Capituló 58

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Max

Habían pasado ya tres meses, tres mese desde que Madison y yo no nos dirigíamos la palabra y ni si quiera nos habíamos visto en todo ese tiempo. Luego de que ella me dijera que estaba embarazada y que me dejara en claro que no podríamos vernos más había entendido el error que había cometido al haberle dicho que yo no criaría a un hijo que no era mío, me comporté como un imbecil al decirle eso y claro que su padre se había dado cuenta de lo que ocurrió entre nosotros. Me rompió la cara.

Lo tenía merecido, y no siguió golpeándome porque Julian lo había detenido y después de ello fue detrás de Madison para hablar con ella, eso sí que me había molestado pero no podía hacer nada, ella se negaría a hablar conmigo.

Yo regrese esa misma noche a Washington, había comprendido que todo había acabado y por mi culpa, no deseaba estar solo a lo que me fui a casa de mi madre quien al haberme golpeado se asustó, fue linda a curar mi heridas pero la herida que más me dolía era la de mi corazón, por supuesto que le tuve que contar cual había sido la razón del porqué estaba golpeado, se molestó mucho más cuando le dije lo ocurrido con Madison y solo le dijo que ella ya no podía hacer nada por mí ya que era igual a mi papá en la misma forma de actuar y de hablar.

Madison regresó a Washington unas dos semanas después y lo supe porque Derek me mandó un mensaje por el celular de su mamá diciendo que ya estaban en casa y yo no dude en ir a verlos, pero fue Derek quien me recibió solo diciendo que su mamá estaba cansada e indispuesta para verme, les había dado permiso de pasar unos días, los que ellos quisieran o más bien a Derek ya que aún Dakota era pequeña, de quedarse conmigo el tiempo que quisieran. Eso me hizo feliz de poder estar con ellos, pero Madison había cumplido lo que dijo de que ella y yo no nos volveríamos a ver.

-¿Papi?-.

Quite las manos de mi cara para mirar a mi hijo que estaba parado en la entrada de la sala de estar, tenía puesta si pijama de un superhéroe y su cobija en su mano que estaba casi rozando el piso. Aleje el vaso de whisky que estaba enfrente de mí para que no viera mi hijo, no me gustaba que me miraran beber porque ese no era un buen ejemplo para los niños ¡No siquiera soy un buen padre ni ejemplo para ellos!

-Si campeón ¿Que haces despierto?-. Le sonreí poco.

Mi hijo camino hacia a mí para tomar asiento a un lado de mí para después abrazarme por mi cuello y yo solo podía sentir como mi corazón se estremecía a recibir ese lindo abrazo de mi hijo lleno de amor y de cariño que yo solo pude quedarme ahí sentado sintiéndolo, un suspiro de nostalgia salió de mis labios, me sentía solo y completamente derrotado por todo lo que estaba pasando, mis hijos no tendrían porque estar pasando por todo espero, ellos deberían de ver a sus padres juntos siendo felices, apoyándose en todo pero siempre hay alguien o algo que la siempre no permite la felicidad.

¿Esto era una prueba? Alguna especie de obstáculo que teníamos que enfrentar para saber si ella y yo éramos compatibles o que era nuestra oportunidad para ser felices...¿Podría ser? No, no lo creo.

Derek se alejó de mi regalándome una pequeña sonrisa.

-¿Extrañas a mami?-. Preguntó.

Yo solo asentí con la cabeza tratando de aguantar mis lágrimas porque por primera vez en mi vida o más bien por segunda ocasión me sentía débil y sin saber que hacer, por una vez sentía que todo está fuera de mi control y que todo se había ido a la mierda.

-¿Ya no volverás con mi mami?-.

-No, no lo sé hijo, no lo sé, por ahora mami y papi están enojados o más bien mami está enojada conmigo porque hice cosas malas-. Acaricie su mejilla.

-¿Es porque eras novio de la tía Madeline?-.

Mis ojos se abrieron tan grande al escuchar lo que mi propio hijo acaba de decir ¿Como sabe de eso? Será que Madison le contó sobre lo ocurrido, no, no lo creo ella nunca quiso que nadie supiera de lo qué pasó con su hermana.

-¿Q-qué? ¿C-como lo sabes?-. Le pregunte sin poder creer que mi hijo dijera eso.

Derek se sentó de rodillas en el sofá.

-Una vez oía a mamá hablar con papá Nate que estaban hablando de que tú dormis...-.

Interrumpí a mi hijo a instante. Me levante al instante de mi lugar.

-¡Quien! ¡¿Papá Nate?! Ese idiota no es tu padre ¡Yo soy tu padre Derek! ¡Solamente yo!-.

La mirada de mi hijo se volvió a una tranquila a una triste y asustada por la forma en cómo había reaccionado y nuevamente me di cuenta la clase de idiota era. Y el error que había comentado al haberle gritado a mi hijo.

-Derek...hijo yo-.

-¡Eres un tonto! ¡Haz lastimado a mi mami muchas veces y ella siempre te perdona, mami siempre llora por ti! ¡Quiero a mi mami!-.

Derek salió corriendo escaleras arriba hasta que escuche la puerta siendo azotada.

-¡Idiota!-. Maldije a mí mismo.

A la mañana siguiente lleve a mis hijos a casa de Madison, Derek no me dirigía la palabra en toda la mañana u eso me dolía, ellos eran inteligentes y se daban cuenta de lo que estaba pasando con su madre y conmigo.

Al llegar a la casa mi hijo salió rápidamente del auto para ir directamente a la puerta para tocarla, tomé las maletas de mis niños y a Dakota en mis brazos. La puerta fue abierta por Gabriela, la empleada doméstica que le había contratado Douglas a mi esposa, una mujer de una mediana edad que cuidaba de mis hijos y que además era vocera de Madison. Un intermediario yo le decía mejor.

-Derek, hijo no te despidieras de papi-. Dije con esperanza de él viniera conmigo.

Pero el solo se adentró a la casa sin mirar atrás y subiendo la escaleras. Solté un suspiro con tristeza, mire a mi hija para darle un beso en su mejilla para así pasársela a Gabriela quien la saludo con cariño, la bajo de sus brazos y mi hija se fue a la sala de estar.

-¿Como esta?-. Pregunté.

La mujer delante de mí había borrado aquella sonrisa maternal para una seria pero en tristeza, se cruzó de brazos cerrando la puerta detrás de ella.

-Mal-. Suspiro-. Se la pasa encerrada en su habitación o en la habitación de huéspedes escribiendo-.

Asentí con la cabeza, tenía ganas de llorar, deseaba verla aunque sea de lejos.

-¿Y el bebé?-.

-Esta bien, creciendo de forma saludable-.

Nuevamente asentí con la cabeza comprendiendo o al menos intentando entender lo que estaba pasando. Le agradecí levemente aquella mujer para así darme media vuelta e irme pero la voz de aquella mujer me detuvo.

-Es difícil dejar de querer a alguien cuando aún se está enamorado-.

Me giré a mirarla.

Pero tenía razón, era difícil de dejar de querer a alguien cuando aún se sentía algo. Aún quería a Madison pero también entendía que ambos necesitábamos tiempo para entender que era lo que pasaba con nosotros y estaba dispuesto a respetar eso, su especio y el mío para descubrir después que pasaría.

A MediaNoche |+18|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora