42. Familia.

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La tarde que Megumi conoció a Shokue y Satoru era un día particularmente soleado y caluroso, él regresaba a casa del colegio. Habían pasado varios días desde la última vez que supieron algo de la madre de Tsumiki, y de su padre ni hablar. Su madre había muerto cuando él estaba muy pequeño, así que ni la recordaba ni la extrañaba.

Realmente no tenía a nadie a su lado más que a Tsumiki, quien lo había aceptado como su hermanito.

—¿Eres Fushiguro Megumi? —una voz preguntó a sus espaldas, interrumpiendo su camino a través del callejón.

—¿Tú quién eres? —devolvió la pregunta, molesto pero a la vez un poco nervioso. Giró para encarar al tipo y ante su cara de... ¿asco? Se sintió confundido— ¿Y esa cara qué?

—Nada —murmuró, intentando disimular el rostro que acababa de mostrar—, es que eres idéntico a ese sujeto...

—¿De qué hablas?

Detrás de él venía alguien más.

Bueno, en aquel entonces pensó que era ALGO más, una de esas entidades aterradoras que había empezado a percibir hace unos meses. ¿Un fantasma? El desconocido parecía no prestarle atención, así que pensó que quizás debería ignorarla también...

—Verás —dijo el albino—, tu padre en realidad viene de una familia muy respetable: ¡el clan Zen'in! Un clan de chamanes. Aún así él era un gran perdedor que nada más se fue de la familia y después te abandonó a ti, ¿puedes creerlo? —rió burlesco— Tienes poderes y puedes ver esas cosas también, ¿no es así? ¡Apuesto que ya manifestaste tu técnica maldita y todo! La familia Zen'in ama los chamanes con habilidades malditas de calidad, una técnica maldita se manifiesta entre la edad de cuatro o seis años, ¡el momento perfecto para vender! Eres algo que tu padre resguardó de la familia Zen'in, ¡su carta trampa! ¿No es humillante? —todavía con una gran sonrisa hizo un gesto de dinero. ¿Quién era ese tipo? ¿De qué hablaba? No lo estaba entendiendo. Se acurrucó a su nivel para verlo a los ojos, su sonrisa parecía volverse más y más grande. Odiaba sus palabras, pero odiaba más su falta de tacto, su tono burlesco y sarcástico— Tu padre, yo lo-

—¿Y qué? —reclamó por fin, aferrando sus manitas a su mochila— No me importa dónde está o lo que hace —la presencia aterradora todavía no le prestaba atención, pero podía verla respirar, su pecho subía y bajaba de manera rítmica—. No lo he visto hace años así que ya no recuerdo su cara, pero creo que entiendo lo que dices —del balcón de la porquería que tenían como casa asoma su hermana, quien esperaba su llegada para cenar juntos—. La mamá de Tsumiki tampoco ha regresado, así que ya se aburrieron de cuidar de nosotros y seguramente están viviendo felices juntos.

—Eh... —suspiró el hombre, decepcionado ante su reacción tan madura—, ¿de verdad estás en primer grado? —con otro suspiro se puso de pie— Bueno, si algún día sientes curiosidad sobre tu papá pregúntanos, ¿de acuerdo? —con una nueva sonrisa se señaló a sí mismo y a la presencia maligna a sus espaldas, confirmando que él también sabía que estaba ahí— Creo que podría interesarte —se sacudió el uniforme y se arregló las gafas oscuras—. Ahora, hablemos de negocio: ¿qué quieres hacer? ¿Quieres ir con la familia Zen'in?

—¿Qué pasará con Tsumiki? —notó como su respuesta hizo reaccionar al cadáver, despegando su mirada del cielo para dirigirla a él. Tenía los ojos irritados y los párpados inflamados, un rostro de pena. ¿De verdad no era un espíritu maligno o algo así?— Si vamos con esos tipos, ¿ella estará feliz?

—No —sentenció, severo—, absolutamente no. Te lo garantizo.

El rostro que puso debió ser respuesta suficiente, porque Gojo se rió y lo despeinó sin cuidado.

Hambre ;; JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora