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(Pov Aether)

Maldición, siento que llevo días atrapado en este día. Paimon aún no lo nota pero espero que lo haga pronto.

—¿Qué ocurre viajero?— Paimon me miraba con curiosidad.

— No ocurre nada, solo estoy cansado.— Ya empecé este día por quinta vez, en aquel lugar debe estar Dunyarzad.

Y ahí estaba nuevamente, esperándonos en el mercado.

—¡Viajero, paimon! Los estaba esperando.— Sonreia al hablar, aunque ya lo sabía y lo que viene también.

—¡Buenos días Dunyarzad! Perdón por llegar tarde.— Paimon se rascaba la cabeza avergonzada, igual como mis otros días.

—¿Nos vamos? Comencemos por esos puestos de ahí.— Apunto al mismo puesto.

Ya no sabía que podía hacer para evitar repetir el mismo día una y otra vez, ya Me estoy desesperando.

— Aether, ¿Por qué te quedas ahí parado?¡En marcha!— Paimon tiraba de mi ropa.

Después de estar un rato realizando actividades nos acercamos a un pequeño puesto de un juego de suerte.

— En una de estas cajas hay un caramelo de distintos sabores, pero hay dos que tienen sabor a cola de lagarto y escaradiablo...— Paimon hizo cara de asco por lo último.

—¿Por qué esos últimos sabores?— Paimon me miro muy sonriente.— Vamos Aether, escoge tú.

Ya sé en donde se encuentra un caramelo de buen sabor, es la cuarta caja. Apunte con mi dedo la caja y como esperaba, era un caramelo de Solsettia.

—¡Que buena suerte tienes!— Me entregó el dulce aunque Paimon me lo quitó.

—¡Aether tiene una suerte descomunal!— Paimon me miró confundida.— ¿Te encuentras bien?

— Aether, ¿Quieres tomarte un momento para descansar?— Dunyarzad me acarició la espalda.

No me di cuenta en el momento que mi cara detonaba la frustración que sentía por no poder avanzar a un nuevo día.

Asentí ante las palabras de la chica, debía buscar una solución.

— Paimon, ven conmigo.— Ella asintió y nos sentamos en unas bancas en donde no había mucha gente circulando.— Tengo algo que decirte...— Ojalá Paimon no me tome por loco.— Siento que he vivido este día un montón de veces.

— Paimon también siente algo similar pero, ¿Será una mala broma de nuestro cerebro?— Tomé la mano de Paimon.

— En ese caso, haremos algo totalmente distinto a los otros días.

La lleve a la taberna de Lambad. Pedimos algunas cosas para comer, al hacer esto ya estamos rompiendo la dinámica del día del festival.

Aun que hayamos roto el esquema del día aún tengo la extraña sensación de que esto no acabará.
En este momento deberíamos encontrarnos con Dehya y Dunyarzad porque a la última trataron de robarle.

—¡Dunyarzad! No esperabamos encontrarte aquí.— Ella se paro y camino en nuestra dirección. Nos dirá su tragedia.

— Unos ladrones intentaron robarme, gracias a Dehya no lo lograron.— La chica morena solo asintió con la cabeza.— Vamos chicos, ya es hora del baile de Nilou.

Y aquí de nuevo ocurrirá la pelea de Kairi con los guardias y el sabio Azar.
Pero en el camino sentía como alguien me observaba y efectivamente, era una niña con el pelo blanco y las puntas de color verde.

El Sexto Herlado de los FatuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora