Los días transcurrían con normalidad. Shokue intentaba ser un poco más independiente en sus misiones grupales, sus amigos la ayudaban manteniendo la mayor distancia posible, pero era una chica muy torpe, su técnica no era la mejor para el combate cuerpo a cuerpo y tampoco tenía habilidad con las armas, tarde o temprano siempre saltaban a su rescate.
—Geto Shokue —en el colegio Yaga dice su nombre justo a sus espaldas—, se te ha asignado una misión para eliminar una maldición de casi segundo grado por tu cuenta. En tu misión te acompañaremos Geto Suguru, un asistente y yo. Tú y la maldición serán cubiertas por una cortina y tienes que eliminarla por tu cuenta en menos de una hora, si se te acaba el tiempo o sales de la cortina se dará por fallida tu misión y nosotros eliminaremos la maldición.
—Entendido, Yaga-sensei —vocifera ella, sin girar a verlo pues se encuentra acurrucada en el piso, ocupada en algo más.
—La maldición parece tener forma de un toro, está ubicada en una estación abandonada en la otra ciudad. La maldición está dentro del metro detenido en la parada hacia Shibuya. El tren se encuentra en condiciones lamentables, no importa si causas daños materiales.
—De acuerdo.
—Tu misión se llevará a cabo el viernes, prepárate.
—Lo haré, Yaga-sensei.
—Shokue
—¿Sí?
—Deja de comprarle ropa a Panda, no le gustan.
—¡¿Ah?!
La actividad en la que estaba tan concentrada es expuesta. Se encuentra acurrucada en el piso, vistiendo a Panda con una camisa de marinerito. Ante la petición gira a ver a su profesor y a continuación al pequeño cadáver maldito, que incluso parece tener el ceño fruncido.
—¡Yaga-sensei! ¡Mírelo! —se lamenta, cargándolo entre brazos lo eleva del piso y coloca delante del rostro de su mentor— ¡Es adorable!
Ciertamente es adorable, pero el pobre se ve incómodo, la ropa le queda ajustada y no cubre del todo su barriga, además no lo deja mover los brazos.
—A Panda no le gusta —insiste el profesor.
—¡Panda! ¿Verdad que sí te gusta?
—Me gusta estar con Sho-chan —responde bajito.
—¡Ahí está!
—No dijo que le guste la ropa, por favor ayúdalo a quitarla.
—¡Yaga-sensei! —lloriquea. Deja a Panda en el piso para quitarle la camisita— ¡Qué cruel! ¡Muy cruel!
—Deja de gastar tus pagos en vestir a Panda, es un panda, no necesita ropa.
—¡Es usted quien lo tiene con un pañal!
—¡Se ve adorable y no le incomoda!
—¡Es un hipócrita!
—¡Fuera de aquí!
La acusación le gana un fuerte coscorrón y una patada en el culo que la termina por sacar de la habitación donde Yaga resguarda a Panda. Permanece tirada en el piso, sobando el golpe en la cabeza mientras lloriquea bajito. Si Nanami la viera la regañaría por ser tan débil, por lo que agradece no tenerlo cerca y que no sepa que su entrenamiento, a pesar de volverla físicamente resistente, no está haciendo mucho con su temperamento.
Llorona o no, sabe que debe volverse más fuerte.
Una misión para exorcizar un casi segundo grado por su cuenta...
Que miedo.
La pone un poco más tranquila saber que Yaga-sensei y Suguru estarán cerca de ella por si las cosas se descontrolan, pero eso no quita la posibilidad de que podría acabar herida de gravedad, incluso podría perder una extremidad o algo parecido.
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Hambre ;; JJK
Fantasy"Uno dice «vamos»" La historia de como Geto Shokue y Geto Suguru, dos primos inseparables, tomaron caminos distintos. "Y el otro dice «estoy cansado»"