16. Abundancia.

869 166 44
                                    

—¡Shokue! —exclama Suguru al verla entrar a la enfermería. Se pone de pie para acercarse a ella, quien a su vez eleva los brazos.

—¡No van a ejecutarme! —anuncia sonriendo.

—¡Hurra! —ríe Satoru justo a sus espaldas, imitando el gesto de elevar los brazos en forma de celebración.

—Shokue —suspira su primo, sujetándola entre brazos para abrazarla con fuerzas. Esta vez es él quien se aferra a ella, a la pijama que lleva puesta—, si se les ocurría algo así los hubiera matado.

—Lo sé —suspira ella también, devolviendo el abrazo—. Suguru, perdona por preocuparte, a partir de hoy voy a cuidarme yo sola.

—Yaga-sensei dice que probablemente te asciendan —comenta Nanami, sentado a pies de la cama ahora vacía. De brazos cruzados—. Hasta la cima. Serás una chamán grado especial.

—¿Qué quiere decir grado especial? —sabe que Satoru y Suguru son grado especial, porque son los más fuertes, ¿pero en verdad merecía ser un grado especial? A pesar de haber sobrevivido, no era tan fuerte como ellos dos, no lo creía.

—Llevas ya tres meses en el colegio y no sabes mucho, eh —murmura Shoko.

—Bueno, Yaga-sensei solo nos lleva a misiones —reclama, frunciendo el ceño. Suguru todavía no deja de abrazarla, y ella no intenta alejarse de él—, nunca nos enseña nada.

—Grado especial se dice de los chamanes con inmensa fuerza destructiva cuyo poder es inmesurable —explica Nanami. También son maldiciones que requerirían una bomba nuclear para ser aniquiladas, pero quizás debería omitir esa parte por ahora.

—Cool —ríe ella, pero por dentro aún se sigue diciendo que no merece ese lugar, que no es tan fuerte.

—No es tan bueno —murmura Haibara, sentado al lado de Nanami—, si te ascienden tanto ya no irás a misiones con nosotros y te enviarán sola a todos lados.

—¡¿Eh?! —quería ser fuerte para estar con sus amigos, ¡si ser tan fuerte los separaba de ellos preferiría morir!— ¡Eso es terrible! ¿Cómo los detengo?

—No creo que haya forma de detenerlo —suspira Shoko, inclinando la cabeza.

—Mierda —masculle. Frunce el ceño y aprieta los labios—, ¡no quiero andar peleando con maldiciones sin ustedes, Nanami-kun, Haibara-kun! —entre lloriqueos, por fin se suelta de Suguru solo para dirigirse a sus compañeros de clase, a quienes abraza— ¡Es aterrador! ¡Esa maldición era aterradora! —esta vez no son solo lloriqueos infantiles, está llorando de verdad mientras se aferra a sus amigos con fuerza— ¡Creí que iba a morir! ¡Creí que no volvería a verlos y que no volvería a comer hamburguesas con ustedes! —solloza a mares de manera escandalosa— ¡Haibara-kun! ¡Quiero comer un montón de hamburguesas contigo!

—Shokue-san —susurra Yuu, y sus ojos se llenan de lágrimas. Devuelve el abrazo con más fuerza—, ¡vamos a comer todas las hamburguesas que quieras! ¡Tú también, Nanami-kun!

—¡Wah! ¡Me van a hacer llorar también! —exclama Satoru, que no soporta no ser el centro de atención por demasiado tiempo. Sin permiso se abraza al grupo.

—Por favor, suéltenme —masculle Nanami, que a diferencia de Satoru detesta la atención.

Después de un largo rato entre lágrimas y abrazos, Nanami, Haibara y Shoko se retiran de la enfermería para irse a dormir. Suguru se queda en la enfermería, y Satoru solo sale un rato para traerle agua a Shokue.

—¿Cómo te sientes? —pregunta Suguru. Tomando asiento al lado de ella en la cama. Le acaricia el cabello. El tacto de Suguru es muy frío, sus manos están siempre heladas.

Hambre ;; JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora