O c h e n t a

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"¿Estas maravillas algún día cesarán? Bendito sea el misterio del amor... "



Las manos del omega pasaron con suavidad por los cabellos azabaches de su hijo, acariciándolo mientras su cachorro se aferraba a él para alimentarse. Sus ojos verdes, heredados gracias a él, le miraban fijamente a pesar que seguía concentrado en tomar su leche.

Hizo una mueca cuando su cachorro se separó dando un pequeño mordisco a su pezón. — Oye, eso duele. — le dijo con voz calmada, recibiendo al instante la atención de su hijo.

Min Jijoon ladeó su cabeza por unos segundos, comprendiendo a lo que se refería al verlo sobarse la zona lastimada con su mano ahora libre. El pequeño abrió sus labios con sorpresa y se apresuró a dejar varios besos en el rostro de su madre, tal y como lo hacía él cuando lloraba.

Jimin comenzó a reír y plantó un beso en la mejilla del pequeño de once meses en su regazo. — Ya no duele. — susurró antes de volver a besar al pequeño, quien solamente rió al sentir que le daban cariño.

Alzó la cabeza cuando escuchó a sus doncellas entrar. Se acomodó la parte superior de su ropa y luego sentó correctamente a su hijo en su regazo, quien ahora señalaba con una gran sonrisa en el rostro a las mujeres que habían entrado.

— Majestad. — dijo Jihyo haciendo una sutil reverencia. — Jungwon oppa me acaba de decir que su Majestad, el Rey, vendrá en un momento. Veníamos a avisarle y a dejarle el té que pidió.

Nayeon se agachó lo suficiente como para quedar cara a cara con el pequeño, quien alzó sus manos hacia ella esperando ser cargado.

— ¿Qué es lo que quiere mi bello príncipe? — preguntó fingiendo ignorancia, recibiendo al instante un grito de enojo del pequeño. — Ahora ya no quiero cargarte, alteza. — le dijo la omega cruzándose de brazos.

Jijoon le miró y frunció su ceño, girando en su lugar, buscando con la mirada a su madre. — Ma... — murmuró el cachorro señalando acusador a la mujer frente a ellos.

La omega no pudo evitar soltar un chillido por lo bajo al ver como el pequeño principito tironeaba lo más que podía de la manga de su Rey, como si esperara que dijera algo para defenderlo. Estaba por tomar al bebé en brazos y llenarlo de besos y abrazos para quitarle esa cara de gruñón cuando la puerta siendo abierta le hizo mirar de golpe hacia el lugar del ruido.

— Majestad. — saludaron las tres mujeres a coro cuando notaron que era el Rey quien entraba.

¡Dah! — gritó Jijoon alzando sus brazos, moviéndose inquieto en su lugar al reconocer a su padre a unos metros de ellos.

— Las llamo si necesito algo. — susurró Jimin poniéndose de pie, mirando con una sonrisa agradecida a las tres. — Ya voy, ya voy. — murmuró riendo cuando su hijo le tomó del cuello, como una queja silenciosa cuando se detuvo.

❝REMEMBER❞ [Yoonmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora