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(Pov Fujin)

Pasó un año de nuestra boda y vinimos a celebrar nuestro aniversario a otra nación.

Nos fuimos de vacaciones a Liyue por un tiempo para desconectar nuestros cerebros de Sumeru.

Como Kairi es la Primer Sabio tiene bastante trabajo pero Nahida nos dió bastante tiempo libre así que lo estamos desperdiciando aquí.

—¡Vamos a bañarnos!— Me jalaba con fuerza del brazo.—¡Sé un esposo complaciente por favor!

— No quiero broncearme.— Dejó de jalarme y se puso a mi lado.—¿Ya te cansaste?

— Un poco.— Se recostó de espaldas en una manta que tenía tendida en la arena.— Ya llevamos un mes y medio en este lugar y no quiero volver aún.

— Ni yo.— Me acosté a su lado.— Pero tarde o temprano tendremos que volver.

Un grupo de adolescentes pasaron por delante de nosotros y le miraron el trasero a Kairi. Son unos idiotas.

Tomé una toalla y cubrí su trasero.—¿Que haces?— Giró su cabeza para mirarme.— Tengo calor y me cubres.

Rodé los ojos.— Cielo, no tengo deseos de que otros idiotas te miren el trasero.— Se sentó frente a mi riendose.— Eres mi esposa y no quiero que miren algo que es mío.

— Eres tan posesivo que es excitante.— Me dió un beso.— Vamos a bañarnos y en la noche lo compenso.— Entendí la indirecta y me levanté con gusto.— Eres un pervertido.

-—Cállate, tu comenzaste.— Me llevo hasta la orilla del mar.—¿Feliz?

Negó y me adentré mucho más.— Ahora sí.

Se ve tan provocativa con traje de baño, entiendo un poco a los tipos que la miran sin descaro alguno.

Me abrazó de espaldas e introdujo sus manos dentro de mi pantalón de baño, tomó mi miembro y comenzó un vaivén placentero.

— No hagas esto aquí.— Miré a los lados y estaba bastante sonrojado por su culpa.— N-no es el momento adecuado.

Mordió levemente mi oreja y me estremecí.—¿No te gusta? Yo siento que estás bastante animado.

—¡Cállate!— Aumentó la velocidad.

—¿Tanto te excita verme en traje de baño?— Ugh, me atrapó.— Eres muy divertido, por eso te amo.

Quitó sus manos y se puso frente a mi.—¿Que te pasa?— Me abrazó sin decir nada.— Eres tan extraña.

— No haré algo tan indecente en un playa.— Me dió un beso.—¿Vamos a comer? Tengo hambre.

Salimos del mar y fuimos a unos puestos de comida que estaban cerca.

La mortal me pidió que le comprara un plato de carnes fritas.

Se lo entregue y se veía tan feliz por comer. A medida que comía se veía su cara de asco.

-¿Tan mal sabe?- Asintió triste.

- Yo recordaba que era más delicioso, ahora tiene un sabor insípido.- Me entregó el plato y probe un trozo de carne y tenía un buen sabor.

No quiero que se agobie y crea que esta enferma así que le seguiré la corriente.

Nos fuimos de vuelta a nuestro hospedaje y cuando entramos se fue al dormitorio.

-¿Estás bien?- Se veía un poco mal.

- Me duele un poco el estómago, la carne me sentó mal.- Me recosté a su lado y me abrazó.- Quiero quedarme lo que resta de día aquí, siento que voy a vomitar en cualquier momento.

El Sexto Herlado de los FatuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora