviosa de ver la forma...