45. Muerte.

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Geto Shokue ha muerto.

Contrario a lo que todos creen y ella profesa, Shokue no es realmente inmortal. En vez de no morir, la descripción correcta sería que vuelve de la muerte; aunque la técnica de Ue a veces le permite mantener la conciencia aún después de golpes o lesiones mortales, como ser decapitada o cortada a la mitad, si no se cumplen ciertas condiciones su alma es llevada al dominio interno de Ue, donde debe pasar unos segundos o minutos hasta que su cuerpo sane lo suficiente.

Pero esa vez las cosas se ven diferentes.

Ese no es el dominio de Ue.

Una fuerte luz la ciega unos segundos

Para cuando sus ojos se han acostumbrado es capaz de identificar la fuente de la luz.

Una ventana con las cortinas abiertas.

Está acostada en una cómoda cama, cubierta por la sábana más suave que ha sentido en su vida. Su pijama es muy cómoda. El lugar huele a comida deliciosa y el clima es perfecto para seguir durmiendo o levantarse a dar una caminata en un prado lleno de flores.

Se sienta en cama.

El suelo de madera, la mesa de noche blanca con un manga encima, los estantes llenos de libros y cómics, la música que suena de fondo...

No conoce ese lugar.

Pero todo se le hace tan familiar y reconfortante...

Ve por la ventana y ve la ciudad, ninguna maldición a la vista.

Y nadie tiene hambre.

Su habitación tiene un espejo, y en el reflejo puede verse a sí misma.

No.

Ese no es un espejo.

Es la puerta.

—Shokue, el desayuno está listo.

La persona que ingresa a su habitación y recoge los trapos de ropa sucia en el suelo no es su reflejo.

Es solo alguien idéntico a ella.

No es un fantasma, no es un cadáver.

Es su otra mitad.

—Hice tamagoyaki y salchichas en forma de pulpo como te gustan.

—Suguru...

—¿Sí, Shokue?

—¿Dónde... Dónde estoy?

—En casa.

—¿Por qué estás aquí?

—Porque soy tu hermano.

—Suguru... ¿Me amas?

—¿Eh? ¿Qué clase de pregunta es esa? —se ríe y desvía la mirada al tiempo que acomoda uno de los cómics en los estantes— Mírame, estoy recogiendo tu ropa sucia y preparando tu desayuno, ¿no eso lo dice todo?

—Entonces dime la verdad: ¿dónde estoy?

El silencio que se forma entre ambos se le hace eterno.

Interminable.

Infinito.

Tal como esos largos silencios en el colegio, cuando se sentaban a comer juntos y se negaban a intercambiar palabras sabiendo que de coincidir se maldecirían mutuamente.

—Estás muerta, Shokue.

—No puedo morir. Soy invencible.

—No más. Ahora estás muerta, muerta de verdad.

Hambre ;; JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora