❝REMEMBER❞ [Yoonmin]

T r e s

"Si hubiera cerrado mis ojos silenciosamente, podría haber escuchado el sonido de tu corazón."

Su mirada se paseaba entre las paredes y pasillos de aquel enorme lugar. Aún no lograba acostumbrarse a este sitio, entraba por un lugar y no sabía cómo regresar por donde había venido. Ers frustrante. Llevaba aquí ya tres días, ahora extrañaba su pequeña casita en el bosque rodeado de árboles y naturaleza. Habia aprendido muchas cosas en estos días, una de ellas, era que el lado derecho del castillo estaba estrictamente prohibido. ¿La razón? No la sabia y nadie había querido decírsela, lo cual le frustraba un poco.

Habia comprendido también que su rey mantenía una rutina diaria. Apenas el sol empezaba a dejarse ver se iba a su oficina o a algún lugar entre los guardias, desayunaba en el comedor y luego se encerraba toda la tarde en su oficina, ni si quiera salía de ésta para cenar. Luego de cenar regresaba a su habitación, así habia sido en estos días. Aunque no lo demostrara, las acciones del alfa le fastidiaban. Odiaba sentirse desplazado, y es que todas las demás personas le miraban recelosas e incluso con lástima. Las pocas veces que habia logrado entablar una conversación de más de cinco minutos con su rey habían terminado peleando.

- Omega Jimin.

El omega volteó encontrándose con aquella chica de largos cabellos castaños, y sonrisa tan particular, que le había cuidado y atendido desde que llegó.

- Buenos días, ¿Nayeon? - pronunció dudoso, habian tantas personas en aquel gran castillo que le resultaba difícil recordar quien era quien.

La omega asintió alegre por que al fin su señor había recordado su nombre - Mi señor, el rey Min le ha mandado a llamar. Dijo que le esperaba en la entrada oeste al jardín, en diez minutos. Con su permiso. - murmuró haciendo una reverencia antes de alejarse rápidamente de allí.

El chico de cabellos rubios formó inconscientemente un puchero con sus labios al no poder haber pronunciado palabra alguna hacia la joven. Giró su rostro en varias direcciones buscando a alguien que pudiera ayudarle a orientarse. ¿Entrada oeste al jardín? ¿Eso existía?

A unos metros de allí se encontraba parado un guardia, recargado sobre la pared, notablemente cansado e incluso se atrevía a decir que aburrido. Se acercó a pasos lentos, mostrando una sonrisa tensa, hasta quedar a un metro de él.

- Buenos días, disculpe señor. - murmuró Jimin inseguro.

El guardia alzó la mirada y no pudo evitar sentirse asombrado al ver al, que se suponía, era el omega del rey hablándole cara a cara. Rascó su nuca nervioso e hizo una reverencia hacia el joven omega, quien no pudo evitar agitar sus manos en un vano intento de detenerlo.