❝REMEMBER❞ [Yoonmin]

T r e i n t a y s e i s

" Sé como sentir. Sé que el amor existe. "

La mañana habia llegado. La luz del sol ingresaba tenuemente a la habitación gracias a las cortinas mal cerradas.

Yoongi abrió los ojos con dificultad. Sentía sus ojos muy pesados, soltó un suspiro y volvió a cerrar los ojos.

Respiró profundamente, logrando percibir aquel aroma dulzón que tanto le encantaba. Sonrió pasando su nariz por el marcado cuello del omega entre sus brazos.

Sus brazos rodeaban el cuerpo de su omega mientras que el rostro de éste estaba acurrucado en su pecho. Ambos cuerpos desnudos cubiertos apenas por una de las finas sábanas.

Sintió a Jimin suspirar aún dormido. El alfa lamió con posesividad el cuello del rubio, sintiendo a su lobo aullar de felicidad.

Mío. Completamente mío.

Las manos del mayor se deslizaron hasta la cintura de su pareja, acariciando con cariño. El cuerpo del omega tembló ante aquello.

El alfa se detuvo, reclamándose mentalmente. Seguramente Jimin estaba agotado luego de haber sido tomado cuatro veces la noche anterior. Debía dejarlo dormir al menos unos momentos más.

Jimin frunció levemente su ceño. Abrió uno de sus ojos con pesadez, encontrándose con la mirada de su alfa. Volvió a cerrar sus ojos, acurrucándose más en el pecho de su pareja.

Un momento... ¡O por todos los dioses!

El omega abrió sus ojos de golpe, soltando un chillido cuando la luz llegó a él de golpe. Sus suaves manos se dirigieron hasta su rostro, cubriendo y sobándose sus verdes ojos.

Yoongi besó la cabellera de su pareja. — Buenos días. — su tono de voz era bajo y ronco, logrando erizar el cuerpo del menor.

El menor levantó lentamente la mirada, haciendo al alfa suspirar. Sus cabellos estaban desordenados. Sus mejillas estaban rojas debido a la vergüenza y sus ojos entrecerrados.

Jimin escondió su rostro nuevamente en el pecho del mayor, cerrando sus ojos y apretando los labios, completamente avergonzado. — B-Buenos días... — susurró sin salir de su escondite.

El pelinegro sonrió al sentir el nerviosismo de su pareja gracias al lazo.

Era una sensación extraña. Era distinto al lazo que había tenido con Suran. Era más cálido, más fuerte. Su pecho se sintió cálido al sentir las tímidas manos de su omega moverse hasta su pecho.

— Parece que mi omega amaneció tímido. — murmuró divertido el mayor. — Ah... no veo porqué. De todos modos ayer recorrí tod-

— ¡Yah! — se quejó Jimin golpeando suavemente el pecho del alfa, no teniendo el valor suficiente para mirarle — No diga esas cosas, me avergüenza... — susurró lo último.