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(Pov Tartaglia)

Estaba partiendo de Liyue para volver a Snezhnaya, con la Gnosis Geo en mis manos tal como lo pidió la Tsaritsa hasta que un recluta se acerca y me informa de algo bastante... Interesante.

— Señor, encontramos un bote en mal estado con una joven desmayada, inspeccioné su bote y todo indica que estaba huyendo de algún lugar. Aún no tenemos claro de dónde proviene.— Me mira a la espera de una orden.— ¿Qué hacemos con la chica?

—Mmm.Estaba en un debate mental, no podía dejar a una chica en medio del mar y menos cuando su bote está al borde de hundirse y si trata de llegar a Liyue no lo lograra ni de chiste, pero si la joven es una espía que fue enviada para sacar los trapos sucios de los Fatuis estará acabada.—Dejala en una habitación y velen por su bienestar hasta que despierte.— Mire el mar con una sonrisa.— Cuando despierte veremos que dirá, dependiendo de su respuesta dejaremos que nos acompañe hasta Snezhnaya.

—Como usted diga.—Hizo una reverencia y fue en dirección de la la chica.

La joven despertó bastante desorientada, no sabía que le había pasado, hacia donde iba y con suerte recordaba su nombre. No la culpo, con suerte podía hablar debido al estado en que se encontraba.
Esperé a que pudiera estabilizar su mente ajetreada para volver a hablar con ella.

— Así que Kairi. ¿Qué fue lo que sucedió?.— Me apoyé en la pared de la pequeña habitación donde ella se encontraba, la miraba con cierta curiosidad.

—Ahora que mi mente está en orden, puedo comentarle lo que sucedió.— Ella se incorpora lentamente de la cama y me mira.—Estaba escapando de Inazuma, como usted bien sabe las cosas están muy tensas con el decreto de captura de Visiones. Además no hay nada en esa nación para quedarme a aguantar tal comportamiento de mi arconte.— Me dirigió una mirada algo intranquila y como no, ella no me conoce y ni yo a ella.—Lo último que recuerdo fue que al pasar la tormenta de inazuma mi bote se volteó y al girarlo comenzó a quebrarse, con la ropa que traje intenté cubrir los agujeros pero la mayoría de mis cosas se perdieron como mis alimentos y el agua que me quedaba para el resto del viaje.

La miré en silencio por unos segundos, que para ambos fueron eternos. En su actuar puedo deducir que no miente, además mis reclutas no encontraron nada para demostrar que sus palabras eran falsas. Ahora falta lo más importante. ¿Accederá a irse a Snezhnaya?

Quería llevarla conmigo a mi nación, se ve como una chica bastante interesante. Creo que sería capaz de hacer grandes hazañas en la base.

— Yo y mi tripulación nos dirigimos a Snezhnaya, debido a tu situación no creo que tengas más opción que ir con nosotros, a no ser que quieras nadar a estas alturas.—Le dirigí una mirada burlona al notar su cara de desagrado ante la idea de nadar. Ella se quedó en silencio, al parecer tenía un pequeño debate mental.

—Creo que usted tiene razón, no tengo ni siquiera opción para negarme a su oferta. Almenos me gustaría saber el nombre del hombre que salvó mi vida.—Me miraba esperando a que le dijera mi nombre.— Aunque si usted no quiere no es nece...— Le interrumpí abruptamente.

— Mi nombre es Childe pero si quieres dime Tartaglia.—Me acerqué un poco para mirarla más de cerca.—Por favor trátame como un igual, no tengo cincuenta años para que me hables como una persona mayor o como un superior .—Lo último lo dije con cierta molestia, ni que me viera tan viejo.

—Está bien Tartaglia, no te molestes.— Se rió con un poco de timidez.— Que en cualquier momento me matas con la mirada.—La joven iba a hablar hasta que comenzó a mirar por la habitación en busca de algo.

—¿Que ocurre?

— Perdí todas mis cosas, no tengo ropa. ¿Podrías darme algo de ropa para poder ducharme y quitarme este olor asqueroso?.— Comenzó a olerse y su cara de asco fue bastante graciosa.— Te lo suplico, huelo del asco.

—Claro, una chica vendrá a dejar lo que necesitas. Yo debo retirarme, por si me necesitas estaré en el exterior del barco.— Me fui de su habitación sin antes advertirle.— Cuando lleguemos quiero que hagas algo por mi.

(Pov Kairi)

¿Qué puedo hacer por un hombre que se ve a simple vista que tiene de todo? Diablos, como pude desmayarme de forma tan lamentable.

Mi cuerpo aún estaba débil pero ya podía estar de pie sin darme de bruces contra el suelo. Comencé a revisar la habitación que para mi mala suerte no tenía nada más que la cama, un pequeño mueble y un escritorio con una silla.

Me senté en la silla a meditar todas las decisiones que tome a lo largo de mi vida y llegue a la conclusión de que esta fue la más estupida. ¿Y si este chico me mata?¿Será un pirata? Es imposible, su actuar es un tanto elegante para eso...¿Y si me secuestra? Creo que Heizou si se enterara de esto me mataría por esta situación.

Estaba comenzando a tener debates conmigo misma hasta que llegó una chica con un traje oscuro y con un antifaz que me hacía imposible verle bien su cara.

— El jefe me pidió que le trajera ciertas cosas.— Me deja todo en el escritorio.— Al fondo de este pasillo hay un baño, allí puedes ducharte. Me retiro.—Me miró por un segundo y se fue por donde vino.

Fui hacía donde me indicó la chica y efectivamente había un baño. Comencé a quitarme la ropa hasta que noté que tenía una gran herida que fue curada con sumo cuidado, agradecía ese gesto ya que la sal del mar pudo haber empeorado la herida. Me duché y pude sentirme como nueva y agradecida de no tener ese olor tan apestoso.

El Sexto Herlado de los FatuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora