Min Yoongi, rey y alfa líder del reino de Seúl.
Park Jimin, un omega que llega a su vida para cumplir una misión.
"- Alfa...todos tenemos secretos..."
¤ Pareja principal: Yoonmin
¤ Drama / Angst / Romance
¤ Omegaverse AU
¤ Mpreg.
¤ Mención de otr...
La lluvia caía con fuerza. A pesar de ser primavera, la lluvia había empezado hace mucho rato. Pero él no lo había notado mientras corría entre los árboles y raíces sin borrar de su mente la imagen de su cuidadora llamándolo para golpearlo.
Soltó un sollozo cuando las heridas en sus piernas, causadas por las ramas que él había sido incapaz de ver en la oscuridad del bosque, comenzaron a arder más.
Pero nadie podría escucharlo, al menos no cuando estaba oculto tras ese árbol grande y fuerte que lo protegería de cualquier mal. Tenía que quedarse callado, así esa señora fea y mala no lo encontraría ni lo llevaría de regreso a esa casa vieja donde estaban los otros niños.
— Tengo frío... — murmuró cerrando sus ojos.
Sus cabellos marrones se pegaban a su frente húmeda y él solamente podía tiritar mientras cubría sus mejillas con ambas manos.
El sonido de unos pasos cerca le hicieron abrir los ojos de nuevo. ¿Lo había encontrado esa mujer? ¿Tan rápido? No. Pero él se había escondido bien. No tenía sentido.
Se arrodilló y asomó su cabeza para intentar ver. Pero terminó soltando un quejido cuando, debido a su torpeza, terminó cayéndose de cara a un lado del camino de piedras.
Comenzó a llorar. Se sentó y comenzó a limpiar sus mejillas aunque sus manos estuvieran sucias.
— Oh.
Esa voz le hizo alzar la cabeza, sus ojos brillantes por las lágrimas mirando al hombre de cabellos claros que estaba a metros de él con una bolsa a su espalda y una antorcha en la mano.
— Pequeño, ¿estás herido? ¿Qué haces en medio del bosque en plena noche? Es peligroso. — le dijo él dejando sus cosas en el suelo y corriendo en su auxilio.
El cachorro retrocedió por instinto así que el mayor se detuvo a una distancia considerable. Notó que el niño estaba empapado así que extendió su mano frente a él.
Una llama de fuego apareció, haciendo al menor abrir la boca asombrado. Se rió de eso y dejó aquella fuente de calor sobre unas ramas. El fuego no se apagaría aunque le cayera un tonel de agua encima, así que no había problemas.
— ¿Y tus padres?
— No tengo. — contestó el pequeño con una pequeña sonrisa agradecida.
— ¿Eres huérfano? — preguntó el mayor al aire. No esperaba respuesta alguna, no cuando el cachorro estaba tan contento de tener calor luego de quién sabe cuánto tiempo. — ¿Y quién te cuida?