❝REMEMBER❞ [Yoonmin]

C i n c u e n t a y t r e s

"No lloraré y no empezaré a desmoronarme."

La peineta dorada pasaba por sus dorados cabellos. Con delicadeza, sin hacerle ningún daño. Sus ojos se mantenían fijos en el espejo frente a él, observándose a si mismo con un rostro inexpresivo.

Su mirada bajó hasta su cuello, viendo la gruesa gargantilla negra con piedras doradas y un diamante colgando justo en el centro. A un lado, apenas visible debido a su camisa de seda blanca, se podía divisar su marca de unión. Pero eso no era lo que le hizo ladear su cabeza, dejando su cuello más a la vista.

Lo que le hizo ladear su cabeza fue asegurarse que aquellas marcas rojizas en su cuello, que ahora habían sido cubiertas con maquillaje, no se notarán en lo absoluto. Los dedos de Taemin se habían quedado ligeramente marcados en su suave y sensible piel luego de ese ataque. Y él no podía permitirse que algún noble asistente a esa dichosa reunión las notara.

Ayer en la noche, luego de todo el alboroto, el médico Real vino a revisarlo a pesar de lo que él pensaba. Lo revisaron tanto a él como a su doncella. Im Nayeon sólo había recibido un golpe, nada de cuidado. Y él, Park Jimin, estaba perfectamente; dejando de lado aquellas molestas marcas en su cuello. Su hijo estaba bien, y él mismo no había recibido maltrato físico. Así que no había podido quejarse.

Aunque intentó dormir esa noche, no pudo hacerlo. Pensando. Pensando en el porqué del ataque de Taemin. Le había tomado desprevenido, con la guardia baja, vulnerable. Lo pensó. Pensó mucho hasta que una idea llegó a él.

"Si te vas a quedar aquí, entonces no quiero causarte problemas." Le había dicho Taemin antes de huir.

Y cumplió. Nadie hizo preguntas. No tenían tenían qué. Después de todo, un asesino había entrado a esa habitación, atacado a su doncellas y luego se dirigió a él. Lo atacó, lo lastimó. Y de no ser por la oportuna llegada de Min Yoongi, ahora mismo Park Jimin estaría muerto. Esa era la historia que se había esparcido por los pasillos.

Esa era la historia que lo dejaba como una pobre víctima.

¿Víctima? ¿Se le podía llamar víctima a quien había conversado por minutos con su "asesino"? ¿Se le podía llamar víctima a quien había conversado con un potencial rebelde? La respuesta más segura sería no.

Pero él no había tenido que aclarar nada, y todo gracias a Taemin.

Al momento de ahorcarlo, le facilitó todo. Le evitó problemas, tal y como había dicho. ¿Que hubiera pasado si alguien entraba y lo veía conversando con su "atacante"? No lo sabía con exactitud, pero todas sus ideas se reducían en una sola palabra: problemas.

Unas manos en sus hombros le hicieron volver a la realidad. Su vista se alzó, encontrándose con la oscura mirada de su alfa.

— ¿Todo bien? — preguntó Yoongi.